Los diez verdugos de Lorca |
Nuestra Memoria - franquismo y represión |
Escrito por María Serrano |
Viernes, 19 de Agosto de 2016 05:57 |
Lorca vivió sus últimos momentos entre el conocido Cortijo de la Colonia y la carretera de Víznar a Alfacar donde hay fusiladas más de 2.000 víctimas de la represión. Una decena de militares participó en su ejecución. No moriría solo. Aquella noche lo acompañaban los anarquistas Francisco Galadi y Joaquín Arcollas y el maestro Dióscoro Galindo. Madrugada del 16 al 17 de agosto. García Lorca va a ser trasladado hasta la zona del barranco de Víznar, sembrado de fosas comunes. Primera parada, Cortijo de las Colonias. Horas más tarde estaría frente al pelotón de fusilamiento. El investigador Miguel Caballero, autor de “Las 13 últimas horas en la vida de García Lorca” relata que, en aquellas terribles circunstancias, “el poeta estaba rodeado de una serie de personajes que hacían difícil que pudiera escapar de su destino” y es que para entender la crueldad de aquellos momentos no hay que olvidar el papel impune de aquellos militares.
“Eran la mayoría africanistas y estaban acostumbrados a los métodos represivos que practicaron en la guerra de Marruecos. Los utilizaron en la represión de Granada, con una crueldad inusitada desde el principio”. Solo la matanza indiscriminada en la conocida carretera de la muerte dejó entre los municipios de Víznar y Alfacar más de 2.000 asesinados del régimen de Franco. Los que lo trasladan a Víznar: Martínez Fajardo y González VillegasRafael Martínez Fajardo estaba destinado en 1936 a la 30ª Compañía de Asalto de Granada. Caballero afirma que “la noche del 16 de agosto, Fajardo se presentó en el cuartel de Víznar al mando de la escolta, con varios detenidos para ser ejecutados”. Entre ellos, el famoso anarquista Galadi que sería fusilado junto a Federico. Los documentos hallados al respecto señalan que “el policía Julio Romero Funes da la orden al teniente de la Guardia de Asalto, Rafael Martínez Fajardo para que recoja en la comisaría de Vigilancia al “Galadi”, al “Cabezas” y al “Terrible”, pase por el Gobierno Civil y se lleve a Federico García Lorca, lo suba a Víznar, recoja a los que hay en la Colonia (un cortijo habilitado como prisión) para fusilar y los fusile”. Fotografía de la Colonia realizada por Agustín Penón. González Villegas acompañó a Fajardo en el histórico traslado de la que serían las últimas horas de Lorca. Había pertenecido a las “escuadras negras” en Granada, señaladas por Caballero como “grupos de incontrolados que cometían toda clase de tropelías a bordo de un coche al que habían colgado una bandera negra con una calavera”. Estos grupos de falangistas sembraron de terror las calles de la ciudad. La llegada a Víznar: José María Nestares y Martínez BuesoNestares era el jefe del frente de Víznar en aquellos días. Su función, desde el 4 de agosto del 36, estaba centrada en “operaciones de contemplación del enemigo que intentaba avanzar por el sector camino de Granada”, lo que le llevó a graves enfrentamientos con el ejército republicano. Su implicación en el asesinato de Lorca tuvo un alto precio en su carrera, al no permitirle llegar al rango de general, entre otras causas, “por su cercanía con Queipo de Llano”, que nunca entabló buenas relaciones con el dictador. “Lorca llegó a la Colonia sobre las diez y media y permaneció solo en una de las habitaciones hasta la madrugada, cuando se lo llevaron para ser ejecutado”, Nestares narraría con detalle la llegada de Lorca hasta Víznar al investigador Molina Fajardo. “Sobre las once y media o doce de la noche llegó el coche con el poeta. Al mando del grupo que lo llevaba iba el teniente Martínez Fajardo”. Al ser una zona de guerra, Nestares “tuvo que autorizar el paso para el sector de Víznar, una zona de guerra y por tanto con toque de queda”. Nadie olvidó su implicación en aquel episodio. Ni el propio Franco que lo citó en varias ocasiones para hablar de lo ocurrido. Caballero afirma que también habló en vida del lugar de ejecución y enterramiento del poeta. Sitúa la fosa “en los antiguos campos de instrucción, una vez pasado el puentecillo que hay antes de llegar a Fuente Grande, a mano derecha de la carretera”. Martínez Bueso era “hombre de máxima confianza de Nestares”. Caballero destaca que “el papel ejecutor de Bueso es indiscutible”. El propio testimonio de Nestares entre 1969 y 1970 destacaría que “se encargó de guiar esa noche a los guardias de asalto que llevaban al poeta García Lorca hasta la Colonia y posteriormente al lugar de enterramiento”. Su relato continúa: “A mí me molestaba atrozmente esto. Lo consideraba una canallada. Y al entregarme el duplicado de la orden, lo rasgué. Llamé a Manolo Martínez Bueso para que guiara, vigilara y presenciara la ejecución”. Sus descendientes relataron la culpabilidad que sintió Martínez Bueso en vida por su presencia en el asesinato del poeta. Caballero cuenta que se negó incluso a “recibir la pensión de las condecoraciones por no estar de acuerdo con lo que allí vivió”. Los vigilantes en el Cortijo de la Colonia:
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