La leyenda roja. Denise Urcelay publica un estudio sobre los combatientes cubanos en España PDF Imprimir E-mail
Nuestra Memoria - Brigadas Internacionales
Escrito por Joaquín Revuelta / La Crónica de León   
Jueves, 25 de Agosto de 2011 05:13

Brigadistas cubanos en la Guerra Civil EspañolaAhora que se cumplen 75 años de la guerra civil española una publicación como 'La leyenda roja', cuya traducción al español acaba de salir publicada en la editorial Lobo Sapiens, arroja interesante y hasta ahora muy poco conocida información sobre la participación de los voluntarios cubanos en la contienda. Su autora es la profesora e investigadora francesa Denise Urcelay-Maragnés, que desde hace años mantiene una estrecha relación con León, donde además de impartir clases de francés en 1995 en un instituto de la capital llevó a cabo un estudio basado en las memorias del soldado republicano leonés Honorio Martínez.

 

Su amistad con la periodista Ana Gaitero le pondría sobre la pista de una publicación, 'Cuba y la defensa de la República', que en cierto modo se convertiría en el germen de su importante trabajo de investigación. "Aquel tan sólo era un libro de testimonios", recuerda Denise, "no había estudio de archivo pero sí una lista de 732 combatientes que me pareció importante tratándose de un país de cuatro millones de habitantes". A la investigadora francesa le pareció interesante indagar en los motivos que llevaron a aquellos voluntarios cubanos a combatir en la guerra civil española, estableciendo para ello dos líneas de investigación. "Me interesaba primero aclarar un poco las condiciones de la decisión de venir a España y luego encontrar las huellas de cada combatiente". La labor ha resultado fructífera, hasta el punto de haber encontrado la senda de 1.101 combatientes. "Unos investigadores cubanos que trabajaron en Moscú encontraron a 1.200. Si cotejamos los resultados habría más, porque no creo que tengamos los mismos, pues en mi caso, gracias a un contacto que tengo en el País Vasco, he encontrado a un cubano que fue teniente de un batallón del ejército vasco llamado Antonio Salón Cubano y su nombre no figura en ningún archivo", comenta la investigadora gala, que también menciona a otro combatiente enterrado en Francia, "porque murió en un hospital de París", y a un tercero que fue inhumado en el cementerio del centro de reagrupamiento de Gurs, muy cerca de Pau, en el suroeste francés.

Para Denise Urcelay-Maragnésla crisis del movimiento revolucionario, que lleva a aplazar por falta de recursos la insurrección que se preparaba en Cuba en una reunión celebrada en Cayo Largo, es uno de los factores que motiva que la mayoría de los grupos de militantes revolucionarios decida ir a combatir a España, dejando a un lado los sentimientos negativos que a lo largo de la década de los treinta habían proliferado hacia el otrora país colonizador. "Había un ambiente muy antiespañol, sobre todo por parte de los nacionalistas, pero estos mismos nacionalistas son los que deciden venir a España a defender la República", asegura Denise, que trata de explicar esta supuesta contradicción en el hecho de que desde el primer día de la victoria en la guerra de independencia contra España la bandera que se iza en Santiago es la norteamericana. "Se empieza a tomar conciencia de que el país vuelve a estar otra vez colonizado".

El gran flujo migratorio de españoles a Cuba tras la independencia del país, con una población de cerca de seiscientos mil, hace que exista una fuerte competencia en el terreno laboral y que surjan reivindicaciones nacionalistas, pero al mismo tiempo el español se cubaniza. "Muchos dirigentes anarcosindicalistas son españoles y tienen una influencia muy grande", comenta la profesa Urcelay-Maragnés, que tilda de "muy complicada" la relación existente. "Con la fuerte inmigración de los españoles a Cuba la influencia de lo español se profundiza también en este país. De hecho, los intelectuales empiezan a tener una nueva visión de España, pasando de ser un país decadente, que era incapaz de desarrollarse y de desarrollar Cuba, a valorar la lucha del pueblo español contra la dictadura. Hacen propia la idea de Antonio Machado de las dos Españas. Por una parte está la verdadera, la auténtica, que para ellos es la España revolucionaria, rebelde, y es el pueblo el que aporta estos valores esenciales. Por ello hablo de 'la leyenda roja', pues para ellos el pueblo español es un pueblo revolucionario. La otra España, la de Franco, es la que colonizó, la que conquistó y la que esclavizó. Esta nueva visión de España les permite identificarse y reconocer en lo español su propia herencia".

Para Denise el abandono de la insurrección en Cuba y esa nueva visión de España les va a permitir recuperar su propia identidad. "Como no pueden luchar contra la dictadura ni de hecho contra la penetración norteamericana, la lucha en España les permite rescatar su propia independencia", asegura la investigadora francesa, para quien los combatientes cubanos nunca tuvieron la sensación de derrota. "La mayoría de ellos lo vivieron como una victoria. La guerra civil española hizo que por primera vez se sintieran verdaderamenteorgullosos de ser cubanos", comenta Urcelay-Maragnés.

Respecto a la organización en el frente de este grupo de voluntarios no se puede hablar de contingente cubano propiamente dicho. "Las unidades dependen en gran parte del lugar de enrolamiento.Hay un enrolamiento inmediato en España de los que vivían en el exilio, que entran enseguida en las milicias y se reparten por las unidades propiamente españolas. Luego, entre enero y febrero de 1937, vienen los de Nueva York y cuando llegan a Albacete se reparten tanto en unidades españolas como en las brigadas internacionales y sobre todo en la brigada angloamericana. Y los que llegan de Cuba, un poco más tarde porque esperaban su propia insurrección, también se reparten, pudiendo constatar que había más cubanos en las unidades españolas que en las brigadas internacionales. De estas últimas la que recibe un mayor número de cubanos es la 15 en dos batallones, el Lincoln y el cubano-español".

En su trabajo de investigación Denise Urcelay-Maragnés ha contabilizado 120 cubanos caídos en combate y algo más de cuarenta que murieron en Cuba como consecuencia de las heridas recibidas, una cifra que comparativamente no resulta más alta que la que se dio entre franceses o polacos.

Tras el final de la guerra los últimos voluntarios cubanos cruzaron la frontera en febrero de 1939y allí les esperaba la policía francesa que les distribuye en distintos campos, en realidad playas donde no había ningún tipo de organización. De ahí pasarán a campos de reagrupamiento en el suroeste del vecino país. Los que fueron hechos prisioneros por el bando franquista, casi un centenar, salieron más lentamente gracias a la intervención del gobierno de Batista que entonces comenzó un proceso de democratización en alianza con el Partido Comunista de Cuba. "Esta alianza sirvió para que el regreso se agilizara un poco, convirtiéndose los presos en moneda de cambio para ambos gobiernos".

Algunos combatientes cubanos lograron salir del anonimato, según testimonios recogidos a partir de la década de los setenta, como es el caso de Rodolfo de Armas, que salió de Nueva York muy joven y formó la 'Centuria Guiteras' (que toma el nombre de un dirigente revolucionario nacionalista asesinado por Batista en 1935) muriendo en la batalla del Jarama; de Alberto Sánchez, que tenía 20 años y se casó con una española, también combatiente, y del cubano-español Policarpo Candón, que ascendió al grado de comandante y que murió igualmente en combate, o Universo Lípiz, que fue el último en salir de las cárceles franquistas en el año 1947 y que murió hace dos años.

Tampoco faltaron mujeres, una veintena de las que Denise Urcelay tiene constancia, destacando de todas ellas el nombre de María Luisa Lafita, que era hija de españoles exiliados a Cubay que combatió en el grupo de Guiteras, siendo su marido especialista en artefactos. Lafita ejerció de enfermera y participó en el ataque al cuartel de la montaña. Denise menciona también un escrito de Pedro Mateo Merino en el que habla de dos jóvenes negras de 18 años que participaron en los combates de la sierra, y una tercera, Josefina Puertas, que parece que acabó en la Resistencia francesa.

Todo este trabajo de investigación lo ha llevado a cabo Denise Urcelay-Maragnés en España, Cuba, Suiza y Francia, teniendo como asignatura pendiente el archivo moscovita. "Se necesitan recursos económicos para acceder a él, pero la casualidad ha querido que el año pasado me hiciera con todo este material microfilmado, así que no descarto completar el estudio, aunque estoy segura de que no cambiará sustancialmente de lo ya publicado", concluye.

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Fuente: La Crónica de León