Lecciones aprendidas en miles de huesos PDF Imprimir E-mail
Nuestra Memoria - Las fosas de la Memoria
Escrito por Natalia Junquera   
Miércoles, 08 de Julio de 2015 00:00

Por sus manos han pasado huesos célebres, como los de Cervantes, Neruda, Allende o el Che; pero también miles de esqueletos sin nombre: los hijos, maridos, hermanas, madres de alguien hecho desaparecer por motivos políticos, étnicos o religiosos. El congreso Cuerpo, ciencia, memoria y política en las exhumaciones contemporáneas, organizado por el CSIC, acaba de reunir en Madrid a algunos de los mejores forenses del mundo con antropólogos, historiadores y psicólogos que han dedicado cientos de horas a escuchar el relato de los familiares de desaparecidos en el Holocausto, la matanza de Srebrenica, la dictadura chilena, la argentina, la española…

 

“Las exhumaciones se han convertido en una herramienta fundamental de los derechos humanos”, explica el antropólogo Francisco Ferrándiz, director del congreso. “Llevamos diez años estudiando el caso español y queríamos compararlo con otros países. Los investigadores extranjeros se quedan en shock al descubrir que en España estos procesos se hacen sin cobertura judicial. Queríamos organizar este debate en un momento en el que además hay una fascinación por lo forense derivada de series como CSI o Bones”.

Durante 20 horas, los especialistas compartieron la experiencia acumulada en los recónditos rincones donde los asesinos escondieron a sus víctimas. La antropóloga estadounidense Sara Wagner recordó cómo aprendió a hablar con los familiares, a respetar los incómodos silencios en casa de una de las madres que habían perdido todo en Srebrenica. “Enterrar a un hijo es terrible, pero seguir esperándole es aún peor”, le dijo. El psicólogo español Carlos Beristáin citó a otra madre de El Salvador: “Nosotras sabemos, los asesinos saben. Queremos que la sociedad sepa”.

El forense Francisco Etxeberria, que recientemente ha participado en la exhumación de Cervantes y ha recuperado, con la sociedad de ciencias Aranzadi, más de 6.000 esqueletos de fusilados del franquismo desde el año 2000, explicó que alguna fosa la habían encontrado tras levantar cinco metros de basura y que en otras muchas no pudieron hacer nada porque habían sido “machacadas por postes telefónicos”. “La fosa irá perdiendo protagonismo, pero con independencia de que se exhumen o no, deben ser lugares de memoria y protegidas a perpetuidad por decisión del pleno del Ayuntamiento correspondiente”.

Luis Fondebrider, presidente del Equipo Argentino de Antropología Forense, que ha trabajado en 50 países, al servicio de 10 comisiones de la verdad, el tribunal para la antigua Yugoslavia o la ONU, habló de los nuevos retos. Acostumbrados a buscar a desaparecidos tras una dictadura o conflicto, ahora trabajan en México en el caso de los 43 estudiantes quemados de Ayotzinapa, las narcofosas, los feminicidios y los que mueren intentando llegar a EE UU. “Estos inmigrantes son secuestrados por bandas, torturados y asesinados. Las mujeres son vendidas para prostitución. La situación está fuera de control. La respuesta de las autoridades es insuficiente, muchas morgues no tienen medios y siguen desapareciendo más. Se ponen parches, pero tan importante es investigar lo que pasó, como prevenirlo”.

La búsqueda del Che

El equipo de Fondebrider participó también en 1997 en la identificación de los restos del Che recuperados en Vallegrande (Bolivia) por un grupo de científicos cubanos liderado por Jorge González, que pronunció la conferencia inaugural del congreso. González tenía 44 años y 13 teorías sobre su destino cuando llegó a Bolivia, en 1995. Con su equipo, asignó a cada entrevistado “una puntuación de 0 a 10 según nivel de participación y credibilidad”. Habían hablado con soldados bolivianos, sus mujeres e incluso con alguna de sus amantes. El 28 de junio de 1997, tras casi dos años de búsqueda y ocho días de excavación, hallaron en la vieja pista del aeropuerto una fosa con siete cuerpos.

González llamó a los expertos argentinos para que realizaran la identificación. Un informe firmado por ambos equipos estableció que el segundo esqueleto hallado en la fosa, el que llevaba un abrigo y un paquete de tabaco en el bolsillo, era el del Che. Un forense español cuestionó en 2007 que  los restos óseos fueran los del Che. Fondebrider explica que no hicieron prueba de ADN “porque no hacía falta”.”Teníamos el molde de sus dientes, el informe de la autopsia, las heridas en el Congo… y le faltaban las manos -amputadas 28 años antes como prueba de identificación-. De haber tenido la mínima duda nunca habríamos firmado el informe”, insiste.

De la fosa a los tribunales

“Las fosas son incontestables”, asegura Carlos Beristáin, coordinador del informe Guatemala Nunca Más y asesor de comisiones de la verdad en Perú, Paraguay o Ecuador. “Con los huesos se exhuman verdades”. Y pone como ejemplo la exhumación en 2013, junto al forense Francisco Etxeberria, de dos fosas en el Sáhara en las que hallaron los cuerpos de ocho saharauis, entre ellos un padre y su hijo. La Instancia Equidad y Reconciliación —creada por Marruecos para reparar a las víctimas de los crímenes durante el reinado de Hassan II— había dicho que cuatro de aquellas víctimas habían muerto en un cuartel. La exhumación demostró que habían sido asesinados y enterrados en esta fosa abierta 37 años después. Dos de los cuerpos tenían un DNI español en la cartera. El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz procesó el pasado abril a 11 mandos militares marroquíes por estos hechos, entre otros.

El trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense ha sido determinante en la celebración de multitud de juicios por los crímenes de la dictadura argentina. Fueron sus peritos quienes certificaron que cadáveres hallados en playas de Buenos Aires habían sido lanzados desde gran altura, los llamados vuelos de la muerte.

En España, Francisco Ferrándiz recordó que, aunque las exhumaciones de las fosas del franquismo no habían tenido “repercusiones penales”, los familiares de las víctimas habían podido contar su historia a los jueces del Supremo. “Quince años antes, cuando se abrió la primera fosa, eso era algo impensable”.

La ciencia no siempre es suficiente. Oran Finegan, del Comité Internacional de la Cruz Roja, explicó cómo en los Balcanes habían aprendido a ajustar expectativas. “Los forenses no son magos”.---------------

Fuente: elpais.com