¡Se lo merecen! PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Martes, 24 de Mayo de 2011 05:12

UrnasEl apabullante triunfo del partido llamado Popular (PP) en las elecciones autonómicas y municipales del 22 de mayo podría hacer sospechar que el reino de España es mayoritariamente de derechas. No es cierto. Lo que sucede es que los vasallos estamos hartos de la ineptitud, de las mentiras y de la chulería demostradas por los líderes del partido Pseudo Socialista Obrero Español (PSOE), que ha abandonado su tradición, su idiosincrasia, su programa y hasta su vergüenza de antaño. Fue un partido marxista, republicano y laicista durante un siglo, hasta 1979.

 

Precisamente por esa historia honrada los vasallos le dimos mayoría absoluta en las elecciones generales de 1982, porque suponíamos que era el partido de Pablo Iglesias, de Indalecio Prieto, del doctor Negrín, de Fernando de los Ríos y de tantos otros intachables socialistas. Volvió a triunfar en 1986, otra vez en 1989, y de nuevo en 1993. Esto demuestra que en el reino hay una mayoría de izquierdas, que votó al PSOE por creer que seguía siendo el fundado por el Abuelo.

   Sin embargo, ese partido Pseudo Socialista presidido por Felipe González cayó en todas las corrupciones. Hizo un referéndum para que el reino se integrase en la cadena de mando de la Organización Terrorista del Atlántico Norte (OTAN), después de haber prometido salir de ella y echar fuera las bases militares extranjeras. Creó los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) para hacer terrorismo de Estado. Se financió ilegalmente por medio de empresas fraudulentas, como Filesa. Dio lugar a que hubiese 1.200.000 desempleados. Como resultado de todo ello y mucho más, las elecciones generales de 1996 las ganó, por hartazgo popular, el partido supuestamente Popular, que parecía empezar a serlo.

 

El Gobierno del desgobierno

 

   No del todo, porque en las generales de 2004 triunfó el partido Pseudo Socialista, con el ínclito Rodríguez Zapatero a su frente, y repitió la victoria en 2008. El enemigo del imperialismo gringo se convirtió a partir de entonces en el más sumiso vasallo del emperador de turno. Designó un Gobierno de personas todavía más incultas e ineptas que él, capaces únicamente de desbaratar cuanto hacen. Su política ha consistido en legislar contra los trabajadores, alcanzar los cinco millones de desempleados, destruir el estado del bienestar, afirmar que es antipatriótico denunciar la crisis económica que nos amenazaba, asegurar que Sarkozy y Berlusconi envidian su política económica, explicar que el reino se encuentra en desaceleración económica, pero no en crisis, para después someterse a los dictados del capitalismo, obedecer a la derecha europea más recalcitrante, echar la culpa del descrédito internacional del reino a que estamos tardando más que otros países en salir de la crisis que por fin reconoce, y encima presumir de estar poniendo en práctica la política que necesita el reino, gracias a su acertada dirección.

   Naturalmente, el electorado ha hecho pagar al partido Pseudo Socialista Obrero Español los errores continuados de su líder, con un descalabro generalizado en autonomías y municipios. Es el anuncio de lo que sucederá en las elecciones generales cuando se convoquen. Los diez puntos porcentuales de ventaja de los presuntamente populares avanzan el inminente apocalipsis pseudosocialista.

   Esto no significa que el reino de España sea de derechas. Los electores han castigado al PSOE por su política antisocialista y antisocial, contra los trabajadores y los pensionistas, contra los estudiantes y las amas de casa, contra los emigrantes y los inmigrantes, y con mucho refinamiento contra los desempleados que crea a diario.

   Pero la mayoría de los vasallos de su majestad el rey católico no somos de derechas. Lo que pasa es que hemos aprendido a razonar, desoyendo las incitaciones gubernamentales a que nos droguemos con el fútbol cotidiano y no pensemos en los asuntos esenciales. Y la razón demuestra que si el partido Pseudo Socialista dice ser de izquierdas, pero ejecuta una política de ultraderechas, lo más lógico es votar al partido que se autoproclama Popular, porque admite ser de derechas y anuncia un programa conservador. Al menos, no miente al pueblo, como hacen reiteradamente los pseudosocialistas.

   Algo semejante sucede con la supuesta coalición Izquierda Unida, que ya sólo está coligada consigo misma. Su coordinador general advirtió durante la campaña, y lo ha repetido al conocer los resultados, que impedirá el gobierno del partido llamado Popular a toda costa allá donde pueda, es decir, pactando con el partido Pseudo Socialista Obrero. Eso no es un programa político, es la aceptación del triste papel de mamporreros del PSOE. En consecuencia, si su actitud va a consistir en apuntalar al PSOE, lo más sencillo es votar directamente al PSOE, y evitar los intermediarios.

 

El triunfo de los descontentos

 

El resultado más abrumador es el que denota el triunfo de los descontentos. Según los datos estadísticos ministeriales, la abstención ha sido de 11.710.762 electores, lo que supera al tercio del censo. Si a esa cifra se suman los 389.506 votos nulos y los 584.012 en blanco, resulta que los vasallos ajenos a estas elecciones suman 12.684.280, y se convierten en la primera fuerza política del reino.

   Puede que haya influido algo en la estimativa política general el Movimiento 15 de Mayo, con sus reclamaciones de democracia efectiva ya. Quizá algunos drogados por el fútbol han caído en la cuenta de lo que representa la política en la monarquía, una sucesión de escándalos económicos protagonizados por los principales partidos a escala nacional, autonómica y local. Los acampados estos días han hecho notar que el ejercicio de la política en la monarquía del 18 de julio es una corrupción total.

   Y hay que resaltar el éxito espectacular de Bildu en Euskadi. La derecha del reino ha clamado contra el Tribunal Constitucional, por haber autorizado que se presentara a las elecciones y las ganase democráticamente. Su propósito es impedir que Euskadi pueda expresar libremente sus preferencias políticas, y que solamente concurran a las elecciones los partidos de su gusto. Se han distinguido en su odio a la libertad de expresión la secretaria general del partido supuestamente Popular, y la tránsfuga presidenta de Unión Progreso y Democracia. Nos preguntamos por qué la Fiscalía General del Estado no denuncia esas palabras, por incurrir en desacato al Tribunal Constitucional y en un intento de oponerse al artículo 22 de la vigente Constitución: Dolores Cospedal y Rosa Díez son dos fascistas que pretenden impedir la normal convivencia de los vasallos de este reino, y eso constituye un delito..

   Bildu se merece el triunfo, el PSOE el descalabro, y el PP y UPyD el desprecio.

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Arturo del Villar  es Presidente del Colectivo Republicano Tercer Milenio