Vírgenes que son Capitán General en España PDF Imprimir E-mail
Laicismo - Crítica a la religión
Escrito por Jesús Páez Narváez   
Jueves, 14 de Mayo de 2015 17:36

A finales de 2009 Jesús Catalá, obispo de Málaga, se opuso a que el Ayuntamiento de la ciudad nombrase alcalde perpetuo de la capital a la talla religiosa conocida como Jesús el Cautivo. Esta imagen es de una cofradía, La Real, Muy Ilustre y Venerable Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Cautivo, María Santísima de La Trinidad Coronada y del Glorioso Apóstol Santiago. Según dijo el obispo no se debe mezclar la religión con la política. Los tres grupos municipales PP (mayoría) PSOE e IU, según recogió la prensa, eran favorables a tal nombramiento.

 

Ahora, sin embargo, Jesús Catalá sí se ha mostrado favorable a que el mismo ayuntamiento gobernado por el mismo partido conceda la medalla de la ciudad a la imagen de Jesús de la Misericordia, El Chiquito. La aprobación contó con la mayoría del PP, sin haber pasado por la comisión de Cultura, sin expediente y sin el apoyo de la oposición (PSOE e IULV-CA). Desde el grupo municipal de IU-CA, se puntualizó que "la concesión de la medalla de la ciudad a la imagen de un cristo contradice el carácter aconfesional del Estado, que consagra la Constitución y que ha de imperar en todas las administraciones públicas; que lo pida una cofradía e incluso muchas personas no justifica la vulneración de la Constitución, con la que tanto se les llena la boca para otras cuestiones".

Las cofradías semanasanteras son, un caso muy sui géneris de asociación. Parecen prolongación de los gremios medievales, tienen un funcionamiento interno formalmente democrático, se organizan en agrupaciones y federaciones, se autofinancian o autofinanciaban, tienen dependencia de la estructura eclesiástica pero la mayoría de sus componentes van a la iglesia como invitado de boda, bautizo, comunión o entierro (BBCE) y si te vi no me acuerdo; mantienen frecuentes y largas rivalidades dentro de sí contra otras cofradías cual hinchas de futbol; gastan dinero, a veces mucho dinero, en engrandecer la cofradía, los pasos, contratar la mejor banda de música, en ropa; son tremendamente chovinistas y, hacia fuera, bastante talibanes; cuando procesionan toman las calles como si fueran suyas y ellos y ellas lloran desconsoladamente cuando a la hora de sacar a su virgen o cristo está lloviendo. Hace 50 años las cofradías existentes eran menos y a pesar de que no había, ni tele, ni cine, ni playas y los puentes eran solo construcciones para sortear ríos, también eran muchos menos los cofrades, penitentes, espectadores y guiris. Además, si querían sacar las tallas a recorrer las calles tenían que pagar un jornal, más la comida y bebida a personas ajenas a la cofradía para que cargasen con el paso. Ahora la gente pone dinero por meterse debajo del paso a cargar cientos de kilos sobre la nuca.

Tanto el número de cofradías, sus pasos, el número de cofrades o la cantidad de sus manifestaciones cívico-religioso-militares se incrementan a una velocidad inusitada. Y paralelamente aumenta el peso del capillismo en los asuntos locales. Día tras día estas entidades se parecen más a verdaderos grupos de presión. Téngase en cuenta que solo las capitales de provincia suman sobre 250 de estas asociaciones que, solo a una media de 500 cofrades cada una, suman más criaturas que todos los afiliados de todos los partidos juntos. Pero las cofradías no son solo capitalinas, otras ciudades como Jerez de de la Frontera, con 31; Cabra, con 27; Puente Genil, con 23; Baeza, con 20; San Fernando, con 20; La Línea de la Concepción, con 15; Sanlúcar de Barrameda, con 13; Puerto de Santa María, con 11, y Arcos de la Frontera, con 10, suman otras 170. Y qué pueblo no tiene dos o tres cofradías. Y en Andalucía pueblos no faltan, ahora debemos tener unos 774.

Estas agrupaciones de ciudadanos, presuntamente apolíticas, son tenidas muy en cuenta por las instituciones públicas, sean gobernadas por unos o por sus homónimos. Hay que facilitarles sus happening costumbristas, atender sus invitaciones, darles su sitio y, de vez en cuando, hay que dar una mención, medalla o cargo a la venerada imagen. Un regalo siempre es de agradecer. Sube el caché de la cofradía y refuerza la posición de los capitostes de la cofradía o la federación de cofradías, les da vidilla. Una agrupación de ciudadanos de tamaño tan considerable puede originarles muchos problemas a los políticos de turno por aquello del voto. Mejor tener contentos estos lobbies difuminados. De ahí que tantas vírgenes, cristos y demás imágenes, de madera generalmente, lleven medallas, fajines y ostenten cargos militares y/o civiles.

Resulta curioso cómo estas teatralidades religiosas que andaban de capa caída al finalizar el franquismo, han resucitado desde que llegó la democracia, la Constitución recogió la laicidad del Estado y la transición asentó el bipartidismo. Lejos de que los nuevos consistorios democráticos llevasen a cabo la revocación de semejantes nombramientos hechos en los tiempos tenebrosos del franquismo, los Ayuntamientos de la nueva era han seguido haciéndolos sin el más mínimo pudor. Y sin que les provoque ningún desgarro político, democrático, ético, ni siquiera facial, se pasan por el arco de triunfo la laicidad del Estado contenida en la Constitución. En Andalucía es verdad que son el PP y Psoe los partidos que se llevan la palma en este quehacer, pero también hay casos en los que han contado con los andalucistas y con IU.

¿Se han parado alguna vez a pensar cuántas vírgenes son capitán general en España? Así, por encima, son al menos dieciséis. Y, ¿Cuántas otras ostentan el cargo de alcaldesas? Sólo en Andalucía, que yo haya podido saber, hay por encima de treinta y cinco, más seis cristos y unos cuantos santos. Y si nadie lo remedia y nosotros tampoco, la lista de alcaldesas vírgenes, de alcaldes humillados, flagelados o cautivos y de santos alcaldes a perpetuidad se hará interminable. Y además, no se presentan a las elecciones.

Ni tienen que padecer procesos de investidura tan laboriosos como nuestra cofradiera cañí, la Sra. Presidenta en funciones de la Junta de Andalucía. Que largo se le está haciendo a Susana Díaz el camino a la presidencia. Más que un camino le debe parecer un viacrucis con estacones de más. Aunque hay quienes tienen sus dudas, no solo sobre la puesta en escena de la investidura, sino sobre el mismo libreto de lo que consideran una pantomima ideada y medida por quien calculó la voladura del más que estable gobierno de coalición con IU-CA. De todos modos la presidenta en funciones y sus adláteres ya no repiten tanto eso de ir a unas nuevas elecciones en las que los andaluces castigarían a los díscolos que no quieren darle el sí o abstenerse, mientras al Psoe-A le darían la mayoría absoluta. Ni su virgencita de Triana le garantiza a la aspirante a presidenta que el electorado no le eche en cara haber calculado mal sus posibilidades y después escurrir el bulto y echar la responsabilidad a los que quiso y pilló a contrapié.

Algo más que dramatizar -nunca se puede controlar todo al milímetro- fue lo ocurrido en el pleno en que intervino Teresa Rodríguez de Podemos desde la tribuna del Parlamento. Los y las muy ilustrados, sabios y experimentados políticos de las bancadas del Psoe y PP se entretuvieron en menospreciar, burlar y tratar de denigrar a la nueva parlamentaria mientras respondía al discurso de investidura de la aspirante a presidenta Susana Díaz. No parece que fuese muy real el enfado de Susana y los suyos cuando la vicepresidenta Soraya le dijo aquello de "Menuda campaña te espera, bonita". Todavía no es presidenta y ellos, el Psoe-A, ya emplean el mismo estilo chulesco y se conducen con igual prepotencia, "cállate bonita" le gritaron los del Psoe, "no tienes ni puta idea" le espetaron los y las lumbreras del PP-A. "Esto es peor que el instituto", dijo Teresa avergonzada del espectáculo en un momento de su intervención, a lo que una diputada popular le amenazó: "esto no es nada, prepárate". Lástima que en sesión tan especial y con diputados de tan alto perfil político, tan esmerada educación y de tan vasta cultura, no hubiesen estado, entre el público, varios cientos de alumnos para aprovechar tan excelsa lección de civismo, parlamentarismo y exquisita educación.

No es de extrañar tanta bazofia. Según un estudio reciente de la OCU la mayoría de las ciudades andaluzas no están como los chorros del oro. Jaén, Huelva, Almería, Málaga y Jerez de la Frontera son de las ciudades más sucias de España. Sólo Cádiz y Córdoba de entre las capitales de provincia superan los 54 puntos de la media nacional.

Desde luego lo de la suciedad de las calles no huele tan mal ni produce tanta urticaria como el sistema judicial nuestro de cada día. Un día lo de Aguirre se convierte en una falta de poca monta, otro día la fianza del caso Bankia se rebaja de 800 millones a 34, el siguiente día el juez ratifica que el PP manejó durante casi 20 años una contabilidad 'b' pero, escribe, no se puede actuar penalmente contra esta actuación. Oh,¡casualidad! Pero este juez sí va a sentar en el banquillo a dos trabajadoras del despacho del arquitecto que remodeló la sede del PP en calle Génova. Seguro que ambas son las que idearon y manejaron hasta hoy la trama económica del PP desde antes de ser Alianza Popular. Qué pillinas, ¡cómo liaron a Fraga!

Pero yo lo que quería reseñar del sistema judicial nuestro de cada día es la última resolución firme del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en el proceloso caso de El Algarrobico, dictada sin esperar el pronunciamiento del Tribunal Supremo sobre si el suelo (playa) en que se asienta la edificación es urbanizable o de especial protección medioambiental. El alto tribunal andaluz dice y afirma que la licencia del hotel es legal dejando vía libre a su terminación y puesta en marcha. Resultado: Promotora Azata del Sol y Ayuntamiento de Carboneras ganan, Junta, asociaciones medioambientales, parque natural Cabo de Gata-Nijar y seres humanos normales, pierden. Me pregunto por qué se empeñan en llamarlo justicia cuando solo aplican leyes.

 

Foto de portada: Imagen de Jesús de la Misericordia, El Chiquito

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Fuente: Cuaderno