Los mártires de Chicago, el origen del 1º de Mayo PDF Imprimir E-mail
Nuestra Memoria - Semblanzas / Biografías
Escrito por Irispress   
Viernes, 01 de Mayo de 2015 04:13

Los mártires de Chicago, el origen del 1º de Mayo

“¡Un día de rebelión, no de descanso! Un día no ordenado por los voceros jactanciosos de las instituciones que tienen encadenado al mundo del trabajador. ¡Un día en que el trabajador hace sus propias leyes y tiene el poder de ejecutarlas! Todo sin el consentimiento ni la aprobación de los que oprimen y gobiernan. Un día en que con tremenda fuerza la unidad del ejército de los trabajadores se moviliza contra los que hoy dominan el destino de los pueblos de toda nación.

Un día de protesta contra la opresión y la tiranía, contra la ignorancia y la guerra de todo tipo. Un día en que comenzar a disfrutar ‘ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso, ocho horas para lo que nos dé la gana”.

 

Así rezaba la circular distribuida por los centros de trabajo de los Estados Unidos convocando a la huelga general. Era la primavera de 1886. La movilización culminó en los sucesos asociados para siempre al nombre de Haymarket, ytres años después al Día del Trabajo. Un homenaje de la Segunda Internacional a los mártires de Chicago, declarando el Primero de Mayo como la jornada mundial del proletariado.

Los mártires de Chicago, el origen del 1º de MayoUna llama revolucionaria que nace en la Comuna de París

  1. espíritu reivindicativo de los trabajadores norteamericanos de finales del XIX bebe directamente de la primera gran revolución proletaria de la era industrial: la Comuna de París de 1871. En el último cuarto del siglo de la centuria, Chicago era una industriosa ciudad poblada por inmigrantes organizados influido por el ideario anarquista y el movimiento que abolió la esclavitud en los EEUU.

Paradójicamente, la Guerra de Secesión acabó con los esclavos de las plantaciones del sur, pero dejó al descubierto la situación de los nuevos esclavos, los obreros fabriles del norte. Cualquier protesta eran brutalmente reprimida por los pistoleros de la patronal o la policía, y las condiciones laborales no diferían mucho a las de los esclavos. Unas condiciones que provocaron esa llamada a la huelga general.

El primero de Mayo de 1886, se convocó en la Plaza Haymarket de Chicago una gran manifestación obrera contra la empresa McCormick. Demandaban una jornada de ocho horas de trabajo (lo habitual era trabajar 12 o incluso 18 horas). La policía cargó contra los manifestantes que coreaban proclamas como esta:

 

“Nos proponemos rehacer las cosas.
Estamos hartos del trabajo por nada,
escasamente para vivir;
jamás una hora para pensar”.

Murieron varios trabajadores; lo que agitó la llama de la protesta frente a la fábrica McCormick, que seguía funcionando gracias a esquiroles.

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De Haymarket al juicio sumarísimo a los mártires de Chicago

manifestacionesLas manifestaciones se sucedieron el 2 de mayo, con un saldo de dos huelguistas muertos por la policía, el 3 y el 4, cuando de nuevo se reprimieron las reivindicaciones con disparos. Pero, esta vez, los huelguistas respondieron lanzando una bomba que acabó con la vida de siete agentes.

La represión en forma de detenciones y torturas no tardó en llegar. August Spies, Samuel Fielden, Oscar Neebe, Michael Schwab, George Engel, Adolf Fischer, Albert Parsons y Louis Lingg, obreros de filiación anarquista fueron juzgados bajo el cargo de asesinato y conspiración para cometer asesinato. Todos fueron condenados a la horca, aunque finalmente solamente Fischer, Parsons, Engel y Spies fueron ejecutados el 11 de noviembre de 1886. Lingg apareció muerto en su celda.

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Justo antes de morir, Albert Parsons – el más popular de los mártires de Chicago– pronunció su histórica frase “let the voice of the people be heard!” (dejad que se escuche la voz del pueblo). Engel, otro de los mártires, recriminó durante su proceso al tribunal:

“¿En qué consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde sea imposible que mientras unos amontonen millones […], otros caen en la degradación y la miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben ser utilizadas en beneficios de todos. Vuestras leyes están en oposición con las de la naturaleza y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar […] No combato individualmente a los capitalistas; combato al sistema que produce sus privilegios. Mi más ardiente deseo es que los trabajadores sepan quiénes son sus enemigos y quiénes sus amigos. Todo lo demás merece mi desprecio. Desprecio el poder de un gobierno inocuo. Desprecio a sus policías y a sus espías”.

Desde 1890, los trabajadores del mundo recuerdan a los mártires de Chicago el 1º de Mayo.

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Fuente: Irispress