Normas franquistas para la corte del rey Juan Carlos |
Monarquía - Casa irreal |
Escrito por Elena Herrera / |
Martes, 08 de Marzo de 2011 05:55 |
El monarca decide los nuevos títulos nobiliarios sin rendir cuentas a nadie gracias a un decreto aprobado por Franco en 1948
Tras el avance en la limitación de los privilegios de la aristocracia durante la II República, cuando la Constitución de 1931 estableció que "el Estado no reconoce distinciones y títulos nobiliarios", Francisco Franco se encargó de retomar la tradición del Antiguo Régimen. El 18 de julio de 1948 el dictador firmó en el Boletín Oficial del Estado el decreto con el que inauguró su corte particular y que sigue siendo la legislación que rige en este ámbito. La izquierda minoritaria en el Congreso propone retirar a la nobleza el reconocimiento oficial Para la izquierda minoritaria en el Congreso esta no es una batalla nueva. En septiembre de 2009 ERC presentó una proposición no de ley para anular los 39 títulos otorgados por Franco, en su mayoría a los colaboradores más afines al régimen. La propuesta no se llegó a votar en la Cámara. En 2005, a propósito de la proposición de Ley anunciada por PSOE, PP y Coalición Canaria para igualar a mujeres y hombres en las herencias de títulos nobiliarios, IU y ERC aprovecharon para reclamar que estos títulos no tuvieran reconocimiento oficial. El PSOE votó en contra y sólo apuntó que la reforma debía hacerse "dentro del marco de reforma constitucional". El PP tampoco apoyó la enmienda y acusó a ERC de intentar "alterar las reglas del juego" y de "tener como horizonte la desestabilización del sistema constitucional". El republicano Joan Tardà es pesimista: "Sabemos que el PSOE no entra en este debate2 Lo cierto es que el planteamiento de ERC tendría que hacerse a través de una revisión de la Constitución, pues es el artículo 62.f de la Carta Magna el que refrenda la potestad del rey para "conceder honores y distinciones con arreglo a las Leyes". Por la gracia' del rey Desde que comenzó a reinar, Juan Carlos I ha nombrado a 52 nobles por sus "destacadas trayectorias de servicio a España" en ámbitos tan diversos como la empresa, el arte, la cultura, la investigación o el deporte. Sin embargo, sus primeros títulos fueron para la viuda de Franco, Carmen Polo, y para su hija, Carmen Franco. Ambos en 1975. Juan Carlos I tampoco se olvidó de distinguir con su gracia a Carlos Arias Navarro, presidente del Gobierno durante la dictadura. El rey también ofreció sendos ducados a los expresidentes del Gobierno Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo-Sotelo. "Es habitual que el rey premie a los expresidentes", explican en la Diputación de la Grandeza. Y, entonces, ¿qué ocurre con Felipe González y José María Aznar? "Dicen que Felipe [González] lo rechazó y Aznar todavía sigue metido en política, así que suponemos que tendrá que esperar", arguyen. En los últimos años, Juan Carlos I también ha hecho miembros de su corte al pintor Antoni Tàpies, a la científica Margarita Salas o al político Marcelino Oreja. En sus 36 años de reinado ya ha superado con creces los 39 títulos (tres de ellos a miembros de la Casa Real) que Franco otorgó para recompensar a militares que le ayudaron a derrocar la república, a destacados falangistas y a empresarios fieles al régimen, además de a unos pocos científicos y a un cardenal italiano. Todos siguen vigentes a pesar de que la izquierda minoritaria en el Congreso y varios colectivos de recuperación de la memoria histórica han solicitado su anulación. Élite entre las élites En relación a la coyuntura actual, el historiador encuentra otro argumento: "Nos atizan con el discurso de la modernidad para recortar derechos, pero, sin embargo, en este asunto, a los políticos no les importa tener anacronismos". Gallego apunta, además, la "actitud referencial" tradicionalmente vinculada a la aristocracia. "El pueblo acaba refiriéndose a esa persona por su título. ¿Cuánta gente conoce el verdadero nombre de la duquesa de Alba?". Antonio Romero, coordinador de la Red de Municipios por la III República, va más allá. "Todo lo que lleva a establecer diferencias entre la ciudadanía y la corte es antidemocrático. El único que puede otorgar títulos oficiales es el pueblo español". |