La calma tras la tempestad: rito y mito de Covadonga PDF Imprimir E-mail
Laicismo - Estado Laico
Escrito por Luis Fernández González   
Miércoles, 03 de Octubre de 2018 00:00

Pasados los ritmos acelerados de las celebraciones acumuladas en Asturias, es posible que tengamos un instante para, con tranquilidad, reflexionar sobre lo acontecido.

El eje de la celebración, en palabras del obispo Sanz Montes, era que:

Hace ahora mil trescientos años un puñado de hombres junto a Pelayo buscaban en estas montañas el refugio y amparo en la batalla que daban a quienes hostilmente los acorralaban.”

Hecho del que sabemos muy poco, como afirmaba en un periódico local el catedrático de Historia Medieval Rafael Sánchez Saus:

No sabemos ni sabremos qué pasó allí exactamente. Las fuentes de la época son oscurísimas. … De los siglos VI, VII o VIII hay poquísimas fuentes”.

Pero para Sanz Montes hay pocas dudas:

La pericia de su estrategia militar, la complicidad de este enclave y la invocación a la Madre de Dios, fue para ellos una providencial ayuda. Trece siglos de historia cristiana reconquistada, tuvo aquí su comienzo con la invocación a la Virgen de Covadonga, nuestra Santina”.

Para construir esta conclusión razona acorde con la idea expuesta por Sánchez Saus:

Desde el punto de vista cristiano, la Historia no es un azar, sino que tiene un sentido; y su desarrollo tiene como fin último la realización del reino de Dios en la Tierra”.

Profesor que además sabe que:

“… ya en el siglo VIII los cristianos que se refugian en estas tierras huyendo del poder musulmán le dan a ese fenómeno una interpretación sobrenatural, como una expresión de la fuerza de Dios, de la potencia de Dios”.

Todo ello permite a ambos construir una interpretación de los hechos donde una fuerza divina tiene un protagonismo central. Construcción que se publicita desde un púlpito interesado con el acompañamiento reforzador del representante de la Jefatura del Estado. (Y, por lo declarado en prensa, también se publicita en las aulas de una Universidad pública española).

Sin embargo otra interpretación aparece cuando se concibe la Historia como el esfuerzo por obtener una descripción lo más objetiva posible de los hechos que acaecieron en cada momento, es decir, cuando se hace un planteamiento científico de la investigación histórica. Entonces, el mito de la intervención de una deidad para dar a luz al nacimiento de una monarquía, desarrollado mucho tiempo después de los hechos que intenta describir, aparece como una narración destinada al refuerzo mutuo de un poder político y un poder religioso que luchan por consolidarse.

Lo que corrobora Sanz Montes cuando dice (simplificando de una forma atroz la Historia):

“…este lugar de Covadonga en donde la realeza española tiene su cuna en su secular historia”,

Y que remata deseando:

Que María de Covadonga proteja a esta querida Familia Real en un momento decisivo y delicado para España.”

El Estado español es, constitucionalmente, aconfesional. Es decir, que no reconoce ninguna confesión religiosa como “verdadera”. Luego es inaceptable que en la narración de su desarrollo aparezcan involucradas deidades de ninguna confesión religiosa. No es posible conmemorar hechos históricos, por confusos que sean los datos que los identifican, mezclados con celebraciones confesionales de cualquier creencia.

Consecuentemente es inadmisible que la Jefatura del Estado español, con su cohorte familiar, aparezca en esa celebración consolidando el mito confesional y mostrando su sumisión, como Jefe de Estado, a ritos de una determinada confesión religiosa.

Es inamisible, a la par que es una muestra explícita del mutuo refuerzo de poder incompatible con la hipotética soberanía popular de una democracia. Y resulta patética la presencia servil de tanta autoridad local que notoriamente lucha por obtener una plaza al lado del poder.

Desde Asturias Laica, y con la serenidad que da la distancia, queremos denunciar públicamente los hechos pasados, abundantemente registrados y por lo tanto en la cabeza de todos. Ya no tienen solución, pero su denuncia puede servir para que, en la tranquilidad de no estar sometidas al vértigo de la acción, algunas cabezas reflexionen serenamente y tomen posiciones claras sobre estos hechos.

Esperemos que pueda servir ¡para que no se repitan!.

 

Proclamación del príncipe Felipe en Covadonga, 1977 / Fuente El Blog de Acebedo

 

Luis Fernández González. Presidente de Asturias Laica

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Fuente de las citas

Sanz Montes: Palabras del Arzobispo de Oviedo en la Santa Cueva de Covadonga ante los Reyes de España, la Princesa de Asturias y la Infanta / Carta Semanal, web Arzobispado de Oviedo, 10 de septiembre de 2018

Rafael Sánchez Saus: “De la batalla de Covadonga no importa cuántos soldados lucharon, sino la interpretación que se hizo”, La Nueva España, 30 de agosto de 2018

 

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Fuente: Asturias Laica