Sahara Occidental: Las nubes de abril PDF Imprimir E-mail
Imperio - Sahara Occidental / Marruecos
Escrito por Gustavo Buster   
Lunes, 13 de Abril de 2015 04:32

A lo largo del presente mes de abril, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tienen que tratar una vez más la situación del proceso de descolonización y de las negociaciones entre Marruecos y el FPolisario sobre el Sahara Occidental. No es ningún secreto que la actual ronda de negociaciones, alentada por Christopher Ross, sigue sin lograr avances hacía el objetivo final de un acuerdo entre las partes que permita el derecho de libre determinación.

 

Por el contrario, Mohamed VI volvió a declarar en su discurso de 6 de noviembre de 2014 que la "soberanía marroquí" sobre el territorio es "inalienable y no negociable" y que la única salida al conflicto es el desarrollo de la autonomía regional prevista en la nueva Constitución de 2011, que habría sido refrendada mayoritariamente por los actuales habitantes de las tres provincias bajo control marroquí del Sahara Occidental. La posición del FPolisario, reiterada por Mohamed Abdelaziz, presidente de la RASD, a Ross durante su visita a los campos de refugiados de Tinduf el pasado mes de febrero, es que "NN UU debe presionar a Marruecos para que sea posible organizar un referéndum de autodeterminación".

A pesar del bloqueo del proceso negociador, la amenaza de una revisión global por parte del Consejo de Seguridad y de la dimisión de Ross, ha forzado toda una serie de movimientos tácticos por ambas partes para asegurar sus alianzas respectivas y centrar el conflicto en tres escenarios: el mandato de la MINURSO y la situación de los derechos humanos; la explotación de recursos naturales en el territorio por parte de Marruecos; y la situación de seguridad en la región ante la amenaza yihadista de AQIM y MUJAO.

Minurso y la situación de los derechos humanos

El mandato de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO) fue renovado por ultima vez en abril de 2014, aprobando la Resolución 2152/14, que expira el 30 de abril de 2015. En dicha resolución, tras la habitual batalla diplomática sobre la extensión o no de su mandato, se insta a las partes a respetar y promover los derechos humanos en el Territorio del Sahara Occidental y en los campos de refugiados saharauis en Argelia (donde se estima hay unos 95.000 refugiados, según NN UU, aunque la cifra utilizada por el Programa Mundial de Alimentos es de unas 165.000 personas). Asimismo, la RES 2152/14 se felicitaba de la iniciativa marroquí de invitar a su país a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos en 2014.

Como preparación de la visita de la ACDH Sra. Pillay a Marruecos el 26-29 de mayo 2014, una misión del ACDH visitó el Sahara Occidental. En sus conclusiones, tras la visita a Marruecos, que no incluyó al Sahara Occidental, la Sra. Pillay destacó la "vigilancia ejercida" por el estado marroquí sobre los derechos de libertad de expresión, asociación y reunión pacíficos. Se felicitó de las invitaciones marroquíes al Sahara Occidental a técnicos de derechos humanos independientes y del reforzamiento de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Marruecos, pero destacó la necesidad de una mejor aplicación de las garantías sobre derechos humanos establecidas en la Constitución y las leyes marroquíes.

En relación con las denuncias de casos de tortura, la Sra. Pillay pidió una investigación exhaustiva de las alegaciones de los 21 presos saharauis arrestados tras el desmantelamiento del campamento de Gdiem Izik en noviembre de 2010. Y ofreció asistencia técnica para el reforzamiento de las comisiones regionales del Sahara Occidental de la Comisión Nacional de DD HH de Marruecos.

Evidentemente, el resultado de la visita no fue el esperado por Marruecos, que a continuación no permitió la llegada de la nueva Representante especial y jefa de MINURSO, Kim Bolduc, al Sahara Occidental hasta febrero de 2015. Y solo tras una llamada personal de Ban Ki-Moon a Mohamed VI, que confirmó la capacidad de veto marroquí, legal y practico, a cualquier modificación del mandato y las operaciones de MINURSO.

La situación, por lo tanto, no ha cambiado: Marruecos y el FPolisario son los garantes y responsables del ejercicio de los derechos humanos en las partes del territorio bajo su control, así como en los campos de refugiados en Argelia, y están sometidos a los mecanismos de prevención y vigilancia del Consejo de Derechos Humanos de NN UU. El informe del ACDH elaborado con ocasión de la visita de la Sra. Pillay será uno de los documentos de debate en la revisión del mandato de MINURSO y del proceso negociador este mes en el Consejo de Seguridad. Asimismo, el pasado 11 de febrero, el secretario general del FPolisario, M. Abdelaziz, ha vuelto a solicitar la extensión del mandato de MINURSO para incluir la vigilancia de los derechos humanos y la liberación de todos los prisioneros independentistas saharauis, una petición apoyada por Argelia el 3 de marzo ante el Consejo de Derechos Humanos de NN UU.

La explotación de recursos naturales

En el viejo litigio de la explotación de recursos naturales en el Sahara occidental, que se remonta al de los fosfatos bajo la colonización española, la revista International Judicial Monitor publicó en su número del primer trimestre de 2015 el artículo "The responsability of the UN Security Council in the Case of Western Sahara" de Hans Corell. El antiguo subsecretario para asuntos legales de NN UU, y autor del dictamen de 2002 para el Consejo de Seguridad sobre este tema, señalaba que el actual acuerdo de pesca entre la UE y Marruecos, "no dice una palabra sobre el hecho de que la jurisdicción marroquí sobre las aguas del Sahara Occidental está condicionada por las normas internacionales sobre el derecho de autodeterminación". Por lo tanto, el acuerdo debería incluir una delimitación específica de esas aguas y preveer un mecanismo de control independiente. Y extendía está lógica al conjunto de los recursos naturales en el territorio, en el mismo sentido de su conocido dictamen de 2002 de que su explotación solo es acorde con el derecho internacional si se hace "de acuerdo con los intereses y deseos de la población del Sahara Occidental".

Más allá de las opiniones jurídicas, el Tribunal Europeo de Justicia estableció el 13 de octubre de 2014 que Marruecos no tenía derecho ni autoridad para otorgar licencias a barcos pesqueros europeos en aguas del Sahara Occidental. Esta sentencia excluyó también a las compañías europeas de las exploraciones petrolíferas en dichas aguas, que la empresa norteamericana Kosmos Energy comenzó a finales de 2014.

La contraofensiva marroquí, por su parte, se apoyó en el informe de la Oficina Antifraude Europea (OLAF) sobre el desvió de parte de la ayuda humanitaria a los campos de refugiados por las autoridades argelinas y del FPolisario a partir de las diferencias en la estimación del número de personas en los mismos, que oscila entre los 90.000 y los 160.000 según las distintas agencias de Naciones Unidas, aunque el FPolisario no ha permitido la realización de censos en los campos bajo su control.

La seguridad regional y el yihadismo

Entre las reivindicaciones reiteradas por el FPolisario esta el desmantelamiento del muro defensivo marroquí, que divide el territorio del Sahara Occidental y que limita el contacto entre la población originaria, separada a ambos lados, al programa del ACNUR de visitas y llamadas telefónicas humanitarias, reanudado en abril de 2014.

A pesar de la tregua, en vigor desde 1991, y de la aplastante correlación de fuerzas militar a favor de Marruecos, el muro defensivo ha cobrado un nuevo valor desde la caída del gobierno de Gadafi en Libia, la crisis de Mali en 2012 y los ataques de organizaciones yihadistas en la región, especialmente de AQMI y MUJAO. En octubre de 2011 tres cooperantes fueron secuestrados por MUJAO en los campos de refugiados en Tinduf y se han señalado casos individuales de reclutamiento de antiguos militares saharauis por las organizaciones yihadistas.

Sin embargo, el FPolisario, -como Argelia, de quién depende militar y logísticamente- es un enemigo declarado de las organizaciones yihadistas. Pero Marruecos ha hecho esfuerzos propagandísticos para denunciar los campos de refugiados como un foco de reclutamiento yihadista, consecuencia de una supuesta perdida de control político del FPolisario, y defender que un estado independiente en el Sahara Occidental sería una presa fácil para Al Qaeda o el Estado Islámico.

¿Es posible un marco negociador distinto?

¿Qué se puede esperar, por lo tanto, del debate de este año en el Consejo de Seguridad? Dada la situación en Libia, Mali y la cuenca del Lago Chad, los argumentos geopolíticos para mantener el statu quo parecen contar con una mayoría amplia de los estados miembros, que por otra parte hace años que han subordinado la resolución definitiva del conflicto al más amplio entre Marruecos y Argelia, cuyas fronteras siguen cerradas desde 1994.

Pero ese mismo congelamiento del conflicto amenaza con cambiar su naturaleza. Por un lado, la situación en los campos de refugiados, después de cuarenta años, es de completa dependencia de la ayuda que prestan Argelia, ACNUR y el Programa Mundial de Alimentos, así como otros donantes. Sin un horizonte de solución política y en medio de una crisis generalizada de la región del Sahel, las nuevas generaciones nacidas en los campos bordean la desesperación. En el Sahara ocupado, los programas de desarrollo y asentamiento marroquíes han cambiado completamente la realidad social y demográfica de la antigua colonia española. Los cerca de 60.000 habitantes de El Aaiún en 1976, antes de la guerra entre Marruecos y el FPolisario, se han convertido hoy en más de 200.000; y los 25.000 de Dajla en unos 110.000. El proceso de sedentarización de la población nómada, iniciado por la colonización española, llegó a su término hace ya casi dos décadas.

Nuevos conflictos económicos y sociales han aparecido en el territorio, como puso de manifiesto trágicamente en 2010 la protesta de Gdiem Izik y, antes de ella, la huelga de hambre de Aminetu Haidar en 2009, que desbordan parcialmente las divisiones de la guerra de 1976-91, cuya brutalidad ha vuelto a recordar el Juez Ruz en su auto de procesamiento a 11 militares marroquíes. La dirección política y social de la resistencia saharaui en los territorios ocupados, capaz de movilizarse ante cada visita internacional, se encuentra en el interior, a pesar de la represión y la cooptación marroquíes. Lo que no obvia para que siga aceptando la representación exterior del FPolisario como único interlocutor reconocido por NN UU.

La cuestión clave es si se inicia una revisión del marco del proceso negociador, dando por fracasado el actual. En buena medida depende del Enviado especial Ross, que podría presentar su dimisión y desencadenar este proceso. Ello obligaría a centrar el debate no tanto en el proceso mismo de unas negociaciones inexistentes, como en las condiciones en el territorio que las hagan posibles, haciendo efectivas y ampliando las llamadas "medidas de confianza". Es decir, la situación de los derechos humanos, el ejercicio de las libertades democráticas individuales y colectivas, la reunificación familiar y la libertad de circulación incluyendo hacia y desde los campos de refugiados. Una situación que, de avanzar en este sentido, permitiría vislumbrar la representación social y política de los independentistas saharauis en el territorio ocupado por Marruecos en una segunda fase.

En esta lógica nueva, la confrontación táctica sobre la ampliación del mandato de la MINURSO sería sustituida por el propio cuestionamiento de su utilidad: la misión que tenía era preparar las condiciones para un referéndum a corto o medio plazo a partir de un nuevo censo de la población originaria, que es evidente que no puede cumplir. Y su redefinición como una misión de vigilancia del alto el fuego de una guerra que acabó en 1991 depende, más que de sus efectivos, de la evolución de las relaciones entre Marruecos y Argelia. Su importancia diplomática reside en que es una forma material de reconocer la existencia de un proceso de descolonización pendiente y la obligación contraída por NNUU de llegar a una solución negociada entre las partes que implique el ejercicio del derecho de libre determinación. Pero la presencia sobre el terreno de otras instituciones de NN UU, como ACNUR o el Alto Comisionado de Derechos Humanos, respaldados por una resolución, pueden cumplir esta misma función si se produjese al mismo tiempo una ampliación de las "medidas de confianza".

Son muchas las condiciones necesarias para hacer posible un nuevo marco para la resolución del conflicto que permitiese, de entrada, una mejora de las condiciones de vida del conjunto de la población saharaui. Sobre todo, un mayor compromiso internacional y una mediación más activa entre Marruecos y Argelia, que a su vez depende del proceso de transición institucional en marcha desde hace años en ambos países.

Mientras tanto, lo más probable es una repetición del proceso de renovación de mandatos en abril que ya hemos conocido. Marruecos esta convencido que el tiempo irá consolidando lo que considera el hecho irreversible de su anexión del Sahara Occidental. Y al FPolisario solo le queda seguir resistiendo, prisionero de su estrategia fundacional. Aunque saltan alrededor, uno tras otro, los países de la región del Sahel, las nubes de abril que llegan del Atlántico siguen sin descargar su lluvia en el Sahara Occidental.

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Fuente: Sin Permiso