Medias verdades |
Laicismo - Crítica a la jerarquía católica |
Escrito por Rubén Rial / Diario de Mallorca |
Jueves, 09 de Junio de 2011 00:00 |
Hace pocos días, en estas mismas páginas se publicó un artículo de opinión en el que, hablando de la Iglesia y del IRPF, se vertían algunas afirmaciones que, como mínimo, son discutibles. Citando literalmente, se afirmaba que "Si la Iglesia Católica de España se declarase en huelga y dejará de prestar los servicios sociales que está llevando a cabo a través de sus centros y organizaciones, se produciría un colapso de tal magnitud… que dejaría al país paralizado".
Indiscutiblemente, las dos tienen la misma cantidad de verdad y las dos están igualmente vacías. No tiene sentido imaginar el colapso producido por la desaparición instantánea de un colectivo cuando la catástrofe sería la misma con otro colectivo diferente. El mismo artículo estimaba el valor de los servicios sociales de la Iglesia enumerando el número de colegios, hospitales, residencias de todo tipo. Pero no tiene mucho interés cavilar si el coste de los servicios sociales prestados por religiosos o por laicos es mayor o menor. No hay duda de que unos y otros generan costes y producen beneficios. Pero es fácil comprender que el pago de todos los servicios de un país es un juego de suma cero. En otras palabras, tanto si se substituyeran todos los servicios sociales religiosos por otros laicos – o al revés - el coste sería el mismo. El total disponible es invariable y lo que unos ganarían lo perderían otros. Sólo se podría afirmar la ventaja de unos y otros si conociéramos la eficacia de cada uno. Estaría bien saber si la Iglesia cubriría mejor las necesidades del país con todos los servicios sociales en sus manos, o si ocurriría lo contrario. Pero, evidentemente, el experimento es irrealizable. Sin embargo, quizás sea conveniente tener en cuenta la conocida opacidad de las cuentas de la Iglesia. Cuesta aceptar que cualquier colectivo laico con responsabilidades sociales tenga obligación de mantener su contabilidad abierta, mientras que tal obligación no exista para la Iglesia. Se habla mucho de que el Vaticano es un paraíso fiscal, de que la Iglesia tiene acciones en fábricas de armamento, en las farmacéuticas, en la General Motors… incluso en fabricas de preservativos. Por supuesto, son afirmaciones dudosas. Pero la opacidad contable de la Iglesia contribuye a que aparezcan estas afirmaciones y otras parecidas. Y por otra parte, los muchos escándalos financieros que periódicamente salen a la luz, contribuyen no poco a alimentarlas. Por esto, no se puede reprochar que algunos duden sobre el auténtico altruismo de la Iglesia oficial. En fin; está claro que conviene añadir algo a las medias verdades – o los errores - contenidos en el artículo comentado. Conviene saber que si uno marca la cruz en la casilla del IRPF, ciertamente dará dinero para los encomiables fines de la Iglesia Católica. Pero no debe olvidar que ese dinero se restará del que el Estado podría disponer para otros fines quizás no menos importantes. Por aquello de la suma cero: lo que unos ganan, otros lo pierden. |