Reyes entre puros, coñac y plastilina Imprimir
Monarquía - Casa irreal
Escrito por Juan Carlos Monedero   
Jueves, 15 de Febrero de 2018 04:20

¿Qué es un Rey? Le ha pregunta a los niños españoles una gran empresa. Así, poco a poco, desde la escuela, la monarquía se convierte en algo cotidiano de lo que te cuesta desprenderte. Las empresas hacen favores a la monarquía como pueden. Todos saben lo que hacen. Y como las empresas no hacen nada gratis, habrá que pensar que algo sacan con este enjabonamiento. Antes directamente les regalaban un yate.

Los españoles hemos sido monárquicos a la fuerza. Cuando hemos tenido plena libertad, hemos dicho que no nos gustan. En 1873, en 1931, en 1975. Otra cosa es que nos pregunten. Históricamente, la mayor familiaridad de los españoles con los reyes es con los de la baraja. Que como saben los que burlan, son cuatro.

El Rey de bastos es un rey caprichoso que reparte leña de lo lindo. A veces los jueces del Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenan a España por tratos inhumanos y degradantes a presos. Visto que la justicia se administra en nombre del Rey no queda claro por qué los fiscales españoles no acusan a esos jueces europeos de injurias a la Corona, porque dicen que se ha administrado tortura en su nombre. Maldita leyenda negra.

El Rey de copas es bolinga. Los reyes siempre han tenido mucho tiempo libre para alternar y departir, y toman el aperitivo, buen vino con la comida, una copa después del almuerzo, otro aperitivo al caer la tarde, cenan otra vez con más vino y toman sus copas después de la cena. En los cuentos, como en la Odisea, los reyes a veces están piripis y les dicen a gentes del pueblo que por qué no se callan. Ese mal beber a algunos súbditos les enfadan porque los reyes bolingas además vocalizan mal. Otros aplauden porque miden su libertad por la longitud de su cadena.

El Rey de espadas es de armas tomar. De toda la vida hace guerras y ejecuta gente. Los reyes han cortado más cabezas de gente del pueblo que gente del pueblo ha cortado cabezas de reyes. Aritméticamente está descompensado, pero hace más ruido un rey o un zar ejecutado por la justicia popular que un Torrijos asesinado por un rey a través de verdugos y pelotones de fusilamiento borbónicos.

Queda el rey de oros, que es el que está forrado porque lo suyo le ha costado lo nuestro, que diría un plebeyo armado con un lápiz. El rey de oros vive por encima de nuestras posibilidades, tiene las mejores casas, los mejores médicos, los mejores trajes, los mejores coches, los mejores yates, las mujeres más caras -además de las oficiales-, las mejores playas, los mejores primos y los mejores contratistas y comisiones. Al Rey de oros, como vive entre dineros, no le resulta insoportable la corrupción. Aún más, si vives cerca del dinero fácil, te acostumbras a las cosas que pasan con el dinero fácil y ves más normal a un corrupto que a una víctima de accidente laboral.

Cuando te enteras de que los reyes son los padres, hace tiempo que el imaginario monárquico se te ha metido en el currículum mientras hacían ejercicios de matemáticas. Entonces, eres capaz de dejar que le pregunten a tu hijo en el colegio qué es un rey y es posible que te vean contento por esa reina que nunca podrá ser tu hija.

 

En la imagen superior, fusilamiento de Torrijos en la playa de San Andrés (Málaga) por Antonio Gisbert Pérez, en 1888 (Museo del Prado).

_______________

Fuente: Comiendo tierra/Público/La Frontera