Oye Paco, ¿por qué no te mueres? Imprimir
Nuestra Memoria - La ley de la memoria
Escrito por Sergio Rojas Recuero   

Franco agonizaLleva muerto tantos años como duró su imperio de fascismo y terror. Treinta y seis años pudriéndose tras ochenta y tres de vida. Sólo tres le hicieron falta para abrir en España la mayor herida de su Historia reciente, la misma que aún hoy sigue supurando y no termina de cicatrizar. Un dictador genocida responsable de la muerte de cerca de medio millón de personas que reventó la democracia y accedió al poder de forma ilegítima. Más de tres décadas mantuvo a España sometida a la represión y ajena a las libertades.

 

Un asesino totalitario (aunque Luis Suárez, autor de su entrada en el Diccionario biográfico español diga lo contrario) que podemos comparar con Hitler o Mussolini. Gracias al dios que tanto adoraba, el domingo 23 de noviembre de 1975 millones de ciudadanos pudieron celebrar con cava el entierro del dictador. Pero hoy, en el año 2011, aún parece seguir con vida. Continúa generando debates año tras año. Ojalá en esta ocasión se muera de una puta vez.

 Sólo en España podría darse esta situación tan surrealista. Un dictador asesino auto-erigido como Jefe de Estado muere, y permitimos que sea un discípulo designado por él quien se perpetúe en el poder. Además, dejamos a su familia que disfrute plácidamente del patrimonio adquirido durante la dictadura, que viva entre nosotros como si nada hubiera pasado, cuando lo correcto hubiera sido colocarla boca abajo y sacudir hasta la última peseta y después, sacarlos de España a patadas. Todos los países se esfuerzan en olvidar su relación con vergonzosas dictaduras. Los restos de Adolf Hitler jamás aparecieron. Nicolae Ceaucescu fue fusilado y enterrado sin nombre en un cementerio rumano. Pero no. No, no y no. Esto es España, cojones. Aquí hay que recordarlo, porque es Historia. Además, ¡a lo grande! Una cruz de 108 metros de altura visible a más de 40 kilómetros de distancia. ¡Para que no se olvide al gran caudillo! Si es que somos gilipollas.

Ahora que alguien parece haber sido bendecido por el don del raciocinio se reabre el debate sobre qué hacer con los huesos del enano iracundo. Un grupo de expertos formado por miembros de las diferentes fuerzas políticas decidirá el destino de los restos de Franco y los gusanos que lo devoraron, ya que estos últimos sin duda también murieron. Pero ¡ojo!, this is Spain. Su hija, Carmen Franco, no está de acuerdo en que sus huesos sean trasladados, ¡que está en su derecho! La hija del hombre que arrebató todos cuantos pudo a millones de Españoles ahora exige los suyos sobre los restos de su padre. Sí, somos gilipollas. "Ella no tiene la culpa" me dice uno. Cállate, anda, cállate, ¿acaso ha condenado la dictadura? Pues no, gracias a ella hoy vive de puta madre.

¿Qué opciones tenemos?

1. Opción moderada: Trasladar sus restos al cementerio del Pardo. Allí estaría con la plebe y perdería el prestigio de permanecer sepultado en su propio monumento. Lo poco que hoy nos recuerda a él dejaría de hacerlo. La cruz podría entonces convertirse en verdadero lugar de reconciliación. Un recuerdo de una guerra, un aviso a futuros Tejeros.

2. Opción radical o Anasagastiana: Sacar los restos y dárselos a su hija para que haga con ellos lo que le de la caudilla gana. Hacer saltar la cruz por los aires y construir un hermoso parque en memoria a las víctimas de la Guerra Civil.

Llamadme  exaltado, pero soy partidario de la segunda opción. No soporto la imagen de esa cruz gobernando la sierra de Madrid. No soporto que aún se siga hablando de este hombre.

Por favor, que alguien le mate de una puta vez.

------------------

Fuente: http://www.sergiorojas.es