Sin casa, sin curro, sin pensión: 9+1 historias de la "generación frustrada" Imprimir
Opinión / Actualidad - Laboral
Escrito por Laura Albor / lainformación.com   
Viernes, 08 de Abril de 2011 05:25

Miles de jóvenes se manifestaron ayer en Madrid contra la política de recortes sociales del Gobierno Alrededor de 3.000 jóvenes, según fuentes de la Policía Municipal, se manifestaron ayer en Madrid contra la política de recortes sociales del Gobierno y para denunciar que siendo "la juventud más preparada de la historia vivirá peor que sus padres". Te ofrecemos la historia de nueve de ellos ¿te reconoces en alguna?

Sandra tiene 16 años, hace primero de Bachillerato en Madrid, en el futuro le gustaría ir a la Universidad y estudiar Pedagogía o Geografía e Historia. Tiene asumido que haga lo que haga las cosas no le resultarán fáciles: "La situación me hace pensar que nos va a costar salir de la crisis y que las generaciones jóvenes somos las que vamos a sufrir las consecuencias".

 

A Sandra le queda todavía un largo y movedizo camino por delante. A 20 años de distancia se encuentra Gilber Grape, vive en Madrid aunque es de Cádiz. Su vida ha sido un continuo vaivén de empresas en las que ha ido haciendo prácticas y ha conseguido becas, pero ha tardado años en dar con un puesto como autónomo trabajando de documentalista: "es un poco inestable, pero es mejor que nada", lamenta.

Ayer varios miles de jóvenes salieron a las calles de Madrid, Barcelona, Murcia... fueron convocados por la plataforma "Juventud Sin Futuro" para manifestarse en contra de la precariedad, el paro, la privatización de la educación y la política de recortes sociales del Gobierno.

Síndrome de estancamiento

Una de las asistentes a la de Madrid fue Elena, quien a sus 29 años atesora en su C.V. una licenciatura en Ciencias Políticas, un Master en Organización y Gestión de Recursos Humanos, el Cap, un curso de Formador de Formadores y además habla inglés y francés. Pese a su experiencia académica y las numerosas prácticas que ha hecho, esta joven de Jaén todavía se sorprende y asegura que ha tenido "suerte" por encontrar un puesto de trabajo de mileurista.

"No me puedo quejar, estoy trabajando pero... me siento frustrada, no tengo un trabajo en el que me pueda desarrollar ni en el que pueda progresar", y subraya "es frustrante ver que con 30 años no puedes tener tu vida, ni siquiera empezarla, sientes que tu talento, tus ganas, tu esfuerzo, no sirve para nada. Vivo en un piso compartido con dos chicas Erasmus, diez años después vivo exactamente igual que cuando empecé la carrera".

A tres años de Elena se encuentra Ángel, tiene 26, es de Elche y aunque empezó a estudiar Ciencias Ambientales lo abandonó por una enfermedad y ahora trata de abrirse camino con su propia empresa: una consulta de masaje tradicional chino en su casa. "Está creada de forma clandestina, es la única solución que vi" explica a lainformacion.com, aunque admite que de momento no le da ingresos por lo que tiene que vivir con sus padres.

"Veo un futuro cada vez con menos recursos energéticos, alimentarios, menos trabajo, los ricos cada vez más ricos, los pobres cada vez más pobres... a mi generación la definiría como "la consecuencia del mal".

Sin fuerzas para luchar

Nueve años por delante encontramos una historia difícil, la de Mychelle Sanz. Vive con su madre viuda y las dos tienen que sobrevivir con una pensión de 500 euros "yo no tengo ayuda, desempleo, ni ahorro" explica y lamenta que pese a llevar trabajando desde los 17 años sólo cotizara tres. "Estuve trabajando en una fábrica pero jamás me hicieron un contrato laboral, ni me dieron un sueldo fijo y trabajaba alrededor de 12 horas diarias".

La situación que atraviesa esta joven es un reflejo claro del desánimo de otros jóvenes de su tiempo: "Hace semanas que ya no veo un futuro. Después de 17 años luchando esperanzas e ilusiones ya no me quedan".

De hecho, Pedro de 31 años reconoce que "el futuro no lo veo mal, lo siguiente. Vivimos en un país que te da la espalda". Este madrileño que actualmente vive en Torrevieja se quedó en paro hace tres años, en todo ese tiempo no ha conseguido más que un trabajo de jardinero a media jornada que rechazó porque cobraba menos de la mitad de lo que percibía en ese momento de prestación.

"Estoy en tratamiento psicológico con crisis de ansiedad, insomnio y un montón de problemas debido a mi cambio de nivel de vida", afirma y lamenta haber tenido que volver a vivir con sus padres después de doce años fuera de casa. "Encima tengo que dar gracias de tener la suerte de poder tener un techo y un plato de comida, ya que hay mucha gente que no tienen ni eso y se ven en la calle".

Rumbo a donde sea...

"Estudio traducción e interpretación y por la crisis tengo, aparte de los estudios, dos trabajos". I.M. es un madrileño de 21 años que admite ser de los que tienen suerte "y mucha". Pese a ser un "privilegiado" acudió ayer a la manifestación de la capital "lo peor es que tampoco pedimos nada del otro mundo, simplemente que con una titulación se pueda obtener un trabajo, que dicho trabajo tenga unos contratos mínimamente decentes".

Sin embargo, I.M. sabe que tal y como están las cosas su mejor baza es la de emigrar: "si la situación no cambia tengo clarísimo que me iré de España, con mi formación no tendría tantos problemas de adaptación, llegas al punto de decir "cualquier cosa es mejor que esto".

De la misma opinión es Alberto que desde enero no ha hecho otra cosa que echar C.V. "Voy por los polígonos, pero no necesitan gente, hasta ponen carteles de "no aceptamos currículum". Me estoy planteando estudiar alemán o inglés para probar a buscar trabajo por Europa", asegura este valenciano de 23 años que llevaba trabajando desde los 15.

Ahora ha tenido que volver a casa de sus padres, algo que le está haciendo revisar su visión de futuro: "Yo tenia la idea de antes de llegar los 30 tener mi piso, mi trabajo estable y una vida asentada donde poder empezar a tener hijos. Tengo la sensación de que en vez de avanzar estoy dando pasos hacia atrás"

14 trabajos en nueve años

"Estudié economía así que conozco muy bien cómo se mueve el mundo" afirma Álex, 33 años, de Barcelona. Cansado de pasar de un trabajo mal remunerado a otro (catorce en nueve años) ha decidido crear su propia empresa, de base tecnológica aunque reconoce que "siempre estás buscando, aunque tengas un trabajo porque sabes que te puede durar poco tiempo."

Cuándo se le pregunta cómo definiría a su generación Álex es contundente: "No me gustan las etiquetas con ellas se encasillas colectivos, con ellas se marcan a los rebaños, se ponen códigos de barras a los sueños...", aunque no se contiene y la sentencia como "la generación jodida".

+1 El último testimonio es el de Isabel. Ella no pertenece a esta generación frustrada pero asegura que en numerosas ocasiones se ha preguntado "qué hacía la juventud en este país que no decía nada". Ayer, tras conocer la noticia de la manifestación, se mostraba optimista, "ojalá sea la chispa que despierte de su somnolencia a toda la sociedad. Estamos anestesiados."