Arruinar a Libia nos está arruinando Imprimir
Imperio - Unión Europea
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Martes, 21 de Junio de 2011 03:08

 

Carme Chacón y Trinidad Jiménez   El 16 de junio, en la inauguración del Seminario OTAN y Mediterráneo, celebrada para general vergüenza en el Senado, afirmó la generalísima Chacón, más conocida como La Niña de la OTAN: "La intervención internacional en Libia ha detenido las masacres de las tropas de Gadafi." Al día siguiente los aviones de la cruzada bombardeaban "por error" una columna de vehículos de sus protegidos los rebeldes, causando 16 heridos: es lo que se llama "el fuego amigo". El día 19 un bombardeo de los cruzados sobre un barrio de Trípoli sin interés militar causó 15 muertos, y los dirigentes de la OTAN anunciaron que abrirían una encuesta para analizar lo sucedido. Al día siguiente un bombardeo de los cruzados sobre Sorman ha originado la muerte de un número incierto de civiles, entre ellos dos niños, por error.

 

   Es el día elegido por las ministras guerreras, Trini Jiménez, de Asuntos Exteriores, y Carme Chacón, de Defensa, para comparecer en el Congreso de los Diputados, y proponer una prórroga indefinida de las fuerzas españolas en Libia. Según dijo Trini, "Esta misión continuará mientras los libios sigan padeciendo la barbarie del régimen de Gadafi". A juzgar por las noticias llegadas diariamente de Libia, la barbarie la protagonizan los cruzados de la Organización Terrorista del Atlántico Norte.

   Esto sucede en el reino de España cuando la opinión pública europea y estadounidense empieza a protestar por la intervención en Libia, comenzada el 19 de marzo, es decir, hace más de tres meses. El New York Times está publicando una serie de reportajes, en los que se evidencia el cansancio de los gringos. La Casa Blanca ha anunciado que prolongar la guerra hasta setiembre costará 772 millones de euros, lo que escandaliza a los contribuyentes, en unos momentos en los que se padece una grave recesión económica en los Estados Unidos. Además, se destaca que el emperador Obama I incurrió en un delito al ordenar la intervención del país en Libia sin solicitar la obligada autorización al Congreso, por lo que ya ha sido denunciado. El premio Nobel de la Paz en 2009 es genocida y dictador.

   El diario londinense The Guardian está siendo muy crítico con la cruzada, al exponer el sentir de la población. Ha publicado que preguntó a los ministerios de Asuntos Exteriores y de Defensa por el coste de la intervención británica, pero no respondieron sus responsables. Según cálculos del diario, el coste de esa operación para los británicos oscila entre los cuatrocientos y los mil millones de libras. Al mismo tiempo se reducen todas las prestaciones asistenciales en el Reino Unido. No obstante, el jefe del Gobierno, David Cameron, ha prometido al emperador que las fuerzas británicas seguirán en Libia el tiempo que haga falta. Si el pueblo lo permite, debiera haber añadido.

   Por su parte, el diario Le Parisien ha analizado lo que le cuesta a la República Francesa participar en esa cruzada dirigida por su presidente, el pequeño Napoleón Sarkozy. En estos tres meses de guerra, la patria de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad ha gastado 87 millones de euros, al servicio de las compañías petrolíferas gringas. La opinión pública francesa manifiesta diariamente su oposición a esa aventura criminal, en los medios de comunicación. El parisiense Le Monde, uno de los diarios de mayor prestigio de Europa, reproduce ese malestar de los ciudadanos, y publica editoriales y artículos en solicitud de que se acabe esa masacre de la OTAN contra el pueblo libio, a la que no se le ve el fin, porque los libios no aceptan la "liberación" ofrecida por los cruzados, y temen con razón que su afán sea apropiarse de su petróleo y demás riquezas minerales.

   España es diferente, como aseguraba la dictadura, y con razón. El 22 de marzo compareció en el Congreso de los Diputados el belicista presidente del Gobierno y secretario generalísimo del partido Pseudo Socialista Obrero Español, flanqueado por las dos ministras guerreras, Trini y Carme. Afirmó que la operación Odisea del Amanecer contra Libia era humanitaria, ¡humanitaria!, y que sólo buscaba proteger al pueblo libio, ya sabemos cómo, sin pretender la expulsión del coronel Gadafi. Pues todos los cruzados, incluidas las ministras guerreras, insisten en que Gadafi debe abandonar Libia, como condición imprescindible para alcanzar la paz.

      La votación en el Congreso arrojó 336 votos a favor de la intervención, tres en contra (de Izquierda Unida y del Bloque Nacionalista Galego), y una abstención de un diputado del partido que presume de ser Popular. La verdad es que no ha habido apenas manifestaciones contra la participación del reino de España en esa aventura, por lo que tal vez la mayoría de los vasallos la aprueba, a diferencia de lo que sucede en los restantes países involucrados. Desde luego, su majestad el rey nuestro señor, que Dios guarde, y su abucheado hijo y presunto heredero el tripríncipe están conformes, porque el 18 de marzo acudió al palacio de La Zarzuela el presidente de esto que llaman Gobierno, para pedirles su venia sobre la intervención española. Se la dieron, así que al día siguiente el compañero Rodríguez puso a disposición de la OTAN cuatro cazabombarderos F-18, un Boeing 707 cisterna, una fragata F-100 y un submarino, además de las bases militares de Rota y Morón para que realicen en ellas las operaciones que les dé la gana, sin consultar al Gobierno.

   La ministra de Defensa declaró el día 22 de marzo que el coste de la operación para las depauperadas arcas del reino sería de 25 millones de euros en los tres meses calculados de guerra. El 20 de junio la generalísima Chacón ha confesado que ya hemos gastado 43 millones de euros en estos tres meses. Pues sí que calculan bien los economistas del Ministerio de Defensa. Y con seguridad la cifra es superior, porque no se tienen en cuenta más que los gastos derivados del personal. Y no se sabe cuándo terminará la operación, dado el criterio de expulsar a Gadafi.

   Sin embargo, la resolución 1973 de la ONU, por la que se inició este despliegue bélico, no autoriza el derrocamiento del coronel, sino la creación de una zona de exclusión para evitar que sus tropas ataquen a la población. Los cruzados se limpian los mocos con la resolución. Pero Gadafi manifestó el 21 de marzo que la guerra sería larga, porque él no abandonaría el país, y que la ganaría. Cosa que está sucediendo, con una opinión pública internacional contraria a que continúe el genocidio emprendido por la OTAN al servicio del colonialismo gringo. Es que el petróleo libio tiene una gran calidad, pero a los europeos nos está arruinando.

   En Siria y en Yemen se matan sus habitantes, enfrentados en bandos irreconciliables. La ONU no se entera, porque las multinacionales no lanzan campañas "humanitarias" sobre esa situación, como la emprendida contra Libia. Sin duda el coronel Gadafi es un criminal, pero los cruzados que buscan su derrocamiento no lo son menos.

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