Noticias de altar y trono, que son lo mismo PDF Imprimir E-mail
Laicismo - Estado Laico
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Viernes, 09 de Diciembre de 2011 05:42

 la conversión de Recaredo   El 8 de diciembre el reino de España ha celebrado solemnemente la festividad de la inmaculada concepción de la Virgen María. Esta supuesta circunstancia de haber sido concebida María sin pecado original es la patrona de España, según decretó el papa-rey Clemente XIII mediante la bula Quantum ornamenti, promulgada el 25 de diciembre de 1760. No es que al papa-rey se le viniera al magín semejante estupidez por propia decisión, nada de eso: es que le estaba reclamando reiteradamente que lo hiciese el rey Carlos III, que era muy religioso; tanto que el 20 de febrero de 1767 decretó la expulsión de los jesuitas de su reino, para impedir que siguieran pervirtiendo a la sociedad, y eso sí fue un acierto.

 

   De modo que la patrona de España no es una mujer, virgen o santa, sino un presunto hecho milagroso, aceptado únicamente por la secta catolicorromana. Tal acontecimiento sospechoso no aparece revelado en la Biblia, único lazo de unión entre Dios y los judíos y cristianos, sino que es invento absurdo de algunas mentes calenturientas. Lo convirtió en dogma el estúpido Pío IX, el último papa-rey, porque Víctor Manuel II de Saboya le conquistó los llamados Estados Pontificios en 1870,  en plena celebración del Concilio Ecuménico Vaticano, que quedó inconcluso.

   Este idiota integral, reconocido así por la misma Iglesia catolicorromana que presidió, tuvo la ocurrencia de definir como dogma la inmaculada concepción de la Virgen María, el 8 de diciembre de 1854, mediante la bula Ineffabilis Deus. Para agradecerle ese gesto, y dado que antes de ser dogma ya era patrona de España, la golfísima reina Isabel II envió al papa todavía rey una triple tiara que costó a sus vasallos dos millones de reales, un fortunón entonces.

   En compensación a tan suntuoso regalo, el todavía papa-rey accedió a ser padrino de bautismo del hijo que tuvo la reina española en 1857, Alfonso, engendrado por el guapo guardia Puig Moltó, y apodado por eso popularmente El Puigmoltejo. Tan bondadoso gesto papal mereció otro regalo real. Pero Pío IX demostró cuán grande era su estulticia al conceder a la más indecente de las reinas en toda la historia del mundo la Rosa de Oro, máxima distinción otorgada por la Iglesia romana para premiar las virtudes de los reyes cristianos. Le fue entregada el 12 de febrero de 1868, siete meses antes de que la Gloriosa Revolución expulsara de España a la real buscona con sus amantes, sus hijos adulterinos, su monja de las llagas, su confesor proclamado santo tras su muerte, y su esposo putativo con su propio amante oficial. 

 

En la romana plaza de España 

   En 1856 la Embajada del reino de Isabel II ante los Estados Pontificios levantó un monumento a la improbable inmaculada concepción de María, en forma de mujer, ante sus puertas, en la plaza de España en Roma. Allí se celebra todos los 8 de diciembre una ofrenda floral, a la que asiste el papa de turno. Ahora le ha tocado al viejo nazi Joseph Ratzinger, alias Benedicto XVI. La Embajada aparecía engalanada primorosamente con los escudos del presunto Estado Vaticano y del reino de España, para patentizar la indisoluble unidad de pensamiento que les caracteriza. El actual dictador vaticano aprovechó la oportunidad para explicar que la Iglesia romana "sufre persecución a lo largo del tiempo y en todas las partes del mundo, pero resulta vencedora".

   Hay que carecer totalmente de vergüenza para decir eso, cuando ha sido la Iglesia romana la que ha asesinado desde hace veinte siglos y por todo el mundo a los islamistas con las cruzadas, a los judíos con los pogromos, a los que consideraba herejes con las hogueras de la Inquisición, y ha perseguido a los científicos e intelectuales con el Index librorum prohibitorum, y a los calificados de izquierdistas y librepensadores con sus anatemas. La historia de la Iglesia romana está escrita con sangre de sus víctimas. Por eso los tribunales internacionales de Justicia debieran erradicar a esta secta genocida enemiga de la humanidad.

   Precisamente el estúpido papa-rey Pío IX condenó los llamados por él "errores modernos" el 8 de diciembre de 1864, mediante su encíclica Quanta cura, seguida de la relación de esos presuntos errores, como el liberalismo, el socialismo y el comunismo, en el Syllabus, bochornosos documentos que demuestran el alejamiento de la Iglesia catolicorromana de la realidad social del tiempo en que vive.

    También el impresentable fundamentalista arzobispo de Madrid, cardenal Rouco, ha oficiado una misa solemne en la catedral este 8 de diciembre, en la que impartió la bendición papal y todo. En su homilía tuvo la caradura de afirmar que las dificultades económicas por las que estamos atravesando son debidas a "la renuncia a vivir de acuerdo con la gracia y el amor de Dios". Pues su Iglesia es la que está sufriendo la mayor crisis de la historia, debida a las continuadas acusaciones de pederastia presentadas contra sus arzobispos, obispos, curas y abades por todo el mundo. A ver si empiezas los eclesiásticos a vivir de acuerdo con la gracia divina. Y que dejen la economía para los economistas, porque el Estado Vaticano está en quiebra después de pagar indemnizaciones millonarias a las víctimas de los pederastas, de modo que no son los indicados para dar consejos. Es que ni su Dios se apiada de ellos. Con razón y con motivos, desde luego.

 

Este reino no tiene religión oficial 

   Puede ser un síntoma a considerar que el día 5 padeciera un ataque el templo catolicorromano de Pruvia, en Asturias: los invasores desparramaron las hostias consagradas por el suelo, rompieron imágenes y objetos del culto litúrgico, y después organizaron un incendio que no consumió la iglesia, debido a la intervención de los bomberos. El pueblo español detesta a la Iglesia catolicorromana, porque lo mantiene esclavizado desde la conversión del rey Recaredo en el año 587, una fecha nefasta en la historia España. Desde entonces el altar y el trono se han mantenido unidos siempre, apoyándose mutuamente, incluso durante las breves etapas republicanas, aprovechadas por ellos para conspirar a favor de las restauraciones monárquicas, lo que consiguieron.

   Es el motivo de que el 8 de diciembre el reino de España festeje a su patrona, la supuesta inmaculada concepción sin pecado original de María, aunque según el artículo 16:3 de la vigente Constitución de 1978 "Ninguna confesión tendrá carácter estatal". Especialmente la festeja el Arma de Infantería, porque también tiene como patrona esa hipotética circunstancia, gracias a una real orden firmada por la reina regente María Cristina de Habsburgo el 12 de noviembre de 1892, atendiendo la solicitud presentada por los jefes de los regimientos, que deseaban hacer la guerra y matar a muchos enemigos con la protección de ese acontecimiento problemático. Pero en el 98 no les sirvió de nada, y en Marruecos tampoco. Está claro que esa insegura inmaculada concepción ignora la táctica militar.

   Por su parte, el Arma de Artillería había celebrado a su patrona, santa Bárbara, el domingo 4 de diciembre. El reino no tiene religión oficial, pero sus ejércitos sí.

 

La y el Infanta Cristina 

   Para que no faltase nada este 8 de diciembre la Casa del Rey ha hecho público un comunicado oficial, con el intento de aclarar que, según el real decreto 2917/1981, de 27 de noviembre, las llamadas infantas Leonor y Cristina sí forman parte de la llamada familia real, que es la más irreal de las familias españolas. Pretende atajar así los rumores desatados con motivo de la publicación de los negocios fraudulentos de los que son beneficiarios la infanta Cristina y su marido Iñaki Urdangarin, a los que su majestad el rey católico nuestro señor, que Dios guarde, concedió el ducado de Palma de Mallorca como regalo de boda, sin contar con la opinión de los palmesanos, porque para eso es el amo de España, de sus tierras y sus gentes. Amén.

   Por cierto: el día 7 de diciembre ha tomado el mando de la Operación Atalanta, destinada a perseguir la piratería en el océano Índico, el capitán de navío Jorge Manso, que comanda el patrullero Infanta Cristina. Este buque de la Armada española participa activamente en la protección de los barcos pesqueros en el Índico. El pasado 16 de noviembre comunicó el Ministerio de Defensa que había liberado a un pesquero secuestrado por piratas, a los que detuvo.

   Tendrá que pensar el Ministerio de Defensa en cambiar el nombre a ese patrullero, porque los marinos están expuestos a tener que escuchar frases así cuando pretendan detener a algunos secuestradores de pesqueros: "Nosotros somos honrados piratas que robamos para comer, no para divertirnos, como hacen los duques españoles." Es que eso de llamarse Infanta Cristina no es oportuno en estos momentos de crisis.

   Una crisis que debiera tener en cuenta el Ministerio de Defensa, al que La Niña de la OTAN deja con un déficit de 26.000 millones de euros, para que los paguemos los vasallos de su majestad el rey católico nuestro señor, que Dios guarde. Y como pagamos nosotros, las Fuerzas Armadas no contienen sus gastos. Ahora mismo la Comandancia Militar de Valencia y Castellón ha convocado un concurso de carteles para anunciar la XXIV Falla de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil. Por supuesto, es preferible que se dediquen a montar fallas que a atacar al pueblo, pero con cinco millones de parados civiles podían limitar los gastos superfluos, y parece que una falla lo es, dado que según el artículo 8:1 de la vigente Constitución "Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional", o sea, nada de levantar fallas o pegar carteles.

   Se queja la Guardia Civil de carecer de vehículos adecuados para patrullar y de municiones para hacer prácticas de tiro, mientras sus mandos derrochan el escuálido presupuesto en fallas y carteles. Cierto que peor sería que robasen el dinero, como hizo el socialisto Luis Roldán, que anda por ahí disfrutando de sus cuentas corrientes, engrosadas con el dinero que estafó a los huérfanos de la Guardia Civil.

   Es que tenemos el altar y el trono que nos merecemos, así que firmes todos y a no rechistar, por si acaso.

------------------------

En la imagen superior, "La conversión de Recaredo al catolicismo" (Muñoz Degrain) " Palacio del senado, Madrid, 1888