El rey católico y sus amigos moros PDF Imprimir E-mail
Monarquía - Casa irreal
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Lunes, 28 de Febrero de 2011 00:00

Juan Carlos en animosa convesación con el emir de KuwaitSu majestad el rey nuestro señor, que Dios guarde, ha asistido en Kuwait al desfile militar conmemorativo del quincuagésimo aniversario de la independencia nacional. Esto demuestra la alta estimación internacional de que goza la monarquía española, puesto que a tan solemne ceremonia, presidida por el emir de Kuwait, asistieron nada menos que los jefes de Estado de Baréin (un rey en apuros, porque sus vasallos lo quieren echar), Bután, Qatar, Turquía, Irak, Siria, Pakistán, Bangladesh, Rumanía y el presidente golpista de Honduras, un títere al que ningún país demócrata recibe, pero que entre esos notables dirigentes de la política internacional se encontraba como en casa: la única diferencia estaba en los trajes.

 

 

Su majestad el rey de España tuvo el honor de sentarse a la derecha del emir de Kuwait, por ser el más antiguo en detentar el cargo. A juzgar por una fotografía en la que se los ve haciendo manitas y riéndose a carcajadas, se lo pasaron muy bien mientras desfilaban las máquinas bélicas. Seguramente el rey de España le contaba a su anfitrión anécdotas de sus cacerías, que son muy graciosas. Es tan antiguo en el cargo nuestro soberano que lleva 35 años en el poder, desde que sucedió al dictadorísimo que lo designó su sucesor, una vez juradas la lealtad a su persona y la fidelidad a los Principios Generales de su régimen genocida.    

 El dictadorísimo mantuvo unas buenas relaciones con los países árabes, excepto Marruecos, porque los democráticos no admitían su régimen tiránico, cosa que entre las monarquías o pseudorrepúblicas árabes carece de importancia. Los que padecimos la dictadura recordamos aquellas solemnes declaraciones, acerca de "la tradicional amistad entre España y los pueblos árabes", eslogan tan estúpido como falso. La relación de España con los pueblos árabes empezó en la batalla de Guadalete, en el año 711, perdida por los cristianos; continuó con guerras incesantes, contó con hitos como el desastre de Annual, y culminó en la marcha verde en 1975, mientras agonizaba el dictadorísimo. Como sucesor suyo, el rey mantiene las buenas relaciones con los países árabes, dictaduras monárquicas o pseudorrepublicanas, que los pueblos están derrocando en estos mismos días.

 

   Lo sorprendente es que su majestad el rey nuestro señor, que Dios guarde, además de ser sucesor del dictadorísimo, lo es también de los reyes Isabel y Fernando, a quienes el abyecto papa Alejandro VI otorgó en 1496 el título de reyes católicos, para usarlo ellos y sus sucesores. El motivo fue el celo demostrado por ambos en consagrar la unidad de la fe en España, lo que les impulsó a expulsar a los moros que todavía quedaban en Granada, y después a los judíos repartidos por todo el territorio. De modo que su majestad el rey nuestro señor, que Dios guarde, posee el título de rey católico con pleno derecho, como sucesor de sus antepasados, sin tener en cuenta los adulterios reales.

   Por eso no se comprende que acuda a un acto en el que estuvo rodeado de moros, un rumano despistado y un golpista despreciable. Parece que influye más en su ánimo la opinión de su patrocinador el dictadorísimo, que la actitud de sus predecesores Isabel y Fernando, situados en la historia como antecesores del nazismo. Y los nazis apoyaron la sublevación del que llegaría a ser dictadorísimo.

   Así se entiende que en este Estado sin religión oficial, según dictamina la Constitución, se celebren unos funerales católicos de Estado por unos militares muertos en accidente. Dada la ausencia de su majestad el rey nuestro señor por encontrarse en Kuwait, presidió los funerales su presunto heredero, el tripríncipe.

   Ofició la ceremonia el arzobispo castrense. ¿En un Estado laicista puede haber un arzobispo castrense? Respuesta: en un Estado laicista no, pero España es un reino a cuyo titular la Iglesia catolicorromana le reconoce el nombramiento de rey católico, y puesto que su majestad el rey es constitucionalmente jefe de las Fuerzas Armadas, todos los militares tienen que ser católicos.

   Por eso el patrón de España es el apóstol Santiago, apodado en la historia Santiago Matamoros, y representado sobre un caballo blanco blandiendo una espada con la que degüella a los moros caídos entre las patas de su montura.

   Pues siendo así, ¿qué hace su majestad el rey nuestro señor invitado en país moruno, presenciando un desfile militar de armas destinadas a perpetuar las dictaduras, monárquicas o pseudorrepublicanas, en estos países, como estamos viendo desde que empezaron las revueltas populares en Túnez en el pasado mes de enero? Una de las reivindicaciones de estos pueblos en armas es que los hijos no sucedan a sus padres en el poder. Tienen razón, y por eso acaban triunfando. A ver si era de eso de lo que se reían el rey nuestro señor y el emir de Kuwait. Tendría gracia

 

 

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