Las penas de telediarios Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Gregorio Morán   
Lunes, 17 de Abril de 2017 04:33

Los telediarios son la manifestación más evidente de la desvergüenza informativa; sin excepción de países ni de regímenes. Eso sí, se diferencian en las dosis.

Los hay totalmente falaces y existen otros, que con grandes dosis de habilidad, te hacen creer que están regidos por la ecuanimidad y el respeto a la pluralidad. No hay trabajador honesto de un telediario que no sufra esto todos los días y sin la menor posibilidad de cambiarlo. Incluso a algunos les gusta y les reporta sustanciosas regalías.

Si la memoria no me falla, la invención de la expresión “pena de telediario” nació en Barcelona, gracias a una consejera de justicia del Partido Socialista de Cataluña cuyo nombre prefiero no recordar y que tampoco pasará a la historia por esto, sino por su cobardía y su desprecio absoluto a la igualdad de las personas ante la ley.

He visto en los telediarios escenas de vergüenza ajena, especialmente en las cadenas oficiales (más de wáter que de información).  Pero siempre se trataba de delincuentes, a los que incluso se retiraba su condición de “presuntos”, que con el tiempo ha devenido cómica.  Existe un catálogo de categorías de “presunciones” en función de su potencial económico y jurídico; lo sabe hasta un pasante de despacho para pobres. Decir por ejemplo, que Rodrigo Rato debe considerarse un presunto delincuente mientras no le caiga la sentencia definitiva, resulta una estafa informativa. ¿Dentro de cuantos años de recursos y maniobras podrá llegar la sentencia firme de este estafador, no presunto sino confirmado en todas las operaciones financieras en las que ha participado, en el Estado y fuera de él. 

"Injusticia legal"

Para entonces no sé si estará muerto y mantendrá el título de “presunto consuetudinario” pero nosotros echaremos ortigas. Lo ricos curtidos en las malandanzas son inmunes a la muerte súbita. Una presunción de inocencia, que avala la negativa a su denuncia pública puede durar un mínimo de cinco años, por poco importante que seas,  y para entonces quién carajo tendrá interés en el nombre real, si él ha gozado de nuestra ingenuidad y tú has admitido una “injusticia legal”, expresión mucho más precisa que la de “pena de telediario”;  lo que al fin se reduce a que después de todo lo que has engañado, te pueden ver con los pantalones bajados. ¡Qué humillación la del estafador de estado en paños menores porque le han retirado el cinturón!  La estafa en sí puede apreciarse como delito menor, pero que te encuentre haciendo el ridículo en calzoncillos es una ofensa democrática . ¿O no?, ilustres juristas.

Ahí tienen el caso del ex alcalde del PP de la población valenciana de Quartet. Francisco Huguet, detenido el 30 de mayo de 2015 por tantos delitos que ocuparían un párrafo entero de esta columna. Como tenía una empresa de helicópteros contra el fuego, se encargó a sí mismo la contrata; blanqueó dinero, malverso caudales públicos y fue condenado por cohecho. ¿O quizá no y sea otro “presunto” desde mayo de 2015? Libre y sin cargos.

Pero lo suyo tiene el aire de filme de humor digno de Ernst Lubitsch. Le ha sacado al Estado 40 mil euros porque apareció en una foto esposado por la policía hacia el juzgado de instrucción de Sagunto. Una humillación a persona tan particular. Ni en Sicilia los grandes mafiosos se hubieran atrevido a tanto. Después de robar a manos llenas, hay que proteger la intimidad del delincuente, asegura el Poder Judicial.

Roca Junyent "levitaba"

Con razón Miguel Roca Junyent respondía al enterarse de una sentencia que  le era favorable, que no sólo estaba contento, “sino que levitaba”. ¡Así también levito yo, y cualquier letrado en situación similar! Los bufetes de altos vuelos no sólo están felices, sino que hasta levitan sin entrar en mayores detalles. En las grandes operaciones jurídicas o  financieras, gentes tan poco dadas a los grados más altos de la espiritualidad, confían en  suspenderse  rodeados de ángeles y querubines.

Al financiero y multimillonario de procedencia húngara y nacionalidad norteamericana Georges Soros, le preguntaron el otro día si él creía en la existencia de la lucha de clases. “Por supuesto, pero la hemos ganado nosotros”.

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Fuente: bez.es