Los gastos presentables e impresentables de la Casa Real Imprimir
Monarquía - La cuentas del rey
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Martes, 22 de Enero de 2013 04:10

LA Casa de su Majestad el Rey ha dado a conocer su presupuesto para el año 2013, que asciende a 7.933.710 euros, con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. En esa cantidad no se incluyen los gastos de mantenimiento de los palacios en los que habitan los miembros de la llamada familia real, que es la más irreal de todas las españolas, porque corren a cargo de Patrimonio Nacional, lo que parece un sarcasmo: si fueran verdaderamente patrimonio nacional pertenecerían al pueblo español y no a los borbones. Tampoco se incluyen los gastos derivados de los viajes oficiales (¿el aparatoso de Botsuana lo era?), ni los servicios de escoltas para toda la amplia familia, ni los motivados por los vehículos que utilizan, nada menos que 72 vehículos oficiales.

 

Existe además un fondo de contingencia para “atender a necesidades extraordinarias no previstas”, con un montante de 96.582 euros, que vienen muy bien para tapar cualquier necesidad previsible.

Según el artículo 65.1 de la Constitución monárquica vigente, su majestad el rey católico hace lo que le da la real gana con el presupuesto. Lo mismo que con todo lo demás. Igual que hacía Fernando VII. Para eso le designó rey el dictadorísimo.

 

El salario real

 

El desglose de esa cifra general indica que la dotación del rey para este año es de 140.519 euros, más 152.233 en concepto de gastos de representación, lo que suma en total 292.752 euros. En consecuencia, el sueldo bruto mensual del rey de España es de 20.910,85 euros, con catorce pagas, como cualquier otro trabajador de los pocos que quedan en el reino. Teniendo en cuenta que el salario mínimo interprofesional fijado por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social para este año es de 645,30 euros mensuales, resulta que nuestro rey católico vale por 32,4 de sus vasallos en lo que respecta a estipendios salariales. Por cierto: hay que tener la cara muy dura para mantener un ministerio denominado de Empleo y Seguridad Social en un reino que supera los seis millones de desempleados, lo que representa el 25 por ciento de la población activa desactivada. Al menos, que no nos tomen el pelo.

Hay un dato significativo que demuestra el afán de su majestad por apretarse el cinturón (él que lo tiene, porque los vasallos nos apretamos con cuerdas), en estos tiempos de miseria generalizada. Y es que su sueldo mensual es el mismo que cobraba el año anterior, mientras que el salario mínimo interprofesional ha subido este año 3,90 euros nada menos. Es un rasgo digno de elogio que nuestro rey y señor no se suba el sueldo tan justamente ganado por su ímprobo trabajo de reinar, mientras sí aumenta el de sus vasallos, y nos entusiasma advertirlo, para ejemplo y edificación general, que nos quejamos mucho, en vez de aprender de quien puede enseñar.

 

La familia también gasta

 

Al tripríncipe de Asturias, Girona y Viana se le asigna la mitad de esas cuantías, es decir, un sueldo de 146.376 euros anuales, una miseria, habida cuenta de su actividad incesante, ya que se pasa los días viajando con su mujer por cualquier parte del mundo, con lo que cansa eso. El resto de la llamada familia real solamente tiene asignados gastos de representación, por un total de 260.000 euros para este año. A fecha de hoy, 21 de enero, la página oficial de la Casa de su Majestad el Rey relaciona como pertenecientes a la familia denominada real al rey, la reina, el tripríncipe, la triprincesa, la infanta Elena, la infanta Cristina, y el excelentísimo señor don Iñaki Urdangarin, así llamado, pese a sus desavenencias con la Hacienda y la Justicia.

¿Y Corina? ¿Por qué no figura la gentil y rubia Corinne zu Sayn-Wittgenstein, a la que se denomina en los medios de comunicación españoles “la amiga íntima del rey”? ¿Y por qué emplean tan estúpida figura retórica cortesana para dar a entender, sin decirlo, el verdadero papel de esa mujer en la corte de Juan Carlos I? El castellano dispone de gran número de vocablos para precisarlo, pero hay que usar subterfugios gramáticos para evitar que los jueces cortesanos expedienten a los medios y procesen a los osados periodistas que se atrevan a llamar a las cosas por sus reales nombres. Este reino es así.

Por eso no se la tiene en cuenta en los medios de comunicación nazionales (no es errata la zeta). En cambio, los periódicos extranjeros de mayor difusión han contado sus aventuras. El prestigioso La Stampa llegó a asegurar, con la firma de Gian Antonio Orighi, que en España hay dos reinas ahora mismo. Especial mención merece el número del pasado mes de junio de la afamada revista Vanity Fair, en buena parte dedicado a ella, con entrevistas de sus amigos, e incluso de su primer marido, Philip Atkins, con quien comparte una hija, Nastassi, de veinte años. Juntas viven en un coquetón chalé en El Pardo, lugar apto para las cacerías reales.

 

Seis años de intimidad

 

Conoció a nuestro intrépido rey en 2006, durante una celebración en la localidad alemana de Ditzingen, y sucedió lo que tenía que suceder, tratándose de quienes se trataba. Corinne Larsen se divorció de Atkins para casarse en el año 2000 con el príncipe Casmir zu Sayn-Wittgenstein-Berleburg, con quien tuvo un hijo dos años después. Aunque el matrimonio se anuló en 2005, Corina continúa utilizando el título de princesa contra toda legalidad, y de esa manera se relaciona con la alta sociedad, que es la más baja de todas, como es muy sabido. Así consiguió intimar con nuestro rey católico, y hacerse su imprescindible señora de compañía.

Por cierto: el próximo día 28 de enero Corina, según la llamamos a la española, va a cumplir 48 años. ¿Qué le regalará su donjuán español? Confiemos en que no sean 48 diamantes, porque nos resultarían muy costosos. De todos modos, lo que fuere nos va a salir caro.

Las aventuras eróticas extramatrimoniales del rey no nos importarían, puesto que no creemos que el matrimonio sea un sacramento, aunque lo afirme la Iglesia catolicorromana, si no fuera porque nos salen muy caras a los vasallos. Como su majestad el rey es irresponsable de sus actos, según asegura la vigente Constitución en sus artículos 56.3 y 64.2, hace lo que le peta sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, ni a los jefes de su Casa, que las pasan moradas para disimular sus andanzas eróticas, en Europa como en África, o donde caiga.

 

Cartas, vídeos, grabaciones

 

Las 47 cartas cursis que escribió a su amante Olghina de Robilant antes de reinar, entre 1956 y 1960, tuvimos que comprarlas por diez millones de pesetas en 1986. Al pagador, el ingenuo Manuel de Prado, edecán del rey que acabó en la cárcel por serlo, no se le ocurrió pensar que la examante despechada, más realista que él, podía haber sacado fotocopias. Efectivamente las hizo, y se las vendió a la revista italiana Oggi, que las publicó, y a la española Interviú, que las reprodujo. Dinero perdido, en consecuencia, para evitar que los lectores se burlasen del enamorado galán ridículo.

Pero fue una minucia, en comparación con lo que nos costaron los vídeos y grabaciones realizados por una actriz para todo, cuyo nombre no puede revelarse porque denuncia a quien lo hace y le saca una buena indemnización, costumbre muy bárbara entre estas mujeres televisivas. La interfecta disponía de un cómodo chalé para todo, en el que se entrevistaba a solas con el rey católico nuestro señor entre 1979 y 1994, y hablaban de muchas cosas, y algo más. Al parecer, una de las conversaciones se refería al histórico 23 de febrero de 1981, cuando el Congreso fue asaltado por unos militares pasados de época. El día en que la casquivana actriz supo que las charlas con el rey se habían terminado, se sintió herida y despechada, porque ella era muy del rey. Así que anunció la gran idea de poner en circulación vídeos y grabaciones, para general conocimiento de los vasallos.

Entonces el asaltado fue su chalé, por unos ladrones que despreciaron dinero y joyas, muy abundantes en aquel cristiano hogar que parecía presidido por un ángel, pero no dieron con la combinación de la caja fuerte en la que, como hace todo el mundo, estaban custodiados los vídeos. Otra vez intervino Manuel de Prado, el chico para todo del rey hasta que se cansó también de él, y se cuenta por quienes afirman saberlo que la señora estuvo recibiendo un millón de pesetas mensuales, con cargo a los fondos reservados del Ministerio de la Presidencia, a lo largo de 1995 y 1996, mientras fue jefe del Gobierno el sociata Felipe González. Hasta que el 5 de mayo de 1996 fue sustituido por el popular José María Aznar, quien dijo que aquello se había acabado. A diferencia del rey católico, que ha heredado este título de sus lejanos antepasados Isabel y Fernando, sí es un católico convicto Aznar, y se mostró intransigente con esa operación doblemente pecadora.

Pero el problema seguía planteado, y Fernando Almansa, jefe de la Casa de su Majestad, nos gastó cuatro millones de dólares para adquirir los dichosos vídeos y grabaciones. ¿Y si “la amiga íntima del rey” en ese período ha sacado copias, como hizo su predecesora en el favor real?

Estos casos son los que más caros nos han salido a los vasallos, pero hay que añadir los regalos que el generoso rey católico nuestro señor hace a sus “amigas íntimas”, con forma de sortijas, collares y brazaletes, no de bisutería precisamente, según se cuenta por los mentideros de la corte, que siempre saben lo que dicen. De modo que él se divierte y nosotros pagamos las juegas. Eso es lo que ha ocurrido siempre con los reyes españoles, especialmente con los borbónicos, que son muy aficionados a realizar las faenas propias de su sexo, los reyes y las reinas, no vayamos a desdeñar los impulsos de Isabel II, la mayor golfa de la historia de España.

Pero nada de esto se refleja en los presupuestos anuales de la Casa de su Majestad el Rey.