Libia da una lección a España Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Arturo del Villlar / UCR   
Domingo, 22 de Mayo de 2011 05:57

Manu Brabo   Según afirman los medios de comunicación de masas, que nunca se equivocan, puesto que reciben las informaciones de las agencias de prensa gringas, Libia es un país tercermundista, sin civilizar, y dirigido por un feroz dictador. Hasta hace tres meses nadie sabía que fuese tan criminal sádico exterminador de su pueblo, así que era amigo de todos los dirigentes occidentales, que lo recibían con los máximos honores en sus civilizadas naciones; pero en cuanto lo descubrieron organizaron una cruzada para bombardear cristianamente el país y matar hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos, y así evitar que pueda asesinarlos el dictador.  

 En cambio, el reino de España es un país europeo que disfruta de una democracia sin tacha, como que la monarquía fue instaurada por un ex–general rebelde causante de una guerra, un millón de muertos, medio millón de exiliados y un número incalculable de presos políticos. Ahora ya no hay presos políticos en España, porque los separatistas entre rejas dicen que no se consideran españoles, luego no hay ningún preso político español. Por eso esta democracia modélica contribuye con sus barcos y aviones a la destrucción de Libia, para terminar con su dictador. 

   Y sin embargo, Libia ha dado una lección al reino de España, al liberar a un español que entró ilegalmente en el país y se unió a los rebeldes armados por las democracias occidentales. El llamado Manu Brabo se sometió a una rueda de prensa al llegar a Madrid tras su liberación, en la que explicó su aventura libia. Lo hizo con un lenguaje tabernario, lleno de tacos soeces, impropio de una nación civilizada y culta, sin duda aprendido en las cárceles libias, que son tercermundistas.

   Explicó que se hallaba junto a los rebeldes, cuando las tropas gubernamentales los atacaron. Vívidamente describió que los rebeldes salieron huyendo, sin utilizar las armas que les ha proporcionado la Organización Terrorista del Atlántico Norte para que combatan por su libertad. Parece que esa guerra sólo interesa a los cruzados de la OTAN, y que los rebeldes les dejan que bombardeen ellos, puesto que se empeñan en liberarlos. Al carecer de cultura, no comprenden tan loable operación bélica.

   El llamado Manu fue detenido por las tropas gubernamentales, y llevado ante un juez. ¿Qué se puede esperar de un juez libio? Un juez civilizado lo acusaría de colaborar con los rebeldes, puesto que carecía de acreditaciones como fotoperiodista, y se hallaba ilegalmente en el país. Durante la dictadura española, a los maquis y los guerrilleros que trataban de derribarla se los fusilaba sin contemplaciones legalistas, y el dictadorísimo era amigo de los dirigentes occidentales y protegido del Imperio.

   Pero Libia es un país subdesarrollado tercermundista, así que el juez le acusó de entrar ilegalmente en su territorio, y le dio a elegir entre quedarse legalmente con una acreditación como periodista, o marcharse libremente. No influyó en el ánimo del juez que el reino de España, como colonia obediente del imperialismo gringo, tiene barcos y aviones integrados en las operaciones de la OTAN, y es en consecuencia un país que está en guerra con el suyo, dispuesto a arrasarlo para que el Imperio se haga con el excelente petróleo extraíble de su subsuelo. ¡Qué juez tan bárbaro! ¡Qué país!