Las palabras, las opiniones que se emiten tienen distinta trascendencia dependiendo de quién las realice. No es lo mismo, en este caso, Agamenón o su porquero. No es lo mismo que cualquier ciudadano en el curso de una conversación de bar diga que "a igual delito, igual pena" a que, eso miso, lo diga el Presidente de la liga española pro derechos humanos y en un medio de comunicación, olvidando, por lo tanto, las circunstancias que concurren en la comisión de ese delito y las atenuantes o agravantes que puedan aplicarse, haciendo que la sentencia se acerque a los que podríamos entender como justa.

De igual manera no es lo mismo que, en cuanto a la violencia de género, se manifieste alguien en conversación tabernaria (igualmente rechazable) que lo haga, en los términos que lo hace, en un medio e comunicación, el presidente de la liga española pro derechos humanos, cuando manifiesta que "la ley de violencia de género hay que hacerla más igualitaria, pues también hay hombres agredidos".

La violencia de género es la que ejerce el hombre sobre la mujer, por el hecho de serlo y basada en una cultura que legitima la creencia de la posición superior del hombre y que, a través de los años a facilitado que las mujeres se sientan inferiores. No podemos olvidar que los sectores más conservadores, históricamente, han abundado en esta idea cultura que fomentó el dictador y que fue apoyada con entusiasmo por la iglesia católica hasta nuestros días (no olvidemos lo de "cásate y se sumisa"). La violencia de género en sentido inverso, como propone el Sr. Presidente aludido, sencillamente no existe y si existiera algo parecido se llamaría de otra manera por obedecer a otras causas. De todas maneras los datos son esclarecedores.

La lucha por la igualdad sigue y debe de seguir. La libertad y la igualad la tendremos que conquistar y afortunadamente cada día hay más personas involucradas, pero está claro que estas manifestaciones provenientes de tan importantes organización y de noble ocupación no contribuye a esta lucha. Lo único que hace es dar argumentos supuestamente intelectuales a aquellos que siguen justificando la violencia ejercida sobre las mujeres.