Ladrones y asesinos. Imprimir
Imperio - Palestina, Israel y Mundo árabe
Escrito por Rafael Torres / Diarios del Siglo XXI   

La revuelta árabeTambién hay clases entre los tiranos: unos son cleptócratas y otros asesinos, aunque no son raros los que suman una y otra condición. Los cleptócratas del mundo árabe, del Magreb y del Medio Oriente lo han sido con la connivencia de las potencias occidentales, que son, en definitiva, las que les han llenado la saca con lo escamoteado a sus naciones, pero hoy se trata de saber si Estados Unidos y Europa apuestan también por los genocidas. Ben Alí y Hosni Mubarak, ladrones de pro, pelearon lo justo, antes de ser barridos, para poner a buen recaudo sus fabulosos botines.

 

Ribetes de asesinos tenían también, ciertamente, el tunecino y el egipcio, cual acredita la represión con que mantuvieron aherrojados durante décadas a sus respectivos pueblos, pero lo suyo era, sobre todo, el despojo metódico, concienzudo, hasta que ellos mismos comprendieron que ya no podían robar más. Los que quedan, del tipo de ese Gadafi que se las ha arreglado para eternizarse en el poder siendo todo lo malo que le ha dado la gana, añaden a su codicia el fanatismo, pero no un fanatismo cualquiera, sino el que sólo es capaz de generar un tío que se cree dios y que, además, está loco no sólo por eso.

El domingo se reunieron de urgencia los cancilleres de la Unión Europea no se sabe bien, a tenor de los débiles resultados de la reunión, para qué. Muchos muertos son, en verdad, los centenares, quién sabe si miles a estas horas, que están generando las agónicas dictaduras de Libia y Bahreim, demasiados para que Europa, sus intereses dinerarios más exactamente, no se sientan concernidos, pero la impresión que se recibe es la de la infinita soledad y desamparo de esa gente que, obligada convencionalmente a optar entre lo malo y lo peor, esto es, entre lo existente y el fundamentalismo islámico, no quiere lo uno ni lo otro, sino la libertad.

Vecinos de la otra orilla del mar común y primigenio, nobles y viejos pueblos que reclaman la alegre juventud de que nunca gozaron, bien merecen el socorro urgente de Europa, siquiera porque su destino es el nuestro.

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Fuente: http://www.diariosigloxxi.com/firmas/rafaeltorres