Carlos Álvarez, testigo de la Transición |
Nuestra Memoria - Cultura de la Memoria |
Escrito por Arturo del Villar / UCR |
Carlos Álvarez, "Las mentiras de Homero y otros comentarios", prólogo de Carlos Hermida, Madrid, Aurora 17, 415 páginas, 18 euros. Por tercera vez recoge Carlos Álvarez en un volumen textos en prosa que en su día fueron artículos periodísticos, mítines o conferencias, unos de carácter literario y otros político. Las recopilaciones anteriores se titularon "Volver a la patria y otros comentarios" (1987) y "De palabra y por escrito" (1990), a las que debe añadirse un libro misceláneo de verso y prosa, "Entre el terror y la nada" (1989), cuya segunda parte está integrada por artículos político-literarios insertados antes en la página cultural del diario Mundo Obrero, aquí colocados entre poemas literario-políticos. En otros libros de versos ha incluido escritos en prosa, pero de carácter poético. En la escritura de Carlos Álvarez el verso y la prosa cumplen una misma función: denunciar las situaciones inhumanas, de modo que la prosa vale bien su verso, como diría Rubén.
CRÓNICA DE LA TRANSICIÓN Entre la primera fecha y la última, de 1977 a 2010, han transcurrido 33 años, que corresponden casi exactamente a los de la transición desde la dictadura fascista, tras la muerte del dictadorísimo por vejez en 1975, para vergüenza de cuantos sufrimos su tiranía, incapaces de actuar como se hace contundentemente en la América hispana y en África contra sus dictadores. Una transición que Carlos Álvarez denomina postpredemocracia, y que solamente puede concluir con la recuperación de la legalidad constitucional interrumpida por el triunfo de los militares monárquicos sublevados en 1936. Por eso puede afirmase que este libro contiene la crónica de la transición, redactada por un testigo de cargo que la está sufriendo todavía. LOS POETAS ANTE LAS GUERRAS El título del nuevo libro, Las mentiras de Homero y otros comentarios, repite en su primera parte el de un artículo impreso en 1991, en el que se reactualiza la lectura de la Ilíada homérica. Según el poeta español, lo que hizo el griego fue disfrazar líricamente la realidad económica motivadora de la guerra. Todos los conflictos bélicos derivan de ambiciones económicas, según demuestran los historiadores, pero esa verdad no es propicia para el verso. La tarea del poeta épico reside en hacer lírico el mercantilismo, y no es sencilla. Homero tuvo la habilidad de mezclar a dioses, héroes y guerreros para conseguir que la guerra de Troya originase un poema superador de los tiempos y las culturas (aunque bastante pesado, preciso es reconocerlo, para nuestro sentir actual, poco propicio a dioses, héroes y guerreros). EL COMPROMISO POÉTICO-POLÍTICO Carlos Álvarez ha pagado duramente su compromiso ideológico con el ideal de conseguir que el tirano cayese, y liberar al mundo siervo para hacer ley a la igualdad entre todos los seres humanos. En la cárcel se forjó su temple revolucionario, y en sus paredes empezó a escribir los poemas inspirados por el deseo de consolidar la libertad de los individuos y los pueblos, según reclama La internacional. El problema reside en la autoexigencia del poeta. Si éste ha asumido su condición de hombre revolucionario, y expresa con palabras de inimaginable polisemia, que adquieren en la conciencia de cada posible receptor de su mensaje un significado distinto, cuán alcanzable es un mundo mejor y más digno del ser verdaderamente humano, debe, quizá, intentar que éste nunca sea equívoco. Y, muchas veces, la palabra se reviste de una característica que para quien la escucha puede depender de una dimensión extraña a ella: la que atribuye a quien la pronuncia su propia necesidad de fe, no en el sentido irracional, religioso, del término. ¿No se desprende de ese razonamiento la necesidad de la coherencia interna, de la consecuencia pública, para quien voluntariamente se ha erigido en movilizador de conciencias ajenas? (Página 160.) Siempre ha sabido poner en práctica esa coherencia interna, a pesar de todas las dificultades. Superó el adoctrinamiento feroz al que nos sometió la dictadura, mayor en su caso al ser huérfano de un rojo ejecutado por oponerse al glorioso alzamiento nacional, dicho sea según la jerga oficial propalada por los pemanes y los ridruejos de la dictadura. DEL MIEDO A LA ESPERANZA En un emocionado artículo escrito en 1985, "Casi un cuento de miedo", rememora las dudas incongruentes de su niñez, cuando se le obligaba a escuchar que su padre había sido un malvado al que los buenos tuvieron que matar. Oía hablar también de una mujer perversa, según la consigna de los triunfadores, suma de todas las iniquidades, con la que le asustaban tanto que se le aparecía en los terrores nocturnos inevitables en los niños sensibles. Pese a todos los ritos del adoctrinamiento fascista, no se dejó contaminar por la propaganda oficial, y desde que entró en el uso de la razón práctica supo que no iba a tolerar más deberes sin derechos, por lo que se obligaba a realizar él mismo el esfuerzo redentor. Unión Soviética... Moscú... y la silueta inconfundible de una mujer a quien ha visto muchas veces en fotografías, como alguien hasta el momento intangible y lejano: alta, serena, elegante en su luto sencillo, rostro bello y acogedor, mirada inteligente y limpia que ahora le descubre a él mismo, sobresaltado y confuso, sin saber qué hacer. A él, que se acerca hasta la mujer que la Historia ha convertido en leyenda. Con un gesto tímido extiende despacio la mano derecha. Ella abre los brazos, sonriente,... y es así como aquel antiguo niño asustado advierte cómo se le nublan los ojos al abrazar por vez primera a quien fuera en otro tiempo el objeto de sus terrores nocturnos. (120 s.) Sucedió en 1966, cuando Carlos Álvarez tenía sus versos traducidos y editados en Dinamarca, Noruega, Suecia e Italia, pero no se podían imprimir en su patria encarcelada. Él mismo había sufrido ya para entonces dos experiencias carcelarias, de las que salió con el ánimo fortalecido para seguir junto a los parias de la Tierra hasta la lucha final para que el mundo cambie de base. En su caso, utilizaba como arma la poesía, un arma cargada de futuro, según la definición de su amigo y camarada Gabriel Celaya. DOS FORMAS DE COMPRENDER LA POESÍA En su razonada opinión, hay dos formas de comprender la poesía, una lógica y otra mágica. Así lo explica en el artículo de 1982 titulado "Evocación de César Vallejo con fondo musical de Shostakovich", título que en el lector atento evoca el de un poema perteneciente a su libro de poesía Memoria del malentendido (1993), que dice: "Evocación de Blas de Otero con versos de Shostakovich y música de César Vallejo". El artículo concluye citando a Blas de Otero, y será una delicada tarea comparar los dos escritos, la prosa y el verso, para desentrañar sus coincidencias estilísticas, éticas y estéticas. Por cierto: Memoria del malentendido es el último libro de versos editado por Carlos Álvarez, que parece haber abandonado su trabajo lírico desde esa fecha ya demasiado lejana. LA ELECCIÓN DE LECTOR A comienzos de los años sesenta, cuando él empezó a escribir en verso, coincidían dos manifestaciones opuestas en el panorama literario español, denominadas con intención despectiva el sándalo y la berza, es decir, lo exquisito y lo popular. Mucho después, en 1995, rememoró aquella circunstancia literaria: De la peyorativamente bautizada como "Generación de la Berza" por los exquisitos de costumbre se recibió una herencia, que dicho sea de paso es la herencia, y el mandato, la orden, recibida por los escritores de todos los tiempos y que los más grandes aceptaron: dar testimonio, si bien fuera éste filtrado por la subjetividad del escritor para enriquecerlo con la plusvalía del arte. [...] Ninguna muestra literaria que no se haya entroncado en el análisis de la sociedad de su tiempo ha conseguido llegar a ser, en el sentido dialéctico en el que únicamente puede entenderse la palabra, eterna. Es muy difícil ser universal si no se ancla la raíz en lo que puede directamente conocerse, imposible perdurar en el tiempo si no se habla de lo que está pasando en el ahora de cada autor. (219.) Lo malo de este programa es que desde 1939 España se hallaba sometida a una dictadura fascista, que decretó desde el primer momento la censura para todas las publicaciones. De modo que hablar de lo que estaba pasando en el entonces mismo de cada autor comprometido con su gente y su tiempo tenía como consecuencia lo que le sucedió a Carlos Álvarez, ser condenado a prisión. REFERENCIAS AJENAS INTERCALADAS Los artículos de esta recopilación confirman esa manera culturalista, al intercalar en su escritura frases de verso o prosa debidas a otros autores, no como citas ajenas, sino como parte integrante de su discurso. Son frases muy conocidas por cualquier lector culto, lo que suele llamarse préstamos literarios, con los que hace una suerte de recordatorio de otras voces y otras situaciones relacionadas con las suyas, y al mismo tiempo constituyen un homenaje a los escritores afines que le precedieron. El compromiso político del poeta se desarrolla ampliamente en los artículos de esta recopilación. Como ha quedado dicho, a pesar del tiempo transcurrido desde su escritura mantienen su vigencia, porque el calendario parece no cambiar sobre los conflictos mundiales que afectan a toda la humanidad. EL FRACASO SOCIALISTA La desmembración de la Unión Soviética significa efectivamente el fracaso del modelo socialista implantado en su territorio. Se achaca al exceso de burocratismo, aunque es pronto aún para hacer un análisis completo de sus causas. En cualquier caso, Carlos Álvarez lanza una advertencia a sus lectores: Pero si es cierto que los países mal llamados socialistas han fracasado, los mismos que con razón lo proclaman se olvidan de señalar el estrepitoso fracaso del Capitalismo, que sigue produciendo el hambre entre los dos tercios de la Humanidad, el analfabetismo como telón de fondo donde más cruelmente pisotea el imperialismo que de su semilla nace, y, de cuando en cuando, como ahora mismo y cuándo no, modelos para que cualquier posible pintor genial se entretenga retratando los desastres de la guerra. (203.) Como hicieron Goya y Picasso, por ejemplo. En otro escrito achaca el fracaso del socialismo real a las aberraciones cometidas en su nombre, pero añade una aclaración pertinente para cuantos opinan que ese fracaso supone el triunfo del capitalismo: (Porque en el sistema socialista ha habido, y habrá, espantosas aberraciones, coyunturales por profundas que sean, en lo que se diferencia del sistema capitalista que es, esencialmente, una aberración.) (351 s.) Lo indudable es que el fin de la Unión Soviética ha propiciado el atrevimiento descarado del imperialismo gringo, que ahora puede invadir impunemente cualquier país poseedor de riquezas petrolíferas o minerales, como Irak y Afganistán, por ejemplo, y amenazar a quienes buscan la manera de defenderse precisamente del colonialismo agresivo gringo, como Irán y Cuba. Nadie en el mundo escuchará a un poeta que denuncie esa injusticia intolerable, como hace Carlos Álvarez. EL CASO DE ESPAÑA La máxima preocupación de las reflexiones políticas agrupadas en este libro tiene como referente a la España actual, a la monarquía del 18 de julio instaurada por el dictadorísimo. Quiso instaurarla, y puesto que su poder era omnímodo, lo hizo, y no sirve de nada airear su ilegitimidad. Al producirse el relevo, por causas naturales, en la Jefatura del Estado, se modificó la forma del Estado, pero no su estructura. Lo explica de este modo el poeta en su faceta de comentarista político: Porque se aceptó al rey se aceptó el continuismo en las instituciones, no se modificó ni siquiera depuró el aparato del Estado, y los mismos que habían ejercido abiertamente la represión contra el pueblo pudieron seguir ejerciéndola, más discretamente, bajo el manto de una supuesta fórmula democrática a que la Monarquía le daba, o le da, una también supuesta y altamente paradójica legitimidad que en modo alguno le concedió el pueblo, al que se le impuso, porque la aspiración del pueblo a la muerte de Franco fue, era, confío en que siga siendo, volver a disfrutar de las posibilidades que una República concede, [...] (242.) La primera de esas posibilidades consiste en elegir periódicamente al jefe del Estado, en la persona considerada mejor capacitada para ostentar el cargo, y deponerla si no es así. Además, como los presidentes de las repúblicas no lo son por la gracia de Dios, se les puede criticar e incluso juzgar, porque son responsables de sus actos ante el pueblo soberano. Es cierto que el actual rey de España no lo es por la gracia de Dios, sino por la del dictadorísimo que lo designó sucesor suyo, pero dado que el dictadorísimo lo era por la gracia de Dios, según aseguraban las monedas con su efigie, se supone que la gracia se hereda. La Constitución consagra la irresponsabilidad real. No obstante, según constató Carlos Álvarez en 1991, algo cambia en la opinión popular, pese a estar contaminada por unos medios de comunicación de masas adoctrinadoramente monárquicos hasta la saciedad: El caso es que, desde hace algunos, muy pocos años, empieza a notarse un flujo de la marea republicana, un reflujo del arrobo monárquico en que cayó el país durante los primeros tiempos de la llamada Transición. Ahora ya no es imposible, y por algo será, que, de cuando en cuando, podamos leer en los periódicos alguna crítica --y, en algún semanario de poca difusión, sin ningún velo-- a la institución monárquica y al rey, de quien la gente empieza a sospechar que es un ser de carne y hueso, no un efluvio divino, y que, como tal, vive –y muy bien, por cierto-- y está por tanto expuesto, como cada hijo de vecino, a que los demás pensemos en él y analicemos lo que representa, lo que cuesta –lo que nos cuesta--, y, sobre todo, cuál es su función social, para qué sirve. (175.) Ahora mismo asistimos a la promoción continuada del heredero, llamado a suceder a su padre según la Constitución. Los diarios, las revistas y las cadenas de televisión se esfuerzan por tenerlo a todas horas en primer plano de la actualidad, sea porque asiste a la toma de posesión de un jefe de Estado elegido por el pueblo, sea porque pasea con sus hijas por el parque. Siempre insisten en que está muy preparado para ocupar el trono, por ser hijo de su padre. El pueblo traga y calla, y además paga. Pero Carlos Álvarez piensa que es el momento de opinar, de comparar la situación española a la mayoritaria en la Unión Europea, y de actuar en consecuencia: Sí importa en nuestro país abogar por la Monarquía o la República. Lo primero significa aceptar el inmovilismo, que, por cierto, permitió continuar en sus puestos de poder y represión, cuando se inició la Postpredemocracia, a los que nos habían pisoteado durante el franquismo; lo segundo, optar por la evolución acompasada con el ritmo de la Historia. E importa ser republicano, que no consiste exclusivamente en preferir que sea uno de nuestros conciudadanos libremente elegido por sus iguales a un rey procedente de una familia de infausto recuerdo quien nos presida y represente ante otros pueblos, sino que presupone estar en posesión de una tendencia vital proclive al respeto a los demás y al entendimiento con ellos. (398 s.) Así es, o así debiera ser, y así sería si la conciencia popular no estuviese drogada por unos gobernantes deseosos de mantener la situación actual, porque les beneficia. Se promociona a la llamada casa real, que es la más irreal de todas las del reino, y en cambio se silencia todo cuanto incita a pensar en el devenir político del Estado. Es seguro apostar que este libro de Carlos Álvarez no será tenido en cuenta por los medios de comunicación más importantes del país. Por eso debemos encargarnos de recomendarlo, con los medios limitados de que disponemos, quienes participamos de su opinión sobre la monarquía impuesta, y sobre la urgencia de terminar la transición y recuperar la legalidad cercenada por unos militares golpistas en 1939, para que su herencia bastarda no siga corrompiendo la historia de España. --------------------------------------- Carlos Álvarez (Jerez de la Frontera, 1933) fué militante del Partido Comunista de España. Fué detenido en 1958 por repartir propaganda y encarcelado siete meses enla prisión de Carabanchel de Madrid. Fué detenido de nuevo en 1963 y en 1974. A lo largo de esos años de lucha, persecución y cárcel, Carlos Álvarez va elaborando una obra poética -traducida a varios idiomas- que es inseparable de su militancia politica y compromiso. -------------------- “Las mentiras de Homero” y otros comentarios, por Carlos Álvarez Edita: Aurora 17 ISBN: 978-84-613-5668-3 Pedidos a Aurora 17 ------------------ Arturo del Villar es Presidente del Colectivo Republicano Tercer Milenio |