Justicia española, la ramera mayor del Reino (2) Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Tomás F. Ruiz /UCR   
Domingo, 26 de Febrero de 2017 00:00

En el verano del 2014, cuando el caso Noos estaba en su punto álgido, más de 15 publicaciones en español (algunas latinoamericanas) recogieron el texto que escribí bajo el título: “Justicia española, la ramera mayor del reino”.

El hecho de que en este texto predijera que Su Alteza real, la infanta Cristina, sería absuelta de todos los cargos que pesaban sobre ella, me granjeó en aquellos momentos una abrumadora respuesta por parte de aquellos que aun creían en la justicia española y estaban convencidos de que la hija del rey pagaría por todo lo que había hecho.

En aquellos momentos había muchos ciudadanos que, indignados por el robo sistemático que venía cometiendo el instituto Noos (regentado por la infanta Cristina), esperaban una sentencia ejemplar que demostrara que la justicia no se casa con nadie y que ese artículo de la Constitución en el que se afirma que todos los españoles son iguales ante la ley se cumpliría puntualmente.

Aquí tienen la sentencia: la justicia española no sólo se ha pasado este punto de la Constitución por salvas sea la parte; la justicia española se ha prostituido “corporativamente” para intentar tapar las excrecencias de una familia real que ha perdido ya toda su dignidad ante el mundo. La justicia española ha trabajado duramente, como corresponde a la esclavitud sexual a que los jueces la tienen sometida, para que ninguno de los ilustres miembros de la familia real española se ahogue en la miasma de mierda en la que ya están metidos hasta el cuello. Perdón por las palabras malsonantes... Nunca me ha gustado recurrir a la literatura sicalíptica, pero es que cuando hablo de la sangre azul española no encuentro otros epítetos.

Sin embargo, estos días he vuelto a recibir varios “feed back” (respuestas aprobatorias) sobre mi texto del verano del 2.014, e mails en los que alaban mi insólita condición de adivino y me felicitan por haber pronosticado el fallo. Bien, es hora de confesar que no soy ningún adivino, ni un vidente, ni tan siquiera un hábil nigromante. Lo cierto es que no tuve que utilizar ningún conjuro para adelantarme en el tiempo y predecir la absolución de la princesita. Ahora, tampoco tengo que convertirme en vidente para prever la implícita impunidad que esta sentencia garantiza a cualquier otro miembro de la Casa Real española. Esto es, si cualquier miembro de la familia real aparece implicado de nuevo en futuros delitos económicos, puede recurrir a esta sentencia absolutoria, que sienta jurisprudencia y le garantizará la automática absolución de todos sus cargos. Mantener intacta la institución monárquica, a pesar del desprestigio que arrastra el ilegítimo rey de España (rey padre o rey hijo, tanto monta, monta tanto), ha servido en este caso de reprobable justificación para los gigolós que administran la justicia española.

Bastaba con echar un rápido vistazo a toda esa caterva de patéticos jurisprudentes que se ocupan del caso Noos, con la prevaricadora figura del fiscal anticorrupción Pedro Horrach al frente, para deducir que en este procedimiento de lo que se trataba era de desvirtuar hechos, alterar pruebas, justificar conductas delictivas, diluir la responsabilidad de los robos cometidos y ofrecer la imagen de una princesita desamparada e indefensa, que no sabía lo que hacía cuando el truhán de su esposo le pedía que firmara documentos tan falsos como comprometedores. Diplomada en Ciencias Políticas, con un máster sobre Relaciones Internacionales y varios años de servicio en la UNESCO, la infanta Cristina asegura que no sabía de qué iban los papeles que firmaba y la magistrada Samantha Romero, apoyada por las también magistradas Rocío Martín y Eleonor Moyá que la juzgan, se lo aceptan... “¡Manda cojones!” que diría un español castizo.

Para finalizar voy a marcarme un nuevo farol como adivino y voy a hacer otra nueva y reveladora visión del futuro: Urdangarín no cumplirá ni un mes en la cárcel de los seis años a que ha sido sentenciado. Supongo que, dada la veracidad de mi primera predicción, ahora no tendré muchos detractores.

Podría ir más allá y atreverme incluso a predecir que en un futuro (no tan lejano como muchos creen), todos los implicados en esta farsa de juicio que se ha montado en torno al caso Noos serán procesados; unos por actuar como delincuentes barriobajeros robando impunemente dinero público (la princesita, su marido y todos sus cómplices) y otros por su amparo y complicidad con el delito que han cometido (magistradas que firman la sentencia, fiscales, abogados y demás escoria que ha participado en este procedimiento de burla a la legítima justicia).

Lo que aun no tengo muy claro es el tiempo que tomará abatir un aparato judicial como el español, convertido en insólito lupanar por sus actuales captores. La implantación de una justicia digna tiene que llegar precedida de un movimiento popular que se eche a las calles y haga cambiar radicalmente todo este mafioso mecanismo de amparo a delincuentes.

Dejo pendiente de fecha esta última predicción e invito a todo el que piense como yo a denunciar públicamente en manos de qué execrable sistema judicial estamos, así como a declarase en rebeldía contra una justicia que se ha ganado a pulso el título de Excelentísima e Ilustrísima Ramera Mayor del Reino.