Obispos insumisos contra gobierno sumiso PDF Imprimir E-mail
Laicismo - Crítica a la jerarquía católica
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Jueves, 30 de Junio de 2011 03:22

 Rouco Y José BonoEstán belicosos los obispos españoles. Pero, como cuestión previa, ¿tienen nacionalidad española o vaticana? Todos ellos han nacido en España, aunque son súbditos de ese llamado Estado Vaticano, que es una basílica en Roma. La capital de la República Italiana contiene un supuesto Estado totalitario, con un dictador absoluto a su frente, que según dicen sus secuaces además es infalible. En agosto vendrá a Madrid, si no somos capaces de impedirlo, viaje que nos costará cien millones de euros a los sufridos vasallos de su majestad el rey católico, pese a que en su gran mayoría no pertenecemos a esa secta sacrílega.

 

   A ellos no les importa saber esa realidad. Disponen de patente de corso, otorgada por los sucesivos gobiernos sustentados por el partido Pseudo Socialista Obrero Español (PSOE), para hacer lo que les dé la gana. Así, el 27 de junio el portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Martínez Camino, convocó una rueda de Prensa, para exponer una declaración en la que los obispos declara su oposición al anteproyecto de ley de muerte digna presentado por el Gobierno sostenido por el PSOE.

Afirman que "no es una ley justa", aunque la ley todavía no existe, mientras no la apruebe el Parlamento, "por lo que no obligaría a su cumplimiento si no se modifica". O sea, que incitan a sus crédulos a la insumisión. Esto es un delito, que si lo cometiera un civil le costaría la cárcel. Pero a ver quién se atreve a criticar a la Conferencia Episcopal en cualquiera de las instituciones judiciales del reino.

 

Concordes con la dictadura

 

   Es curioso que durante los 36 años de dictadura criminal padecida por el pueblo español los obispos no criticasen ninguna de las ilegales leyes promulgadas por el dictadorísimo Por el contrario, lo metían en las iglesias bajo palio, que es la forma que tienen para trasladar la hostia consagrada, representación de Jesucristo, según dicen. Para ellos, el dictadorísimo era la hostia. Con razón.

   Es cierto que los dictadores vaticanos le concedían sus condecoraciones: el apodado Pío XII firmó el 25 de agosto de 1953 un concordato con él, rompiendo así el aislamiento internacional acordado por la ONU contra el régimen dictatorial genocida. Y el 12 de diciembre le otorgó la máxima condecoración vaticana, la Orden Suprema de Cristo, "por sus ejemplares virtudes cristianas", entre las que sobresalía haber causado la muerte a un millón de españoles, haber empujado a medio millón más al exilio, y tener las cárceles repletas de opositores, algunos de los cuales eran fusilados y otros sufrían accidentes mortales.

   Estos acontecimientos pertenecen al pasado, pero recobran actualidad ante el anunciado viaje del dictador actual del Vaticano, el antiguo nazi Joseph Ratzinger, encargado cuando era cardenal de dirigir desde 1982 la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, nombre dado en 1965 por el dictador de turno a la Inquisición Romana y Universal, la institución más criminal de la historia de la inhumanidad en sus cuatro siglos de actividad.

 

Jóvenes para los pederastas

 

   Este criminal, apodado ahora Benedicto XVI, tiene como distracción designar santos de la llamada cruzada española, muertos durante la guerra organizada por los militares monárquicos golpistas. Vendrá a España como jefe de la secta catolicorromana, acusada internacionalmente de pederastia, ahora que son denunciados los abusos de los clérigos, aunque todos sabíamos que constituía una costumbre sacerdotal y episcopal. Precisamente vendrá, si no lo impedimos, a presidir la Jornada Mundial de la Juventud, en la que podrán saciar su lujuria cardenales, arzobispos, obispos, clérigos, abades y hasta sacristanes, en ese millón y medio de jóvenes que según dicen vendrán a Madrid en agosto.

   El cardenal arzobispo de la villa, Rouco Varela, ha viajado al Vaticano para presentar el programa de las celebraciones. De paso se llevó en las maletas el llamado óbolo de san Pedro, la limosna que todos los fieles de esa secta deban aportar al Vaticano: un tráfico de divisas tolerado por el Gobierno presuntamente socialista. Además, aprovechó el tiempo para que la llamada Congregación para la Educación Católica aprobase la erección de la Universidad Católica San Dámaso, en lo que se ha dado en llamar el Minivaticano madrileño, unos terrenos robados al municipio por Rouco y sus acólitos. Por supuesto, no ha contado con el Gobierno para nada. Sabe que nadie le va a pedir cuentas de sus actos.

   En los mismos días el Ministerio de Ciencia e Innovación patrocinaba el congreso internacional sobre los jesuitas, celebrado en la Universidad de Comillas, otro centro de la Iglesia catolicorromana que hace su santa voluntad.

 

Jefe de un Estado fantasma

 

   Aunque el reino de España no tiene una religión estatal, según el artículo 16:3 de la vigente Constitución, se va a tratar al dictador vaticano como si fuera un jefe de Estado de verdad, aunque gobierna un fantasmal Estado consistente en una basílica levantada con el dinero arrebatado al pueblo crédulo mediante amenazas póstumas indemostrables. Lo recibirán los reyes y el Gobierno con su presidente a la cabeza, el compañero Rodríguez, tan fiel catolicorromano que lo primero que hizo al ser designado para ese cargo fue ir a postrarse ante el arzobispo de Compostela para impetrarle su benmdición.

   El Gobierno califica ese esperpéntico viaje de "carácter especial", concede 25 millones de euros para que sea un éxito, desgrava a las empresas privadas que lo patrocinen, y anima a las comunidades autónomas a colaborar con sus aportaciones. La de Madrid y el Ayuntamiento ya tienen fijado su plan de actuación, para alojar a los jóvenes en centros públicos, lanzar un billete de transporte especial para esos días, y servicios de logística, aprovisionamiento, limpieza, etc. El alcalde entregará al dictador vaticano las llaves de oro de la villa.

Total: cien millones de euros malgastados, que les vendrían muy bien a los cinco millones de parados creados por la catastrófica política económica del Gobierno que se atreve a llamarse socialista, y ejecuta la política más antisocial posible. Cien millones a sacar de las exhaustas arcas del Banco de España, porque a los resignados vasallos no pueden cargarnos con más impuestos.

 

Fray Bono dixit

 

   Es que a los presuntos socialistas les va la Iglesia catolicorromana. Veamos la autorizada opinión del presidente del Congreso de los Diputados y ex-ministro sociata, fiel soldado de las huestes vaticanas, fray Bono de los Santos Inocentes. En uno de esos libros que elabora María Antonia Iglesias con testimonios aportados ante su magnetófono por variados personajes, La memoria recuperada. Lo que nunca han contado Felipe González y los dirigentes socialistas, editado por Aguilar en Madrid y en 2003, página 292, confiesa fray Bono, y su testimonio es verdadero, católico, apostólico y romano:

   "Por cierto, no ha habido en España un Gobierno que haya sido tan favorable a los intereses de la Iglesia como el de Felipe González. La enseñanza religiosa recibió un impulso que no había tenido en tiempos de UCD ni en el franquismo, y eso lo reconoce la Iglesia. La renovación de los acuerdos con la Santa Sede [así denominan al Vaticano, sede de todas las corrupciones económicas y sexuales] se hizo de manera consensuada y, gracias a ello, la Iglesia recibe hoy del Estado más dinero del que se llevaría por la cruz que los ciudadanos hacemos en la declaración de la renta." Algunos ciudadanos, porque yo estoy libre de toda sospecha, antes me corto la mano que hacer esa cruz sacrílega. Y en la página siguiente aporta esta confidencia: "Al fin y al cabo, de los alcaldes socialistas de Castilla–La Mancha, más del 60 por ciento se consideran católicos."

   Y como los afiliados al partido que finge hacerles oposición a los presuntos sociatas son casi tan creyentes y crédulos como ellos, aplauden el viaje del dictador ex-nazi y ex-inquisidor. El Movimiento 15 de Mayo tiene la oportunidad de impedirlo, organizando acampadas en los lugares donde van a celebrarse los actos. Que lo anuncien, y les acompañaremos todos los que sentimos una inmensa indignación por la sumisión del Gobierno títere ante los obispos insumisos. Y de allí, a ocupar los terrenos del Minivaticano, para devolverlos al pueblo. A ver si se indignan de verdad, porque hay motivos hay de sobra. Debemos extirpar de la sociedad esa institución criminal, enemiga del progreso científico, y dedicada a abusar sexualmente de los jóvenes.