El mayor bombardeo de la Guerra Civil no fue el de Guernica PDF Imprimir E-mail
Nuestra Memoria - I República
Escrito por Lugares con historia   
Jueves, 18 de Junio de 2015 00:00

Si existe un símbolo de la crueldad que deparó la Guerra Civil en sus tres años de contienda (1936-39) ese fue el trágico bombardeo que sufrió la ciudad vasca de Guernica, en el que la aviación fascista acabó con la vida de más de un centenar de personas el 26 de abril de 1937. Meses después, el genio creativo de Pablo Picasso inmortalizaría aquel desastre en su cuadro homónimo que se expone en el Museo Reina Sofía de Madrid. Sin embargo, pocos conocen que el bombardeo más cruel de dicha contienda tuvo lugar en el Mercado de Central de Alicante. 300 personas padecieron el horror de las bombas el 25 de mayo de 1938.

 

Aunque aquella masacre no tuvo la repercusión de la de Guernica, fue uno de los episodios más cruentos e indiscriminados de la Guerra Civil. Sobre las 11 de la mañana de ese día, nueve aviones Savoia italianos en formación de a tres que ahoyaban al bando nacional penetraron por el Puerto en dirección al centro de Alicante. Los Savoia dejaron caer unas 90 bombas en Alicante. Salieron de su base en Mallorca y llegaron rápidamente a la ciudad mediterránea. Siempre que la población oía acercarse al enemigo, sonaban antes las sirenas antiaéreas para que a los vecinos les diera tiempo de acudir a los más de 40 refugios que se diseminaban por la ciudad, pero aquel día no lo hicieron.

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Mercado Central de Alicante./bea y fredi

En 1938, la guerra había entrado en un punto crítico. Los nacionalistas habían recuperado Teruel y en abril llegaron a la zona mediterránea. Alicante, que sufrió más de 70 bombardeos durante la contienda, contaba con refugios antiaéreos con capacidad para más de 30.000 personas. Pero esa mañana nadie pudo alcanzarlos por la maniobra de la escuadra dirigida por los capitanes fascistas italianos De Prato y Zigiotti. Varias de las bombas cayeron en la Lonja Municipal, que aquella mañana rebosaba de actividad debido a que había llegado al puerto una abundante captura de sardina en tiempos de escasez.

En cuestión de segundos, centenares de cuerpos fueron destrozados, mientras los muertos y los heridos yacían mezclados en medio de los escombros, y los vecinos acudían rápidamente al auxilio de los escasos supervivientes. Resultó muy complicado precisar la cifra exacta de víctimas, ya que muchos heridos murieron en los días posteriores. Las fuentes oscilan entre las 236 muertes de la comisión inglesa que visitó Alicante para analizar los efectos de los bombardeos, hasta los 313 que, paradójicamente, ofreció el informe del Ayuntamiento franquista. El periódico ABC hablaba de 250 muertos, mientras un documento de la CNT estableció cerca de 300 muertos y una infinidad de heridos. En la placa colocada por el Ayuntamiento en la Plaza del 25 de mayo se habla de 311 muertos.

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Reloj que marca la hora en la que se produjo el bombardeo y que se expone en el Mercado.

Las escenas de horror que se sucedieron por tanta destrucción fueron dantescas, con muchas bajas por decapitación. Testigos presenciales hablan de ríos de sangre por los alrededores. También se extendieron los muertos en otros puntos de la ciudad, como la plaza de Gabriel Miró, la calle Vicente Inglada, las cercanías del Club de Regatas y la calle Gerona. Asimismo, resultaron afectados los inmuebles de la antigua sede de la CAM en la calle de San Fernando y del periódico republicano El Luchador en la calle de San Francisco.

La hipocresía de Franco le llevó a asegurar a un corresponsal del londinense The Times un mes después que el “el bombardeo de las poblaciones civiles por nuestros aviones (lo afirmo rotundamente) no existe. Se bombardean tan solo objetivos de carácter militar. Es cierto que se producen bajas entre la población civil. Y son muy de lamentar. Pero el Gobierno rojo, lejos de evitarlas, las sitúa cerca de los objetivos militares. Después de todo, el ejército rojo necesita y desea esas víctimas para su propaganda”. Fue un ataque a la población civil en toda regla, en pleno centro de Alicante, alejado de los objetivos militares. Luego, la dictadura se ocupó que apenas se hablara del tema.

Tras el del Mercado Central, los bombardeos continuaron y se hicieron muy intensos, con 42 muertos el 6 de junio y 39 el día 25. El último bombardeo en Alicante se produjo el 28 de marzo de 1939.

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Una fotografía de la época recuerda los bombardeos de la Guerra Civil en la zona del Mercado.

En el edificio del Mercado Central, aparte del memorial de recuerdo, permanece expuesta la alarma antiaérea que no sonó aquel día, y el reloj de la propia lonja, que se paró en el momento del bombardeo. Alguien, quizá como última humillación, cambió las manijas para que no marcaran las 11:20, hora exacta del ataque.

En los últimos años diversos colectivos han tratado de recordar la memoria de las víctimas. Desde 2005 se celebra una concentración a la hora exacta del bombardeo en la que se homenajea a los fallecidos en aquella masacre. También se han instalado sendos memoriales en el Puerto para recordar a los últimos republicanos que partieron el buque Stanbrook hacia el exilio, y otro en el Campo de los Almendros (barrio de La Goteta) donde existió un campo de concentración.

La provincia de Alicante guarda asimismo otros enclaves relacionados con la Guerra Civil. Uno de los lugares con historia más interesantes para visitar es la Finca de El Poblet de Petrer, una antigua mansión señorial que acogió el último Gobierno de la Segunda República.

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Fuente: Lugares con historia