80 años del final de la Guerra Civil: España, 1939 Imprimir
Nuestra Memoria - La Guerra Civil
Escrito por José Luis Ibáñez Salas   
Domingo, 17 de Febrero de 2019 05:05

El último año de la Guerra Civil española comienza prácticamente con una paradoja, el Gobierno republicano decreta el estado de guerra, el 23 de enero. La misma norma nombraba a José Miaja generalísimo de todos los ejércitos, un cargo sin precedentes en la zona republicana. En la zona franquista, el estado de guerra, aunque al margen de la Constitución, suspendida de hecho, se había ido declarando en cada territorio a medida que se le iba incorporando a la rebelión. Dos días después, ante la inminencia de la llegada de las tropas franquistas, el Gobierno republicano se traslada a Figueres, en la provincia de Girona, la más importante localidad de cuántas se hallan cerca del territorio francés.

 

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Caída/conquista de Cataluña

Las tropas del general José Solchaga entran el 26 de enero en Barcelona. El camino del exilio a Francia se desborda: los refugiados colapsan ya la frontera con el país vecino, que no sabe cómo acogerlos y los irá destinando a campos de pésimas condiciones. Mientras, el día 1 del mes de febrero, en el castillo de Figueres tiene lugar la última reunión de las Cortes republicanas antes del exilio. En dicha sesión, el presidente Juan Negrín vuelve a proclamar su intención de negociar con los franquistas un acuerdo de paz en torno a la independencia de España, la capacidad de decisión de la forma de gobierno por parte del pueblo español y la negación de ambos bandos del uso de la represión posterior.

El 5 de febrero Girona es conquistada por el avance franquista. Los principales dirigentes republicanos cruzan la frontera con Francia: el presidente de la República, Manuel Azaña; el de las Cortes, Diego Martínez Barrio; y los de los gobiernos autonómicos catalán, el líder de Esquerra Republicana de Catalunya, Lluís Companys, y vasco, José Antonio Aguirre, del Partido Nacionalista Vasco. Tres días más tarde Negrín hace lo propio, aunque el 10 de febrero regresa a territorio español y llega a Alicante, desde donde se trasladará la localidad alicantina de Elda.

Se promulga en la zona franquista el día 9 la Ley de Responsabilidades políticas, uno de los principales pilares (el primero legal además) del esfuerzo represor que impulsa la definitiva instauración de un régimen dictatorial surgido de la propia victoria militar. Tropas franquistas alcanzan la frontera francesa con Cataluña. El éxodo republicano asciende a cifras inauditas.

Los acontecimientos se desencadenan en una espiral que avanza hacia el centro del triunfo de la causa franquista. Así, el 21 de febrero se celebra en Barcelona el llamado Desfile de la Victoria que, presidido por el general Francisco Franco, se convierte en un acto de pretendida majestuosidad para festejar lo que los rebeldes consideran la liberación de la segunda ciudad más importante del país. Seis días más tarde, Reino Unido y Francia reconocen al Gobierno franquista, con lo que dan definitivamente la espalda a la legitimidad republicana. Azaña presenta desde su exilio francés por carta al presidente de las Cortes, Martínez Barrio, su dimisión como presidente de la República.

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Una guerra civil dentro de una guerra civil

Si no fuera ya el camino republicano un descenso imparable hacia la catástrofe, el 5 de marzo el coronel Segismundo Casado da en Madrid un golpe militar de Estado contra el Gobierno de Negrín. La intención de los golpistas es acabar con la Guerra Civil por medio de un acuerdo estrictamente entre militares para conseguir el doble objetivo de impedir el proyecto comunista, que resultaría falso, de prolongar los combates hasta el presumible estallido de una conflagración en Europa y de reducir las represalias del bando vencedor. Un día después, los golpistas crean el llamado Consejo Nacional de Defensa, presidido por el general José Miaja, y del que formaban parte ocho consejeros, Casado en Defensa y el dirigente socialista Julián Besteiro en Estado como miembros más destacados, junto al también socialista Wenceslao Carrillo en Gobernación. En medio de esas conspiraciones que acelerarán la derrota republicana (de hecho, de alguna manera, adelantando el golpe de Casado), la flota constitucional intenta evitar caer en manos de quintacolumnistas y de favorables al golpe interno de Estado, y toma rumbo al puerto francés de Bizerta, en las costas tunecinas, donde arribará cinco días más tarde. En Madrid, comienzan los combates entre casadistas y comunistas. Negrín y sus ministros salen de España en avión desde el campo de aviación alicantino de Monóvar. Los asesores soviéticos y los principales dirigentes comunistas también huyen. La guerra civil dentro de la Guerra Civil finaliza el 12 de marzo con el triunfo de los golpistas, tras la rendición un día antes de los últimos combatientes comunistas.

El 18 de ese mes, el Gobierno franquista firma con Portugal el Tratado de amistad y no agresión hispano-portugués.

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Victoria y derrota

Pocos días más tarde, el 23, el Consejo de Defensa envía emisarios a Burgos para negociar la rendición con los del propio Franco. Pero el día 27 Franco no acepta la rendición a cambio del cese de las represalias, y ordena a sus ejércitos que inicien la definitiva ofensiva, llamada de la Victoria. Ese mismo día 27 de marzo de 1939 la España franquista se adhiere al Pacto Antikomintern, el acuerdo que ya en noviembre de 1936 firmaran Japón y Alemania para combatir a la Internacional Comunista (Comintern, o Komintern), y al cual ya se habían ido adhiriendo otros países como Italia.

Sin encontrar resistencia, ante la rendición de los ejércitos republicanos, entran en Madrid el 28 de marzo las tropas de los autodenominados nacionales, al mando del general Eugenio Espinosa de los Monteros. Besteiro, que se ha negado a huir, al contrario que el resto del Consejo, incluido Casado, es detenido por las nuevas autoridades (un año y pocos meses después morirá enfermo en la prisión sevillana de Carmona, acusado de delito de adhesión a la rebelión militar como tantos otros pese a lo aberrante de tal acusación, tras haber sido penado con 30 años de cárcel). El día 29, ante el avance franquista y la desmovilización de los derrotados republicanos, Cuenca, Albacete, Ciudad Real, Jaén y Almería pasan a integrar la nueva España del general Franco. Y el 30 Valencia y Alicante engrosan asimismo el territorio nacional. La desesperación por huir en los últimos puertos marítimos que les quedaban a los franquistas por conquistar es total. Murcia es la última capital de provincia en ser ocupada por los victoriosos ejércitos del general Franco, y Cartagena también es tomada por ellos: es el 31 de marzo. Ese mismo día se produce la firma del Tratado germano-español de amistad entre el Gobierno franquista y la Alemania nazi.

1 de abril de 1939: Franco firma el último parte oficial de guerra, que dice como se sabe aquello de "En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”. La Guerra Civil española finaliza con la victoria de quienes se sublevaron en julio de 1936, y dará como resultado la inmediata derrota total del orden constitucional republicano y del intento de establecimiento de la verdadera democracia, así como la implantación de un régimen dictatorial unipersonalista con la figura de Franco como cabeza directora y visible. Décadas después del final del conflicto fratricida las heridas siguen abiertas, si bien la Transición a la democracia que siguió al fallecimiento del general Franco se cimentó sobre el avasallador deseo y el espectacular consenso de abolir las intenciones de considerar disputas políticas a las represiones ejercidas en ambos frentes y durante la dictadura.

El día en que finaliza la Guerra Civil con el triunfo de los sublevados y la dictadura se extiende por todo el territorio español, el Gobierno de Estados Unidos reconoce al régimen de Franco. España se retira de la Sociedad de Naciones el 4 de mayo, siguiendo los pasos de Alemania, que ya lo había hecho seis años atrás.

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Una dictadura española

El 14 de ese mes de mayo se establece el racionamiento general de alimentos y el 19, un día después de que Franco entre por vez primera en Madrid como el autócrata que es, tiene lugar el llamado Primer desfile de la Victoria, momento en el que el general José Enrique Varela impone al jefe del Estado la Gran Cruz Laureada de San Fernando.

En el verano de aquel 1939, concretamente el día 27 de julio, el general Gonzalo Queipo de Llano, que viene ejerciendo como una especie de virrey no nombrado desde julio del año 36, es llamado a Burgos por Franco para consultas ante sus reiteradas críticas y declaraciones intempestuosas contra el propio Caudillo y contra el ministro Ramón Serrano Suñer. Es el principio del ostracismo de quien había ejercido a sus anchas en Andalucía funciones que nunca fueron especificadas por norma o decisión gubernamental alguna. Cuatro días después, Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS, el partido único del Movimiento) tiene nuevos Estatutos.

La Ley de la Administración Central apuntala el poder de Franco desde el 8 de agosto, y el día 10 comienza la andadura del segundo Gobierno franquista, al que le corresponderá vérselas con el anunciado conflicto internacional. De hecho, España se declara neutral el 4 de septiembre, tras el reciente estallido de la Segunda Guerra Mundial.

El 25 de agosto se había producido la fundación del Instituto Español de Moneda Extranjera (IEME), y también la promulgación de la Ley sobre Provisión de plazas de la administración del Estado con mutilados, excombatientes y excautivos, que adjudicaba el 80% de las plazas de empleo público a quienes, siendo claro está vencedores, habían sufrido más directamente los avatares de la vanguardia y la retaguardia durante la guerra.

El 23 de septiembre de aquel año 39, una ley amnistía a quienes hubieran cometido “determinados hechos de actuación político-social” durante la Segunda República siempre que fueran “personas respecto de las que conste de modo cierto su ideología coincidente con el Movimiento Nacional y siempre de aquellos hechos que por su motivación político-social pudieran estimarse como protesta contra el sentido antipatriótico de las organizaciones y gobierno que con su conducta justificaron el Alzamiento”.

Franco abandona el 18 de octubre la ciudad de Burgos y se instala en Madrid, aunque tardará en fijar su residencia definitiva en la muy cercana localidad de El Pardo (en la actualidad un distrito capitalino), antiguo cazadero monárquico en uno de cuyos edificios convertido en palacio se alojaría hasta su muerte. En tanto se acondicionaba ese palacio habitará en un castillo cercano, esta vez en el lugar también madrileño de Soto de Viñuelas (hoy perteneciente a la localidad de Tres Cantos), hasta marzo de 1940.

En ese mismo mes, el día 24, se promulga la Ley de Protección y fomento de la industria nacional, auténtico pistoletazo de salida de la autarquía por medio de la cual se definía la “industria de interés nacional”.

El 31 de noviembre, trasladados desde Alicante en una ceremonia que contó con una gran movilización, llegan los restos del fundador de Falange José Antonio Primo de Rivera al monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

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[Este texto es una adaptación de algunos pasajes de mi libro El franquismo (publicado en 2015 por Sílex ediciones).]

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Fuente: Nueva Tribuna