Responsabilidad y memoria PDF Imprimir E-mail
Nuestra Memoria - I República
Escrito por José Luis Casas Sánchez   
Jueves, 11 de Enero de 2018 00:00

En 1999 la revista Historia y Política dio a conocer un trabajo de Timothy Garton Ash aparecido el año anterior en una publicación estadounidense. Se titula La verdad sobre la dictadura y trata acerca del modo en que los países que habían sufrido regímenes dictatoriales debían enfrentarse a su pasado una vez iniciada la transición hacia un nuevo sistema político. Se basa en la comparación del caso de Alemania con el de otros países del centro y del este de Europa (sobre todo Polonia y Checoslovaquia), que habían experimentado el tránsito desde un modelo comunista. Todo ello a partir de la particularidad del caso alemán, ya que primero tuvo que afrontar el pasado nazi y luego el comunista de la República Democrática.

 

No me voy a adentrar en el contenido del artículo, sino que me interesa reseñar su planteamiento teórico acerca de cómo afrontar la cuestión en torno a cuatro preguntas fundamentales: ¿hay que afrontar el pasado o es mejor olvidar y mirar hacia el futuro? ¿cuándo se debe afrontar el estudio del pasado, si es que hay que hacerlo? ¿quién debería realizar dicho estudio? y, por último, ¿cómo afrontarlo? Son cuestiones que podemos aplicar al caso de España y en particular a todo cuanto tiene que ver con la historia de la represión desatada, durante la guerra civil y tras la misma, por quienes se sublevaron contra la República.

Al enfrentarnos a la primera pregunta, es frecuente encontrar la típica repuesta de que no se debe remover el pasado, o que no es bueno reabrir las heridas. Sin embargo, en ese planteamiento no se tiene en cuenta que no se trata de un ajuste de cuentas, ni de ningún tipo de revanchismo, sino de un imperativo moral, el del derecho a conocer nuestro pasado y el reconocimiento a la historia de quienes han estado silenciados durante muchos años. A la segunda cuestión la respuesta es que se debe hacer cuanto antes, sin que quepa la consideración de que es necesario dejar pasar el tiempo para tener perspectiva. En el caso de España ya se han perdido los testimonios de muchas víctimas de la represión, y si atendemos a un punto de vista estrictamente historiográfico, nos encontramos con el problema de que aún no está garantizado el acceso a todas las fuentes documentales necesarias para el estudio. La tercera y cuarta pregunta se pueden sintetizar en una sola respuesta, ya que cuando las propias víctimas ya no pueden ser protagonistas, entran en juego instituciones dependientes del Estado, como pueden ser los tribunales, o comisiones creadas al efecto, como ha ocurrido en algunos países con las comisiones de la verdad. Pero también desempeñan un papel importante los historiadores, a los cuales les atribuye Garton Ash un papel relevante, dado que con su trabajo, afirma, se puede «encontrar una verdad, no una verdad única y absoluta, pero sí una verdad auténtica y relevante».

En España las leyes de 2007 para el conjunto del Estado y de 2017 en Andalucía han abierto una vía para esos principios invocados en el ámbito internacional de verdad, justicia y reparación. En Córdoba una comisión ha trabajado para dar cumplimiento a la norma, y en ella han colaborado historiadores, en principio el profesor Barragán y más tarde el profesor Acosta, ambos son amigos, pero sobre todo son competentes profesionales que han realizado un trabajo serio y han suministrado los datos necesarios para que quien puede hacerlo tome las decisiones pertinentes, por eso son inaceptables las críticas recibidas desde algunas instancias, en particular al primero de ellos. Desde aquí solo me queda elogiar su responsabilidad, porque, como nos recordó Saramago en Cuadernos de Lanzarote (1993-1995): «Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos, sin responsabilidad quizá no merezcamos existir».

* Historiador

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Fuente: Diario de Córdoba