Niños robados PDF Imprimir E-mail
Nuestra Memoria - franquismo y represión
Escrito por Mariola Cubells / ADN   
Viernes, 11 de Marzo de 2011 05:27

 Presas y sus hijos en las cárceles franquistasEl franquismo arrebató los bebés a presas republicanas; después, médicos y religiosas se aprovecharon de la debilidad social de algunas madres

 

Todo empezó en los años cuarenta, los más feroces del hambre y la represión del franquismo. Las madres presas parían en las cárceles y el régimen les arrebataba a los bebés, de cuyo rastro se perdía la pista. La ley permitió incluso que pudieran cambiar su apellido, por lo que la familia biológica nunca pudo encontrarlos. Se desconoce el número exacto.  

 

"Durante más de 60 años no ha sido objeto de la más mínima investigación", apuntaba el juez Baltasar Garzón en su auto sobre este asunto, fallida causa penal que tanto le ha perjudicado.

Asociaciones varias, la famosa Ley de la Memoria Histórica y la investigación del propio juez abrieron esa caja monstruosa que forma parte de la Historia, con mayúsculas, de España. Y las dolientes historias, en minúscula, de esos niños robados saltaron a los medios de comunicación, dejando un rastro de miseria humana difícil de digerir.

Como si el ovillo de pronto se deshiciera, aparecieron de golpe otras prácticas de raptos de niños igual de siniestras, éstas ya en los sesenta y setenta.  Miles de bebés fueron sustraídos de sus padres durante esas dos décadas mediante una trama bien montada, en la que participaron médicos y órdenes religiosas, sin que ni la Administración ni la justicia hicieran nada por evitarlo o perseguirlo.

Sólo ahora, más de 40 años después, y gracias a la constancia de algunas de esas 743 familias que han denunciado los hechos ante la Fiscalía del Estado, se está conociendo este mapa de casos que salpican todos los rincones del país.

Durante los años del franquismo el móvil de los robos estuvo claro: la ideología de las presas, republicanas, era motivo  más que suficiente para semejante atropello moral. Sus hijos no debían ser educados en ese marco político. Después, ya en los sesenta, el móvil de los raptos fue sólo  económico -las tramas recibían dinero a cambio de los niños- o religioso. Pero se repiten en ambos casos patrones similares: estructuras bien organizadas, víctimas muy débiles y un mirar para otro lado por parte de las instituciones.

"Me aseguraron que me hija estaba muerta"

Yo tenía 17 años cuando tuve a mi hija, que me aseguraron que nació muerta", cuenta Nicolasa Ortega, una mujer de la localidad valenciana de Alaquàs que ahora está inmersa en la búsqueda de esta niña, una joven que ahora tendría 34 años. Está convencida de que tuvo una niña y de que el bebé que enterraron a los pocos días del parto era un niño. "Familiares míos que vieron el cuerpo en el ataúd me han asegurado que era un varón". Su familia no le dio esta información hasta que pasó un tiempo.

"Éramos muy jóvenes y estábamos muy afectados así que no quisieron remover el tema". Levanta también sus sospechas el hecho de que en el mismo Hospital General se encargaron de todo lo relacionado con el entierro "y eso que era un día festivo en Valencia", incide el marido de Nicolasa, Eugenio Corraliza. El matrimonio no  acusa a ninguno de los sanitarios que les atendieron. 

Ella recuerda que "me dijeron que el bebé murió por asfixia relacionada con la rotura de la placenta pero no he oído que muera ningún niño por esto". Así que hace dos meses que Nicolasa solicitó  al hospital los documentos sobre el nacimiento y sobre la defunción. Aún no ha tenido respuesta.

"Me convencieron para dar a mi hijo en adopción"

Con 15 años se quedó embarazada y se fue de casa de sus padres. Ellos no la aceptaban en su estado. Dio a luz en mayo de 1981 y dio a su hijo en adopción de manera irregular. Ahora tiene 45 años y responde a las iniciales de S. O.

De momento no se atreve a salir en los medios abiertamente por miedo a que escarben en una historia tan frágil como la suya. S. O. pasó varios meses de su embarazo en la calle "me sorprendió mucho la falta de humanidad", reconoce, "a nadie parecía importarle ver a una niña de 15 años embarazada durmiendo en la intemperie".

Un día alguien le habló de María José Igualada, una mujer encargada de una guardería en la calle madrileña Lanuza. "Allí se encargaron de hacerme ver que lo mejor sería dar a mi bebé en adopción porque yo no estaba capacitada para la maternidad". Esta madrileña busca desde hace varios años a su hijo y para ello ha contactado con la Asociación de Afectados Clínica San Ramón, con la esperanza de poder contar a su hijo los motivos que la llevaron a darlo en adopción. "Al nacer me dijeron que era una niña pero los intermediarios me mintieron en todo, ahora tengo mis dudas", concluye.

"No me creo lo que cuenta mi madre adoptiva"

Ascensión Cabrerizo nació en el Hospital La Fe de Valencia el 22 de octubre de 1971. Sabe que es adoptada pero no sabe con seguridad si pertenece al grupo de 'niños robados'. De momento, lo sospecha porque "lo que me dice mi madre sobre la tramitación  no me lo acabo de creer".

Su progenitora le ha explicado que fue una ginecóloga y un abogado quienes le ofrecieron a Ascensión sin tener que pagar nada por ella. "A mis padres les contaron vete tú a saber qué mentira y ellos firmaron". La afectada intentó que la ginecóloga que intervino en la adopción -ya fallecida- le contara todo lo que sabía pero lo único que consiguió es que le dijera "que mi madre biológica estaba bien".

A esto se suman "algunas irregularidades en los datos de mi partida de nacimiento", comenta. Después de ver un documental sobre 'niños robados', Ascensión decidió pedir ayuda a la Asociación Nacional de Adopciones Irregulares y, además, investigar por su cuenta. "He pedido al hospital un informe sobre mi nacimiento y me han contestado siempre con evasivas. Me dicen, incluso, que no saben dónde se encuentran los archivos". Así que su esperanza es la inclusión de sus datos en un gran banco de ADN, aunque para cotejar tendría primero que encontrar a su madre biológica.

"Quiero encontrar a mi verdadera madre. Estoy muy agradecida a mis padres por la vida que he llevado pero nadie tiene derecho a decidir sobre el futuro de unos niños indefensos".

"Cuando abrieron la caja no había nada dentro"

El 19 de octubre de 1980 Francisca Berenguer dio a luz en la clínica Hispano Alemana de Madrid. "Estuve un día con mi hijo, después el jefe de pediatría Antonio Velazco me dijo que se lo tenían que llevar al Hospital Clínico de Madrid para hacerle unas pruebas", nunca más volvió a ver al recién nacido. Cuando le dieron de alta y fue a recoger al niño le dijeron que estaba muy mal, ya que no tenía riñones, ni vejiga ni uretra.

"Más adelante García Andrada -un médico especializado en autopsias- me dijo que eso era imposible porque entonces el niño habría nacido muerto". Berenguer recuerda que su hijo estaba muy vivo cuando nació. "Era muy guapo", reconoce orgullosa. Cuando le comunicaron el fallecimiento, ella no se creyó nada y quiso abrir la caja donde le enterraron.

"No lo conseguí hasta que pasaron 10 años", dice y se lamenta al contar que "la caja estaba vacía, no había ningún cadáver dentro". Desde entonces Francisca Berenguer lo ha intentado todo: ha denunciado su caso, ha salido en televisión y es miembro de la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares.

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Fuente: http://www.adn.es/lavida/20110309/NWS-1754-politica-franquismo.html