Mohamed está irritado. PDF Imprimir E-mail
Imperio - Sahara Occidental / Marruecos
Escrito por Diego Camacho   
Sábado, 30 de Abril de 2016 05:36

La reciente visita de Ban Ki-moon, SG de la ONU, a los campos argelinos de refugiados saharauis ha irritado al sultán de Marruecos; que ni corto ni perezoso ha expulsado del Aaiún al personal civil de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO).

El motivo aducido desde Rabat han sido las declaraciones del SG al calificar de "inaceptable" la situación que se vive en los campos de Tinduf e "instando" a los miembros de la ONU a poner fin a este escenario. La presidencia de la Unión Africana, que aporta una gran parte de personal civil y militar a la MINURSO, ha expresado su desconcierto y ha calificado el desafío marroquí al mandato del Consejo de Seguridad (CS) de "precedente peligroso". Marruecos es el único Estado africano que no forma parte de este organismo regional de la ONU.

 

Por su parte el CS ha expresado su "seria preocupación". De este órgano ejecutivo de las NNUU forman parte: EEUU, Francia y España, los dos primeros como miembros permanentes con derecho a veto y el tercero como miembro no permanente. Una vez que nuestra nación incumple con sus obligaciones internacionales y abandona el territorio, serán los otros dos países los que apoyarán de facto esta invasión del Sahara por Marruecos, que vulnera de manera flagrante el Derecho Internacional y desoye las numerosas Resoluciones de la Asamblea General y del propio CS. Habrá que esperar a la reunión de abril para comprobar si el CS se doblega al desafío del sultán o no.

Marruecos lleva 40 años ocupando por la fuerza el Sahara. Ninguna nación reconoce su pretendida soberanía sobre este territorio y para la ONU la potencia administradora sigue siendo España. Este neo colonialismo de la dinastía alauí ha podido materializarse gracias al apoyo norteamericano y francés, una vez que España hace dejación de su responsabilidad. Las razones aducidas en 1975 para dicho apoyo hoy han desaparecido y el resultado de esta violación flagrante de la legalidad internacional ha sido un fracaso completo para todos los protagonistas.

Analizando la trayectoria del SG, muy similar a la de sus antecesores en el cargo, no parece plausible que la visita a Tinduf fuera un acto espontáneo o poco meditado sino más bien un cambio de enfoque del problema. La violación sistemática de las Resoluciones de la ONU, unido al fracaso de la integración en Marruecos de una pequeña comunidad de la misma cultura y religión, han derivado hacia la exclusión de un pueblo de su legítimo derecho de elegir su futuro mientras sufre la continua violación de los derechos más elementales. El respaldo a Marruecos en su invasión del Sahara tampoco ha consolidado la estabilidad del Magreb sino todo lo contrario y ha convertido a esta región en una potencial zona de inestabilidad.

Es evidente que la tarea no es sencilla pues materializar ese giro requiere, a la vez, la capacidad de no desestabilizar Marruecos, puesto que durante dos generaciones este fracaso ha sido liderado por el trono y un proceso revolucionario no iba a traer estabilidad, pero sí encarar con firmeza un proceso de apertura y liberación política, tantas veces anunciada y jamás realizada, si esa transición desde un poder teocrático y feudal fuera implementado por el propio rey. Hasta la fecha ha sido la ONU la que ha permitido una situación que vulneraba no solo sus Resoluciones sino también su propia doctrina. El permitir que la MINURSO no se responsabilizara de la vigilancia en las violaciones de los Derechos Humanos en el territorio asignado, único caso entre las misiones que destaca la ONU en el mundo, y asignara esa función a un organismo dependiente del sultán; es como poner al zorro al cuidado de las gallinas.

El camino de irritación emprendido por Mohamed VI, no parece a primera vista el más apropiado para sus intereses y los de su país. El revés sufrido por la sentencia del tribunal europeo, al revocar el acuerdo que había suscrito con la UE, tiene su origen en la utilización ilegal de los recursos del Sahara en su propio beneficio. En todo caso es un revés que él puede enderezar, rápidamente, si se pliega a cumplir con la legalidad internacional, que le impide la explotación de unos recursos que no son suyos. No debería el sultán olvidar el trato de nación más favorecida que tiene con la UE. Por eso su intento de recordar la guerra fría con su acercamiento infantil a Putin, tomates a cambio de un submarino, queda un poco ridículo.

Diego Camacho