La hipocresía organizada y la insurrección árabe Imprimir
Imperio - Palestina, Israel y Mundo árabe
Escrito por Júcaro / 14 de Abril   
Viernes, 11 de Marzo de 2011 06:35

MediterráneoLa hipocresía Occidental actúa, escribe, opina y prepara el terreno esbozando razones humanitarias para intervenir militarmente, con el pretexto de liberar a los pueblos oprimidos de dirigentes tiranos, despóticos y corruptos. 

Resulta complicado escribir  desde la comodidad de quien sigue los movimientos populares desde la pantalla de un ordenador. Produce hastío, leer a tanto experto pretendiendo adoctrinar sobre cómo deben  proceder los ciudadanos que se levantan contra sus tiranos;  causa perplejidad, cuando desde  el  mundo católico  se  advierte del peligro islamista.

 

Hay motivos para recelar de las  organizaciones internacionales, de los gobiernos occidentales y  de sus escribidores propagandistas; para sospechar del  repentino e interesado descubrimiento de las maldades, abusos y extorsiones de estos dictadores que antes eran recibidos por reyes, presidentes y primeros ministros; para abominar del compromiso humanitario y democrático de carácter selectivo.

De la revolución social que se está produciendo en  el Magreb y que puede extenderse  a todo el mundo árabe, aquí, instalados confortablemente en la otra orilla, preocupan los pozos de petróleos, las torres de prospección, el precio de la gasolina en nuestro surtidor,  la posible  llegada de refugiados y otras posibles e  imprevisibles consecuencias.  El coro de lamentaciones silencia otras voces y suena  tan  hipócrita como cacofónico. La falta de libertad  y  la opresión nunca nos ocupó demasiado tiempo y no impidió la venta de armas a tan angélicos dirigentes.

Particularmente, siempre me pongo del lado de quienes hacen y sufren la historia  y frente a dictadores y monarcas.  También contra quienes con escaso  conocimiento poca perspectiva y mucho interés tratan de contarnos lo que sucede y conducirnos como un rebaño a la exigencia de  la intervención militar. Demasiado reciente el lamentable episodio de las supuestas armas de destrucción masiva, demasiadas armas vendidas a los tiranos y demasiadas intermediaciones para facilitar la implantación de empresas occidentales en esos territorios de dictadores, como para no procesar toda la información con mucha cautela y toda clase de prevenciones.

Escuchando y leyendo a los muchos opinólogos que proliferan en los periódicos y tertulias radiofónicas o televisivas —la blogosfera tampoco se libra—,  se transmite la impresión de que estas revueltas se desarrollan en un escenario colonial. Los hay que  expresan sus deseos democratizadores y de que se asiente el respeto por los derechos humanos para,  a continuación, desglosar todo un abanico de advertencias.  Aunque resulte paradójico que se acuse a las organizaciones de noticias internacionales de montar una "campaña retorcida" contra Muamar Gadafi y su gobierno, aquí toda la información  también parece sesgada de una u otra parte. Por ello, ante  las campañas de intoxicación y ocultamiento,  sólo cabe la cautela y un grito otras veces inútilmente repetido: ¡No a la intervención militar!¡No a la guerra!

Lejos de analizar y opinar sobre lo que sucede en los países del Magreb, lo observo como un espejo que  refleja nuestra cobardía para hacer caer al dictador. En Túnez, Egipto o Libia la ciudadanía se lanza a la calle consciente de que se la juega y, aún así, arriesga la vida.  Nuestra transición, tantas veces elogiada, comenzó a cimentarse a la muerte del dictador  y fundamentada en el olvido; como pueblo no tuvimos las agallas que están demostrando estos vecinos del norte de África.  En consecuencia, más que exigir homologaciones democráticas y expender certificados de calidad, tendríamos que aprender mirándonos en el coraje con el que tratan de ganarse la libertad frente a tanta morralla de una y otra orilla.

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Fuente: http://14deabril.wordpress.com/2011/03/09/la-hipocresia-organizada-y-la-insurreccion-arabe/