“No había pan para tanto chorizo” PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Lucas León Simón   
Domingo, 26 de Febrero de 2017 00:00

mentira

 Érase un país hundido en la más infinita corrupción. Todo estaba podrido. Una falsa democracia amparada en una falsa Constitución y soportada por unos gánsteres a los que se llamaba “políticos”.

El presidente del falso Gobierno decía que “la corrupción era una anécdota” y los teletipos de las noticias se reían a plena carcajada. Decenas de casos de las más variadas corrupciones se descubrían cada día: desde chorizadas urbanísticas de concejales de ayuntamientos de tercera a mafias organizadas en todo el Estado,  pasando por Autonomías de distinto color político.

Imperaba la “Ley del 3%”. Las empresas se adjudicaban contratos públicos “engrasando” previamente a los partidos gobernantes, a los ministros, consejeros, alcaldes o concejales. Cada obra o proyecto tenía sobrecostes espectaculares que doblaban o triplicaban el presupuesto inicial.

Se abrían cuentas en bancos de Suiza, Panamá, Jersey o Delaware por cualquiera: familiares de la Casa Real, cantantes, deportistas, folclóricas, tertulianos y el “coño la Bernarda”.

La evasión fiscal, la elusión de impuestos, el quebranto de la economía pública,  era el deporte nacional. Los ricos pagaban el 6 % del PIB y los pobres el 94 % restante. La mayoría de impuestos era indirectos y pagaba igual un parado que el presidente del Consejo de Administración de un banco, jubilado millonariamente con una auto-indemnización.

Los Bancos sólo estaban para obtener beneficios, engañaban a los pensionistas de forma “preferente” y si, por casualidad, tenían alguna pérdida, había generosos rescates que pagaban hasta el 30 % de trabajadores que estaban en desempleo crónico.

Una confesión religiosa estaba exenta de cualquier tipo de impuesto, recibía una generosa financiación de las arcas públicas e inmatriculaba como propia cualquier propiedad que pasara volando. Era la primera propietaria de bienes inmuebles, con diferencia.  Era reaccionaria en lo social, tenebrosa en lo cultural y medieval en lo religioso. Participa con amplitud de participantes e impunidad casi absoluta en la “multinacional pederasta” y sus obispos, haciendo honor a San Pedro, eran “una piedra”. De dura y pesada.

Los partidos se financiaban así, ilegalmente,  desde los tiempos de Maricastaña-Fraga. Acudían dopados a las elecciones que ganaban con el respaldo mayoritario de pucheros, monjas, curas, frailes y retrasados mentales varios. Los días electorales se llenaban de disminuidos físicos y mentales, arropados por monjitas de su asilo que buscaban su sopa boba.

La Justicia y todas sus administraciones y manifestaciones del poder de la ley, estaban “tomadas” por el poder de la “Cosa nostra”. Tribunales Constitucionales, Supremos, Audiencias Nacionales, Magistraturas, Fiscalías… estaban al servicio del Poder. El visible y el oculto.  Condenaban a tres años de cárcel por el robo de una bicicleta y dejaban en libertad sin fianza a los “investigados” y en algún caso, condenados, por media docena de delitos.

Había una “Casta”, super-poderosa,  de aforados, políticos activos y cesantes, jueces, militares con o sin graduación que disfrutaba de privilegios, pensiones, coches oficiales y pases gratuitos varios, con derecho de pernada sobre el pueblo llano, esquilmado, estafado o desahuciado a quien todos le habían perdido el respeto.

No había “pan para tanto chorizo”. Era el país del embutido. Eran amos inmortales del cerdo. Cerdos todos.

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Fuente: Blog de Lucas León Simón