Los secretos de Estado en poder de la familia Franco Imprimir
Nuestra Memoria - Cultura de la Memoria
Escrito por Javier Otero   
Lunes, 08 de Mayo de 2017 04:12

El Gobierno ha comunicado a la Fundación Nacional Francisco Franco que debe impedir el acceso público a los documentos clasificados como secretos que tiene en su poder.  La revista TIEMPO desvela algunos de esos informes reservados.

Numerosos secretos de Estado se encuentran en manos de la familia Franco. la revista Tiempo ha sacado a la luz documentos con información clasificada que sirven de ejemplo de los delicados datos que manejan los herederos del dictador. La documentación se encuentra desde hace años en la fundación con el nombre del Generalísimo. Son los que se conocen como “los papeles privados de Franco”, aunque contienen una ingente documentación oficial que pasó por sus manos a lo largo de los casi cuarenta años como jefe del Estado. El Gobierno ha restringido el acceso a las copias que se encuentran en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca y ha instado a la Fundación Francisco Franco a que tome medidas para proteger el acceso a estos secretos, según una respuesta parlamentaria por escrito enviada al líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón.

Informes y estudios donde aparece el sello de “Secreto” o “Máximo Secreto” se encuentran en manos de la familia Franco desde que se los llevaron a la muerte del dictador. Entre ellos se encuentra, por ejemplo, el que se titula “Consecuencias tácticas del empleo del arma atómica”. Son precisamente los documentos clasificados que se refieren a asuntos relacionados con armas nucleares los que más han preocupado a los responsables de su custodia. En este archivo se encuentran otros, los que estudiaron los daños que podría producir un hipotético ataque nuclear contra la base hispano-norteamericana de Torrejón, en Madrid.

El informe sobre las consecuencias tácticas del empleo de armas atómicas incluye información sobre directrices de la OTAN, calcula pérdidas humanas y de material, escenarios posibles de uso contra tropas, tácticas de dispersión de las mismas y apartados controvertidos, como que “no se aplicarán las medidas de protección contra el peligro atómico adversario más que en tanto no impidan el cumplimiento de la misión”.

Máximo secreto militar

Otro ejemplo sería el documento del Alto Estado Mayor “Sección de enlace”, calificado como “Máximo Secreto”, en el que se informa sobre un proyecto bautizado como “Colossus I”. Este consiste en un nuevo sistema de detección de submarinos en el estrecho de Gibraltar en los prolegómenos de un acuerdo entre España y Estados Unidos para su instalación. En el documento aparecen las zonas exactas donde podrían instalarse los cables submarinos con los que contaría este proyecto. El sistema se regiría por las mismas normas sobre mando de las bases conjuntas hispano-norteamericanas.

Los documentos secretos abarcan desde la Guerra Civil a la muerte de Franco, en 1975. En 1970, el embajador estadounidense en España, Robert C. Hill, escribía un informe secreto al presidente Nixon en el que aconsejaba estrechar los lazos entre los dos países “tanto en lo económico como en lo político y en lo militar, sin retroceder a los días de la Guerra Civil Española, con todos los perjuicios que se originaron en aquella época”. De algún modo, Franco contó con una copia de esta carta, cuyo ejemplar traducido se encuentra entre los papeles del dictador. Entre la documentación secreta se encuentra una publicación reservada llamada “Resumen Extractado de Información Reservada”, de la Comisaría General de Información del Ministerio de la Gobernación. En plena Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, se alerta de “la presencia en nuestra frontera de 120 cañones alemanes de gran calibre” o también de la “persecución y detención de pistoleros rojos españoles” en Portugal, país regido por el régimen dictatorial de Salazar, según la frase literal que aparece en el informe. Las informaciones clasificadas como secretas de la Comisaría General de Información tratan, por ejemplo, del estraperlo, la “situación social” analizada provincia por provincia o el espionaje inglés en el Campo de Gibraltar. También, en sentido contrario, información pormenorizada de la llegada de buques norteamericanos e ingleses a la Roca, con supervivientes de barcos hundidos en esos momentos, en que se desarrollaba la Segunda Guerra Mundial. Esta era la información reservada con la que contaba Franco. Entre ella, este servicio de información del Gobierno le daba cuenta en documentos secretos de operaciones empresariales. Un ejemplo llamativo es cuando adelanta al dictador que se va a producir una operación de bolsa de la empresa Saltos del Sil para modificar artificialmente el precio de sus acciones en el parqué. Franco contaba con este tipo de informaciones y, curiosamente, entre los documentos aflora años después que él y su esposa, Carmen Polo, tenían acciones de esta empresa. Para rizar el rizo, si entre los tópicos de la dictadura están las inauguraciones de pantanos, en las que se prodigaba Franco, este también asistió a las de esta empresa en la misma época en la que se tiene noticia de que era también accionista, como por ejemplo el embalse de San Esteban, en su momento la central hidroeléctrica más potente de Europa.

Franco y la Guerra

Los historiadores se quejan insistentemente de que sucesivos Gobiernos no permitan el acceso a la documentación militar relacionada con la Guerra Civil, para culminar su estudio, ya que las publicaciones de los historiadores carecen de esta importante fuente de información. Un ejemplo podría ser el informe secreto redactado por el general jefe del Ejército de Levante al “Excmo. Señor Generalísimo de los Ejércitos Nacionales”, Francisco Franco, el 17 de marzo de 1939, a pocos días de terminar la guerra, sobre maniobras de ataque de sus tropas, que habían sido corregidas por el propio Franco.

El Estado no ha facilitado ni siquiera este acceso. En la Fundación Francisco Franco se encuentran depositados, sin embargo, parte de estos documentos. Estos fondos son accesibles al público e investigadores hasta el momento, y lo seguirán siendo si sus responsables no toman las medidas de protección que les ha trasladado el Gobierno.

 

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Fuente: Tiempo de hoy