Los curas austriacos se rebelan contra el Vaticano Imprimir
Laicismo - Crítica a la jerarquía católica
Escrito por Arturo del Villar   
Viernes, 02 de Septiembre de 2011 04:04

Ratzinger, inquisidor    A pesar de las intensas presiones de la Curia vaticana para conservar sus ordenanzas, o quizá debido a ellas, se extiende la rebelión entre los fieles e incluso entre los curas contra los decretos papales. Está fracasando la férrea dictadura impuesta por el antiguo nazi Ratzinger, tan vitoreado en "la católica España" durante su estancia agosteña en Madrid como presunto vicario de Cristo. Sus ordenanzas cuartelarias no tienen ninguna relación con la predicación de Jesucristo.

 

   La última de sus víctimas es el teólogo vasco José Antonio Pagola, procesado y suspendido por la denominada Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, nuevo nombre del sanguinario Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, presidida por Ratzinger antes de ser elegido papa. Una denuncia de la Conferencia Episcopal Española, integrada por residuos del nacionalcatolicismo fascista, ha servido para que la Curia vaticana le abra proceso por hereje, y de momento haya prohibido nuevas ediciones y ordenado la quema de los ejemplares existentes de su libro, Jesús. Aproximación histórica, éxito de ventas en España y Latinoamérica, traducido a diez idiomas. No importa que contase con la autorización del anterior obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, sucedido ahora por un fanático ultraconservador nacionalcatólico, despreciado por sus diocesanos, curas y laicos, pero protegido por el fundamentalista cardenal Rouco, presidente de la Conferencia Episcopal.

   Sin embargo, con estas actitudes obtienen los efectos contrarios a su intención inquisitorial. Un aire de libertad vigoriza a los creyentes catolicorromanos, excepto en el tradicionalista reino de España, ya que su majestad el rey católico nuestro señor  está obligado a conservar las esencias de la monarquía declarada católica por el inmundo papa Alejandro VI, y de los Principios Generales del Movimiento a los que juró fidelidad en dos ocasiones cuando era príncipe de España.

 Rebelión contra una institución desprestigiada

   Además, las denuncias de pederastia eclesiástica, hechas por todo el mundo occidental, en donde los curas son mayoritarios, lo que les faculta para actuar como quieren, han desprestigiado a la caduca institución. También han desvalijado las arcas del presunto Estado Vaticano, obligado a pagar cuantiosas indemnizaciones a las víctimas de la lujuria eclesial.

   Todo ello contribuye a que los fieles catolicorromanos, y también muchos sacerdotes (excepto en "la católica España", por supuesto), se replanteen la conveniencia de mantener unas normas introducidas a lo largo de la historia por decretos papales, al margen de la doctrina enseñada por el Nuevo testamento bíblico.

   Así, 329 curas catolicorromanos austriacos, encabezados por Helmut Schüller, párroco de un templo vienés y capellán universitario, han firmado un manifiesto en el que llaman a la desobediencia a las ordenanzas vaticanas. Proponen que se autorice el matrimonio opcional de los curas, la ordenación de mujeres al sacerdocio, y el derecho de los laicos a dirigir sus parroquias y predicar.

 

Amenaza de cisma en la Iglesia austriaca

 

   El cardenal arzobispo de Viena, Christoph Schönbor, ya cuestionado por no haber intervenido ante las denuncias de pederastia en la diócesis por parte de su ejército eclesial, e incluso acusado como pederasta él mismo, se ha horrorizado al leer el manifiesto. Es muy sensible para algunas cosas este hombre, no para atajar las violaciones infantiles cometidas por sus subordinados. De momento ha amenazado con la suspensión a divinis a los nuevos reformadores de la Iglesia, si no se retractan inmediatamente de las declaraciones contenidas en su manifiesto.

   Le ha respondido el padre Schüller que no van a retroceder, porque sus reclamaciones no atentan contra los dogmas de la Iglesia catolicorromana, sino contra unas normas impuestas por unos papas en tiempos medievales, que otros papas ahora pueden derogar. Además aduce que sus peticiones son ya una realidad en la Iglesia, puesto que muchos sacerdotes las están aplicando visiblemente, al reconocer a sus hijos, denominados sacrílegos por los canonistas; al ordenar a mujeres para el ministerio, y al encargar a los laicos la administración de los templos.

   Según una encuesta realizada por el Institut Ökonsult de Viena, el 76 por ciento de los ciudadanos austriacos interrogados se mostró de acuerdo con las propuestas planteadas en el manifiesto. Por lo tanto, si el cardenal lleva a cabo su amenaza,  introducirá un cisma en la Iglesia austriaca, muy peligroso para la institución.

   Hay que aguardar, pues, el vencimiento del plazo, para comprobar lo que sucede. Si se consuma el cisma austriaco, será imitado por curas de otros países europeos y americanos, que ya dejan oír sus peticiones para que la Iglesia salga de las catacumbas vaticanas y se integre en el pueblo, siguiendo el ejemplo de su fundador, y cumpliendo las recomendaciones del apóstol Pablo en sus cartas pastorales

Estamos en guerra todavía