Eibar y la 'leyenda' de los Borbones Imprimir
Nuestra Memoria - La Segunda República
Escrito por Jabi León   
Jueves, 12 de Junio de 2014 00:00

Para algunos no es más que una mera coincidencia. Para otros, en cambio, puede tratarse de uno de esas leyendas misteriosas sin resolver digno de ser analizado en el programa de televisión Cuarto Milenio que conduce Iker Jiménez. El caso es que las celebraciones más multitudinarias que han tenido lugar en Eibar en el último siglo han servido de antesala a la marcha de los dos últimos reyes de la dinastía borbónica.

 

Lo más curioso de todo es que la localidad de Debabarrena ha adquirido un protagonismo especial en la salida de los dos últimos Borbones (Alfonso XIII y su nieto Juan Carlos I) sin haber tenido que justificar su sobrenombre de ciudad armera.

Y es que los eibartarras han demostrado que es posible terminar con una época mediante una buena fiesta y sin necesidad de usar las armas; una vía pacífica made in Eibar que bien se podría exportar a otros lugares en conflicto en los que se demandan cambios integrales.

Sea como fuere, el primero de esos misteriosos capítulos sin resolver se remonta al 14 de abril de 1931. Ese día miles de eibarreses se echaron a la calle para celebrar la proclamación de la II República española. Fueron los primeros en hacerlo en todo el Estado. Esa misma jornada el rey Alfonso XIII puso pies en polvorosa y abandonó el país.

El segundo de esos enigmáticos episodios tuvo lugar el pasado día 31 de mayo de 2014. Al igual que hace 83 años, el pueblo de Eibar se echó a la calle; en esta ocasión para celebrar por todo lo alto el histórico ascenso del equipo de la ciudad a la Primera División del fútbol estatal. Apenas dos días después el rey Juan Carlos I siguió los pasos de su abuelo y abdicó en su hijo, el príncipe Felipe. ¿Casualidad o causalidad?

Alfonso XIII se va

Todo comenzó a raíz de los resultados que depararon las elecciones municipales celebradas el 12 de abril de 1931; apenas dos meses después de que el rey Alfonso XIII pusiera fin a la dictablanda del general Berenguer y nombrara nuevo presidente al almirante Juan Bautista Aznar.

Aunque en las zonas rurales triunfaron los monárquicos porque el viejo caciquismo seguía funcionando, las candidaturas republicano-socialistas ganaron en 41 de las 50 capitales de provincia.

Tal y como recoge el historiador eibartarra Jesús Gutiérrez en su libro La insurrección de octubre del 34 y la II República en Eibar, conocido el sorprendente resultado de las elecciones "el fin de la corrupta monarquía se daba por hecho".

Tanto es así que la madrugada del martes 14 de abril de 1931 llegaron a Eibar los rumores de que la República ya era una realidad en toda España. Y esos rumores corrieron como la pólvora porque para antes de las seis de la mañana todo el pueblo ya se había congregado en la céntrica plaza de Unzaga. Mientras tanto, en el interior de la casa consistorial los concejales que conformaron la nueva corporación municipal resultante de las elecciones del domingo anterior acordaron "por unanimidad" proclamar la República. Así, "poco después de las siete menos cuarto de la mañana" izaron la bandera tricolor en el balcón del Ayuntamiento y notificaron al pueblo que, a partir de ese momento, ya vivían en régimen republicano.

Sin embargo, en todo el país la población estaba en la calle pero, excepto en Eibar, nadie había proclamado la II República. Hasta que poco después del mediodía Lluis Companys repitió el gesto de los eibarreses en Barcelona y en las horas posteriores la bandera republicana se izaba en el Palacio de Comunicaciones de Madrid, en Sevilla, Zaragoza, Donostia, Valencia, etc.

Recuperada la calma tras el final de la incertidumbre, en Eibar poco a poco fueron tomando conciencia de que se había entrado en la historia del país como vanguardia del movimiento y colocaron en la fachada del ayuntamiento una placa por la que la plaza de Unzaga pasaba a llamarse plaza de la República. Para entonces el olor a fiesta ya se dejaba sentir por toda la ciudad, con la población acompañando a la Banda de Música y coreando La Marsellesa, La Internacional y el Gernikako Arbola.

Poco después, a eso de las 20.45 horas, Alfonso XIII abandonaba el Palacio Real camino de Cartagena, desde donde embarcó rumbo a Marsella. En Eibar, en cambio, las celebraciones por la proclamación de la II República continuaron en las jornadas posteriores, que culminaron con el nombramiento de Muy Ciudad Ejemplar por parte del nuevo Gobierno de la República.

Juan Carlos I abdica

El segundo episodio misterioso que une a la ciudad armera con la salida de un Borbón tuvo lugar hace apenas diez días. Al igual que durante la proclamación de la II República, el pueblo de Eibar volvió a echarse a la calle el pasado 31 de mayo; esta vez para festejar el histórico ascenso del equipo de fútbol local a la Primera División.

Los ecos de esa celebración todavía no se habían apagado en la ciudad cuando Juan Carlos I, con el índice de popularidad más bajo de sus cuatro décadas de reinado y acuciado por problemas de la más diversa índole, presentó su abdicación de la Corona.

Parece que el todavía monarca ha dejado todo bien atado con los dos principales partidos políticos del país para que sea relevado en la jefatura del Estado por su hijo, el príncipe Felipe. Aún falta una semana para que ocupe el trono dejado por su padre, pero a buen seguro, a estas alturas Felipe VI ya tendrá conocimiento de la leyenda que une a la ciudad armera con su familia.

Ocho días no es mucho tiempo, y los preparativos del nombramiento y la coronación están ya en marcha. Es cierto que Rajoy, Rubalcaba y sus respectivos partidos se están dando mucha prisa para arrancar las hojas del calendario y llegar al día 19. Seguramente ese día suspirtarán todos mirando de reojo a Eibar. A veces la historia es tozuda y las cosas ocurren porque tienen que ocurrir.

Miles de eibarreses abarrotan la plaza de Untzaga el 14 de abril de 1931, durante la proclamación de la II República. (Foto: Archivo Municipal de Eibar)

 

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Fuente: Noticias de Guipúzcoa