Las insidias del arzobispo Cañizares Imprimir
Laicismo - Crítica a la jerarquía católica
Escrito por Berta Cao   
Miércoles, 15 de Junio de 2016 04:45

El arzobispo Cañizares es de esos hombres que siempre dan juego. Es posible que él, tan de llevar faldas, no sea consciente del odio que va destilando hacia quienes son diferentes, mientras mantiene, más que su fidelidad a Dios, un pacto con unos cuantos de los suyos, con esos que hablan desde el mismo rencor y el mismo desprecio de las mujeres, de la homosexualidad o de quienes piensan desde otros parámetros.

 

Si hace un par de semanas, el pasado 18 de mayo, en la misa conmemorativa de la patrona del Pontificio Instituto Juan Pablo II de Valencia, la Virgen de Fátima, el arzobispo se despachó sin pudor contra el “imperio gay” y “ciertas ideologías feministas” destilando tanta inquina que hasta el propio Papa Francisco le tuvo que llamar al orden, ahora se ha crecido y se ha tirado al ruedo, al término de la procesión del Corpus Christi en Valencia, para pedir a los católicos que desobedezcan aquellas leyes que consideren injustas, por supuesto por basarse en “la ideología más insidiosa y destructora de la humanidad de toda la historia”, como es ¿el nazismo? ¿el fascismo? ¿Stalin? ¡No! “La ideología de género”.

No tengo muy claro qué es la “ideología de género”. Sé que es el feminismo y sé contra lo que lucha y no es contra la familia, ni contra los católicos, mucho menos contra las católicas. Un buen número de ellas están organizadas en todo el mundo exigiendo, entre otros derechos, el de decidir –léase: decidir sobre el propio cuerpo, sobre la maternidad, sobre la sexualidad-.  Y qué decir de las teólogas feministas, que las hay, o de las religiosas que reclaman un nuevo papel de las mujeres en la iglesia.

La capacidad para insinuar que tienen algunos prelados es proporcional a la vacuidad de sus discursos. ¿Qué leyes habrán de desobedecer los católicos, las que penalizan el maltrato físico y psicológico? Que no se preocupe Cañizares. Las desobedecen católicos, musulmanes, evangelistas, agnósticos… Quizás prefiera que desobedezcan los preceptos que pretenden evitar la violencia sexual.

¿Por qué no aprovecha para hablar claramente de la pederastia y de los pederastas, que tanto dañan la imagen y la fe católica? El que fuera prefecto de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano no ha dicho en todos estos años ni una palabra en relación a la plaga que recorre iglesias y seminarios. No, los delitos sexuales de los sacerdotes no preocupan al arzobispo, que en su afán por ser el Ratzinger español rivaliza con el obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Pla y con su discurso, virulento donde los haya, contra las mujeres y, sobre todo, contra las feministas.

¿Acaso, cuando se revuelven contra lo que ambos llaman “ideología de género”, lo que quieren decir es que la familia es una organización social contraria, o que impide, la igualdad de las mujeres? ¿Será, entonces, que preconizan el sometimiento de las mujeres a los hombres, a sus maridos y a los representantes de la iglesia?

Pues ya les digo que tenemos un problema, porque las ideas que avalaban estos comportamientos, tan propias de siglos anteriores y que, en nuestro país, tuvieron tanto éxito en los tiempos del dictador Francisco Franco, ya no las aceptan ni los católicos, ni mucho menos las católicas que cuentan con el apoyo hasta de Bergoglio.

La moral que preconiza el arzobispo de Valencia es tan oscura y tan alejada de los valores primigenios del cristianismo, que hasta tuvo la osadía de insultar a las personas que vienen a Europa huyendo de otro fanatismo, de las bombas y del horror. Cuánta vergüenza dio escuchar aquello de “en esta invasión de emigrantes y de refugiados ¿es todo trigo limpio? ¿Dónde quedará Europa dentro de unos años?” que tuvo que retirar y pedir disculpas tras la recriminación del Vaticano.

Es innegable que estos dos señores, Cañizares y Reig Pla, son una minoría en la iglesia católica, que están en las antípodas del Papa Francisco y que se revuelven ante una, cada día más evidente, actualización del discurso de la Iglesia de Roma. Cañizares y Reig Pla están haciendo la contra en su grupo. Y para ello no les duelen prendas en poner sobre el tablero los derechos de las mujeres o de los homosexuales despersonalizándonos, deshumanizándonos, cosificándonos, incluso en plena campaña de la Renta, donde tanto les debería interesar que se marcara la X de la Iglesia, y así, no.

No siento decirles, a los dos, que se han posicionado en ese lado perdedor donde no tienen costumbre de estar. Y saben que han perdido, no sólo ante el Santo Padre, sino ante la mayoría de la sociedad que no está, no estamos, por perdonar ni una sola injuria más.

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Fuente: Cuarto Poder