La otra infanta Cristina Imprimir
Monarquía - Casa irreal
Escrito por Benito Sacaluga   
Viernes, 10 de Junio de 2016 17:56

Desde que Cristina, la hermana del rey, comenzó a ocupar espacio preferente en los medios de comunicación, a causa de que un juez de Palma de Mallorca, contra viento, marea y la oposición de la Fiscalía, la sentase en el banquillo de un juzgado, su nombre, su título y los de su consorte han sido objeto de depuración en callejeros y honores varios. Hace ya tiempo que la pareja Urdangarín-Borbón hizo las maletas y se instaló en Suiza. Los borbones siempre han tenido abiertas las puertas del país helvético y recientemente nos hemos enterado (hemos corroborado) de que allí varios de ellos escondieron su dinero para evitarse la engorrosa y plebeya obligación de pagar impuestos.

 

 
Suiza es un país acogedor y lo es sin pararse demasiado en analizar a quién acoge. En su suelo protegió a Lenin durante la I Guerra Mundial, a espías de uno y otro bando en la Segunda, a obreros españoles en los años sesenta y desde siempre a todo aquel mortal que es amante del chocolate, los relojes caros y las cuentas bancarias opacas.
 
De momento la Casa Real española parece que no quiere saber nada de la Infanta Cristina, la han borrado de la agenda oficial y mucho me temo que hasta de la privada. Hace un año que se les revocó el título de Duques de Palma, y en otros ámbitos se le han ido retirando a la pareja improcedentes honores. Sin embargo se echa de menos que todavía no se haya procedido a borrar su nombre del casco y documentación de un buque de guerra español, está claro que el Gobierno le da escasa importancia al respeto debido a nuestra Armada. 
 
Puede que a la Infanta no le conste, puede que a Rajoy tampoco y hasta es posible que tampoco le conste al ministro de Defensa, pero lo cierto es que la Armada española dispone de una corbeta de combate, de la clase "Descubierta", que lleva el nombre de "Infanta Cristina", y no precisamente en honor a  María Cristina de Habsburgo-Lorena, que no fue infanta y pasó a la historia por ser Regenta de España una vez enterrado su esposo, Alfonso XII, y hasta que su hijo ocupó el trono de esta aturdida España con el nombre de Alfonso XIII, momento en el que María Cristina se auto-proclamó Reina Madre.
 
La corbeta "Infanta Cristina", (F-34 en 1980 y hoy P-77)) se entregó a la Armada en 1980 y desde entonces a participado en no pocas misiones (Kuwait, Líbano, Somalia, golfo de Adén...). Más o menos treinta y seis años navegando bajo el nombre de una infanta española, hoy investigada por la justicia y residente en el extranjero.
 
Todos sabemos del amor que los borbones profesan a la náutica. Ya Juan  de Borbón, el papá de Juan Carlos I, presumía de ser un experto navegante. Incluso en plena guerra civil española le solicitó a Franco su incorporación a la armada sublevada, Franco se negó y hasta 1958 no pudo don Juan volver a ponerse al mando de un buque, eso si de recreo, el denominado "Giralda", yate que por supuesto, de una u otra forma, pagamos entre todos. Un motovelero que la Casa Real donó a la Armada Española una vez fallecido don Juan, y que hoy parece que presta servicio en Marín como buque escuela....y que seguimos pagando entre todos.

Todos conocemos las peripecias de JCI al mando del "Bribón", curioso nombre para un barco cuando el patrón es un Borbón, y sus estancias a bordo de los dos lujosos "Fortuna" de los que, gratis total, dispuso. Tampoco nos olvidamos de las "hazañas" deportivas de Cristina Federica Victoria Antonia de la Santísima Trinidad a bordo del "Azur de Puig" en las azules aguas de Palma, o de la participación del actual soberano en la Copa del Rey de Vela a bordo del "Aifos". Debemos reconocer que esto de la vela y los yates está al alcance de cualquiera. Cosas de las monarquías.
 
Yo no se lo que pensarán los casi cien tripulantes del "Infanta Cristina" sobre el nombre que el barco lleva grabado en su casco, pero me temo que mucha gracia no les debe hacer, y no precisamente por aludir a un miembro de la realeza española, más bien por la vergüenza que debe, o debería, producir navegar bajo el nombre de una persona investigada por la justicia y casada con un señor que, más que presuntamente inocente, es presuntamente culpable de haberse enriquecido a costa del dinero público.

El gobierno del Partido Popular debería ser consecuente, respetar el sentir popular y sobre todo a la Armada, debería eliminar en la P-77 su denominación de "Infanta Cristina, pero no lo hará. Al fin y al cabo son decididamente monárquicos y además para ellos esto del barco es una cuestión menor, sin importancia.

Desde siempre los navíos españoles han sido bautizados, en la mayoría de los casos, con nombres extraídos de la inacabable lista de insignes marinos españoles, en el caso de la P-77 la lista ni se miró, al parecer una Infanta de España podía (y puede) dar su nombre a un buque de guerra sin más méritos que haber nacido en una cuna amparada por el artículo 57 de la CE-78, artículo que algún día espero ver eliminado de nuestra Carta Magna junto con el Apartado 3.- del Artículo 1 y todos los que en su Titulo II se refieren a la Corona.

Si el nombre no se cambia siempre nos quedará el consuelo de que, dada la antigüedad del buque (más de 36 años), pronto acabará en el desguace. Esto del fin del "Infanta Cristina" es como la llegada de la III República, simplemente una cuestión de tiempo.


Fuente: Bailando con ratas