1964, Radio París: Entrevista a Julio Álvarez del Vayo PDF Imprimir E-mail
Nuestra Memoria - Cultura de la Memoria
Escrito por LQS   
Viernes, 09 de Agosto de 2019 00:00

Gracias al trabajo realizado por la Universitat d’Alacant*, que ha recogido en su fonoteca esta entrevista.

La grabación recoge una entrevista realizada por Julián Antonio Ramírez a Julio Álvarez del Vayo y Olloqui. Un episodio que, curiosamente, no se menciona en las memorias del locutor, pese a la polémica que sin duda generó en su momento, dada la naturaleza controvertida del personaje (antifranquista, pero también fuente de animadversión para una parte del exilio). La entrevista se realizó a raíz de la publicación de la obra autobiográfica Les batailles de la liberté. Mémoires d’un optimiste (París, 1963), por la editorial François Maspero, una empresa especializada durante los años sesenta y setenta en temas y autores vinculados a la izquierda política. Estaba traducida al francés por Fanchita Gonzalez-Batlle, uno de los integrantes más activos de la editorial. En realidad, tal y como se especifica en la grabación, la obra suponía una síntesis de dos obras anteriores del propio Álvarez del Vayo: The Freedom’s Battle (Toronto, 1940) y The Last Optimist (New York, 1950), con un capítulo final añadido sobre la realidad española de su tiempo. En palabras del propio autor, el libro era:

«(…) un pretexto autobiográfico para hablar de España. Es una vocación de una vida dedicada de una parte a los asuntos internacionales, pero siempre teniendo presente el problema español. Y es una afirmación de optimismo (…) porque tengo una fe constante, invariable, en la capacidad constructiva del pueblo español (…)».

La biografía de Álvarez del Vayo no ofrece desperdicio. Nacido en febrero de 1891 y siendo hijo de un general, rehusó cursar la carrera militar para convertirse en abogado. Una vez doctorado en Derecho, viajó por Europa becado por la prestigiosa Junta de Ampliación de Estudios, y terminó dedicándose al periodismo con determinada vocación. Militó en el PSOE desde muy joven y tuvo contacto por toda Europa (incluida la URSS) con personajes de la talla de Lenin y Rosa Luxemburgo. Con la II República fue designado embajador en México y diputado socialista desde 1933. Cuando estalló la guerra civil, fue designado Comisario General de Guerra, y nombrado Ministro de Estado en dos ocasiones, primero con Largo Caballero y después con Negrín, en los momentos finales de la contienda. Fue el encargado de trasladar el patrimonio histórico español de varios museos a Ginebra y su labor diplomática fue inmensa. Mejoró las relaciones con México (que llegó a convertirse en el gran valedor de la República española), denunció ante la Sociedad de Naciones la violación de los acuerdos de no intervención por parte de Italia y Alemania y negoció con Stalin, al más alto nivel, el envío de suministros a la República desde la URSS, entre otras muchas cosas.

Del mismo modo, fue uno de los más fervientes partidarios de proseguir la guerra hasta el final, convencido de que el estallido del conflicto en Europa contra el fascismo era inminente (como los acontecimientos se encargaron de confirmar). Con la derrota republicana en España, se le acusó de cripto-comunista. De ser un agente de la URSS infiltrado, traidor a Largo Caballero y a la República española, llegando a ser expulsado del PSOE durante el exilio. Abandonó España con los restos del gobierno republicano desde Monóvar (Alicante), convirtiéndose en viajero incansable y un activo militante antifranquista, cada vez más radicalizado, convirtiéndose en el primer presidente del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota), cargo que ejerció hasta su fallecimiento, en mayo de 1975.

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Fuente: Devuélveme la voz