El hambre de los prisioneros palestinos. Imprimir
Imperio - Palestina, Israel y Mundo árabe
Escrito por Ramón Pedregal Casanova / UCR   
Lunes, 22 de Agosto de 2016 05:53

El hambre de los prisioneros palestinos es su única manera de llamar a las puertas de un mundo que se ha tapado los oídos y los ojos para no escuchar, para no ver el drama del pueblo palestino.

Debería levantarse una ola de solidaridad con Bilal Kaid, el prisionero que hace más de 60 días se puso en huelga de hambre, encabezando a cientos de compañeros que le han seguido. Su huelga de hambre es para protestar contra la “detención administrativa” que aplica Israel a palestinos y palestinas, lo que incluye también a quienes están por debajo de los 12 años.

 

La “detención administrativa” es una ley que ya empleaba el imperio turco, quienes les sustituyeron, los ingleses, la emplearon igualmente, y como éstos traspasaron la colonia de Palestina al sionismo ahora es el ente israelí el que la aplica. Esa “detención” se encuentra al margen de toda legalidad: secuestran y encierran sin acusación, sin juicio, sin derecho a defensa, sin permitir que nadie visite a quien han secuestrado. Los sionistas, uniformados o de paisano, capturan a esa persona y la encierran en sus cárceles por períodos de 6 meses, que el juez militar renueva si le parece. Ya son centenares de prisioneros que estando bajo “detención administrativa” han luchado contra ésta empleando su huelga de hambre, otros tantos han luchado desde su huelga de hambre contra las celdas de aislamiento, contra la falta de asistencia médica, contra la tortura psiquica y física que aplican a los prisioneros y que es legal en Israel, contra la incomunicación, … Siempre ha habido una respuesta solidaria que ha defendido su vida, la de quien ha emprendido ese camino de lucha y la de quienes le siguieron en la protesta contra la existencia espantosa que el gobierno sionista quiere imponerles. La huelga de hambre es el último recurso de lucha de los prisioneros y es la mejor prueba de su deseo de vivir y dignamente; este es el caso de Bilal Kaid, en “detención administrativa”, como otros más de 700 secuestrados entre los 7500 prisioneros de los que 450 son niños y niñas hasta el año pasado, a los que hay que sumar otros 650 niños y niñas palestinos que los sionistas han capturado en Jerusalén Este y han encarcelado en lo que va del año 2016.

Bilal Kaid fue encarcelado cuando tenía 19 años y ha pasado 15 en prisión. Cuando había cumplido esa condena e iba a ser puesto en libertad, sin explicación ninguna el juez militar le ha retenido aplicando esa detención colonial y fuera de toda legalidad. Ahora el prisionero lleva más de 60 días luchando con el hambre por su libertad. Mientras, los medios de comunicación, televisiones, radios, periódicos, en el territorio español callan resultando cómplices del sionismo, al que Naciones Unidas calificó en su día como una de las ideas y formas de racismo.

Pero ¿qué noticias difunden hoy los medios mencionados?: con respecto a lo que ocurre en Palestina no presentan ninguna. Sólo en algún apartado digital leemos que en el Parlamento turco se discute sobre la normalización de las relaciones con Israel; y muy brevemente: los soldados de Israel asesinan a un chico palestino de 17 años y causan 25 heridos de bala al asaltar el campo de refugiados de Fawwar, en Cisjordania. El joven asesinado se llamaba Muhammad Abu Hashhash.

Hoy se lee en ese apartado digital: La camara de un establecimiento graba en la ciudad de Ramala, (se aporta el vídeo), cómo un vehículo todo terreno del ejército israelí se acerca a un grupo de palestinos que están sentados a la puerta de una tienda, se detiene junto a ellos, y los militares sionistas les tiran una bomba que explota desprendiendo humo, mientras el vehículo desaparece del lugar a toda velocidad.

No hay ninguna otra noticia, aunque en Palestina el ejército colonial realiza diariamente derribos de viviendas palestinas, ocupaciones de tierras, cercos a pueblos y ciudades, cortes de agua y luz, prohibiciones de salir de las poblaciones, controles que pueden durar horas y días, agresiones en hospitales y centros de enseñanza, asaltos a casas y secuestros, y muertes, además de imponer un bloqueo a pueblos y ciudades así como a la Franja de Gaza, en todos los órdenes, que impide el desarrollo de la vida social y mantiene en condiciones de existencia miserable al conjunto de la población, y no hablamos del muro ilegal y condenado por las instancias internacionales, no hablamos de las expulsiones de la población, no hablamos de los asaltos a Jerusalen Este, ni de los asentamientos, … todo ello condenado en las más altas instancias del mundo: hablamos del enterramiento de la ética, de cómo los israelíes pisotean diariamente el Derecho Internacional, las Convenciones de Ginebra, las Resoluciones de la ONU, los dictámenes del Tribunal Internacional de La Haya, hablamos, en definitiva, de la aplicación de una dictadura fascista que los poderes dominantes estadounidenses y europeos protejen, de la indisimulada participación de los medios informativos de esos poderes en el crimen que los sionistas llevan a cabo en Palestina; hablamos de cómo quedan registrados unos y otros para la Memoria Historica, del mundo que procuran sordo y ciego; hablamos de por qué a los prisioneros palestinos tan solo les queda la huelga de hambre para luchar por su libertad y la libertad de su pueblo, de su nación, para repudiar lo que los poderes imperialistas, sus protegidos colonialistas, y sus servidores informativos quieren hacer con el mundo.

Seremos todos prisioneros si nadie alza la voz contra ese proyecto en marcha, si ningún medio de difusión de masas explica lo que significa la presencia de un ejército de ocupación, si como mucho hacen algún comentario como los expuestos, breves y sin proyección, o dan explicaciones genéricas y marginan el Derecho Internacional sistemáticamente.

La huelga de hambre del prisionero Bilal Kaid y sus compañeros se encuentra con que el mundo se ha tapado los oídos y los ojos, o se los han tapado, y si ellos claman con su huelga de hambre contra la “detención administrativa”, contra la tortura psiquica y física que les aplican, contra la falta de asistencia médica, contra las celdas de aislamiento, ... por una vida en libertad y digna, ... desde fuera, la solidaridad organizada debe despegar de los medios sionistas a los oídos y los ojos del mundo, debe hacer que se abran. Es preciso que la solidaridad se organice para que el mundo tome conciencia crítica, para que a su vez, ese mundo hoy ciego y sordo, por fin difunda, y alcance la más lejana lejanía, la acusación al fascismo israelí, y abra las cerraduras de las puertas de las cárceles sionistas. El hambre de los prisioneros palestinos llama a la solidaridad.

 

Ramón Pedregal Casanova es autor de “Gaza 51 días”, “Dietario de crisis”, “Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios”. Es presidente de AMANE, Asociación Europea de Cooperación Internacional y Estudios Sociales.