Entrevista a Francisco Martínez “Quico”: ‘Ahora soy guerrillero contra el olvido´ PDF Imprimir E-mail
Nuestra Memoria - La Guerrilla antifranquista
Escrito por Rebeca Martínez   
Martes, 14 de Octubre de 2014 00:00

La Guerra Civil española terminó oficialmente en 1939, pero no para todos. Multitud de hombres y mujeres, declarados contrarios al gobierno que se instauró después del golpe de estado militar –o simplemente sospechosos de serlo-, tuvieron que escapar a la represión por la vía del exilio o del monte, desde donde lucharon por defender la II República. Surgió así la figura del opositor al franquismo, del guerrillero, o del ‘maquis’, que luchó en la clandestinidad para devolver la democracia al pueblo. Francisco Martínez López ‘Quico’, de 86 años, fue uno de los guerrilleros que protagonizó este periodo histórico y ayer celebró el segundo aniversario de los Yayoflautas de Murcia en la Asociación de Vecinos de Zarandona.

 

Francisco abrazó desde muy pequeño el apego a la República y la causa de los trabajadores. Sus padres, campesinos, eran reconocidos socialistas y su casa, ubicada en la región del Bierzo, sirvió de enlace y refugio para muchos de los que fueron compañeros suyos más tarde.

«El régimen nos hizo madurar deprisa y con diez años ya espiaba los movimientos de la Guardia Civil para avisar a ‘los del monte’», contó.

Después de ser delatado por un falangista, entró a prestar servicio a la Guerrilla en 1947 («allí elegías entre la vida o la muerte porque sabías que si te descubrían era el final») y permaneció en ella hasta 1951. Durante estos años sufrió la pérdida de amigos, supo de las torturas a las que eran sometidos los detenidos, pero también aprendió valores que «no están presentes hoy en día en nuestra sociedad».

«La Guerrilla fue una iniciativa de abajo, del pueblo, y allí aprendimos a convivir comunistas, anarquistas, socialistas y gente sin afiliación, porque teníamos un mismo objetivo: derrocar la dictadura». Además, fue testigo del empoderamiento de las mujeres, «que realizaron un papel imprescindible, como enlaces y como luchadoras, muy a pesar de los nazis».

Cuando se terminó este periodo Quico tuvo que exiliarse a Francia, de donde regresó, «sin identidad», en 1976. Ahora, sigue siendo guerrillero, pero ya no contra Franco, sino contra el olvido, «porque en España se ha querido silenciar todo lo que ocurrió entonces y la historia que conocemos es la que contó Franco». «Aún no nos han pedido perdón».

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Fuente: laopiniondemurcia.es