Nada sobre el 23-F y mucho más Imprimir
Monarquía - Juan Carlos y el 23-F
Escrito por Rafael Cid / Rojo y Negro   

23-F. 30 aniversarioTreinta aniversario del intento golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. De nuevo celebración institucional por todo lo alto. Los medios de comunicación, públicos y privados sin distinción, vuelven renuevan el mantra del patriotismo constitucional: el rey salvó la democracia; los políticos en la reserva dieron el tipo; los directores de los periódicos jugaron un papel fundamental para cortocircuitar el levantamiento; los generales amotinados eran un grupo de nostálgicos franquistas y Tejero un conspirador de opereta. Nada nuevo bajo el sol.

 

Año tras año desde aquel no frustrado pronunciamiento militar repiten idéntica tabarra. Tres décadas, dos nuevas generaciones, permiten suponer que esa verdad oficial terminara siendo simplemente la verdad para cuantos no conocieron los hechos de primera mano. Pero la verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero. Y si miramos alrededor, en la tabla redonda de complicidades que se ha forjado en torno al 23-F en todos estos años mentidos, no vemos ningún Agamenón y muchos menos un Rey Arturo.

Pero, qué indecencia, qué vergüenza (que a nadie avergüenza ya) de toneladas de papel, entrevistas, testimonios, análisis y crónicas para sepultar unos hechos tachados por la censura. Unos sucesos en el secreto del sumario que año tras año nos recuerdan desde la óptica de sus cancerberos. Una falsa construcción de lo acontecido la noche de los tricornios para suplantar la realidad de lo ocurrido. Porque, ¡cómo coño vamos a saber la verdad del 23-F si toda la documentación del golpe sigue siendo secreto de Estado y ni siquiera han salido a luz las conversaciones telefónicas de la trama!

Lo que nos cuentan es lo que narran, en primer tiempo de saludo, muchos implicados y bastantes espabilados. Empezando por el rey, al que sus más directos vasallos dieron sin él preverlo un golpe de Estado que no pretendía derrocarle, y tenemos que creerlo. ¡Bendita ignorancia! No es extraño que cuando se conmemora la efeméride la prensa no tenga más que agradecimiento para tan supina ignorancia y le recompense con los titulares de ordenanza. "El rey lloró al oír las escuchas sobre su extutor", decía El País el domingo 20 de febrero al recoger el relato en exclusiva de Francisco Laína, el entonces director general de la Seguridad del Estado. Mientras el diario El Mundo, adversario y sin embargo amigo en los menesteres de la corte, dejaba su versallesca impronta días antes aprovechando que el Pisuerga pasaba por el Magreb: "Bahréin reprime a los manifestantes que piden un Rey como Juan Carlos", tituló en primera para lujuria del periodismo de investigación.

Y sin embargo, lo único no interpretable, lo que vimos y oímos en esa noche, no sigue la lógica que nos llevan vendiendo desde hace 30 años. Con nuestros propios ojos:

Vimos un golpe de Estado ejecutado por un destacamento de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil al mando del teniente coronel Antonio Tejero.

Vimos a la inmensa mayoría de los representantes del pueblo mordiendo moqueta bajo los pupitres del Congreso.

Vimos al preceptor del rey, el general Alfonso Armada, llegar a la Cámara para tomar las riendas del golpe.

Vimos a mandos del CESID (servicios secretos) junto a Tejero al frente del asalto al Congreso.

Vimos al general más monárquico del ejército Milans del Bosch sacar los tanques y decretar el estado de excepción en Valencia.

Vimos a las tropas ocupar la sede central de RTVE en Prado del Rey en Madrid.

Vimos al rey Juan Carlos mudo durante horas hasta que apareció en las pantallas de televisión vestido de militar llamando al orden.

-Vimos al embajador de Estados Unidos proclamar su indiferencia por tratarse de "un asunto interno".

-Vimos al jefe del Estado nombrado por Franco –y de las Fuerzas Armadas- rectificar ante Milans y decirle "ahora, Jaime, ya no puedo echarme atrás".

-Y vimos un proceso militar que ignoró la responsabilidad de la trama civil que apoyó y financió durante años el golpe.

Todo lo demás son habladurías, melonadas y armas de manipulación masiva. Mientras no hablen con luz y taquígrafos los archivos secretos del 23-F que ningún gobierno, ni de derecha ni de izquierda, ha desclasificado. El propio Tejero lo dijo a preguntas del fiscal en el Consejo de Guerra: .

¿Por qué no se conocen las pruebas del 23-F?

¿Quién tiene miedo a que el pueblo sepa la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?