Que un presidente de los Estados Unidos, Expectativa Defraudada Obama, premio Nobel de la Paz, uno más tan certero, insufle la alegría en su pueblo hablando de justicia cuando se trata de venganza, califique de acto de justicia una ejecución sumaria extrajudicial al mejor estilo Mosad, no por esperado es menos obsceno.

Que lo haga para incrementar una popularidad hasta ayer por los suelos -tan hundida que hasta se especulaba no ya con que no renovaría un segundo mandato, sino que ni siquiera le permitirían presentarse a revalidar su presidencia, podría perfectamente no haber sido el candidato demócrata en las próximas presidenciales estadounidenses pues, no nos cansaremos de repetirlo, se es presidente del país que te ha elegido, pero se ha de gobernar según quienes te han votado. En pocas palabras: o se cumple con el programa que te ha llevado al gobierno, en este caso a la presidencia, o es bastante probable que los tuyos, sobre todo tu electorado, acabe por botarte- en este caso, la ecuación: ejecución extrajudicial vs. incremento de la popularidad, además de obscena es zafia y cobarde.

Pero si además todo es mentira, pues sin cadáver no hay muerto a lo sumo desaparecido que es el limbo legal en el que habitan, todavía hoy, ¡qué vergüenza!, los republicanos españoles asesinados y enterrados en las cunetas de medio país, los únicos defensores de la legalidad de entonces, los únicos demócratas, mientras los herederos biológicos y/o ideológicos de sus asesinos campean hoy a sus anchas por nuestros "democráticos" medios e instituciones, haciendo y deshaciendo a antojo allí donde gobiernan, corruptos e impunes, dando clases de moralidad y legalidad al entorno de una ETA que es hija, ésta sí legítima, de la historia de sus atrocidades. Si ETA tuvo un padre, éste se llamaba Francisco Franco Bahamonde y la España cruel, mojigata y cómplice de sus cuarenta años de reinado y de unos cuantos más de esta inacabada transición, tan «modélica» la pobre que pretendemos, estimulados por Bruselas, exportarla a Túnez, país que en unos pocos meses ha transitado mucho más de lo que nosotros hemos conseguido en treinta y cinco años. Es lo que tiene expulsar al dictador o que se te muera en la cama.

Si la operación "Gerónimo" (el nombrecito se las trae, los muy imbéciles igual creían que con él homenajeaban a los indios americanos) es una pura patraña pues, si como bien creo, resulta bastante probable que Bin Laden -miembro de esa familia mafiosa saudí tan amiga, cómplice y confidente de los Bush, con quienes comparten, entre otras cosas algo más inconfesables, largas tardes de rancho o palacio- sea, desde hace tiempo, justo después de aquel aciago, criminal y sospechoso 11 de septiembre de 2001, un señor de pelo corto, bien afeitado, vestido a lo occidental y viviendo, confortablemente, en algún lugar del planeta con una pensión multimillonaria en dólares, pago de su impecable hoja de servicios a los intereses más rastreros del imperio y sus familias. En este caso, de tratarse de una mentira urdida para incrementar los índices de popularidad del presidente, entonces además de obsceno, zafio y cobarde por su parte, sería idiota por la nuestra recibirla como ostia consagrada de las manos siempre rigurosas e imparciales de nuestros medios.

Además, de ser mentira y existir un cadáver (parece ser que lo que sí es seguro es que hay al menos tres, una mujer y dos hombres que andaban por ahí, "daños colaterales" creo que se llama la familia a la que pertenecían) ¿quién es ese falso positivo abatido siguiendo los más repugnantes métodos santo-uribistas?, ¿lo sabremos algún día?. Me temo que no porque sin cadáver, como ya decíamos más arriba, no hay muerto y, en esta ocasión, sin muerto no hay historia, al menos tal y como ellos quieren contárnosla. Y si lo que querían es un muerto, ¿por qué no hacerlo de forma legal, con juicio de garantías, sentencia y corredor, como lo hacen habitualmente en ese país en el que todavía existe la pena de y la fascinación por la muerte?. Podrían haber tenido no sólo un muerto sino varios, podrían haber llenado algún que otro corredor con miembros de la administración republicana anterior, empezando por el presidente a quién nunca le tembló el pulso, en su tan siniestra como estúpida carrera, a la hora de firmar condenas a muerte.

De la administración Bush, compuesta por mafiosos que, en función de sus intereses, legalizaron la tortura -continuada, tal y como se ha podido comprobar también ahora, por la de Obama- atracaron, atacaron, destrozaron y se repartieron países a base de mentiras y saltándose, ¿o más bien poniendo a su servicio?, la legalidad internacional, la tan manoseada como inexistente comunidad internacional, crearon infiernos de retención como Guantánamo que, pese a las promesas electorales de Obama ahí sigue y reforzado en sus métodos y juicios militares expeditivos, y asesinaron y/o propiciaron el asesinato, en distintos lugares del planeta, cada uno de ellos unido al otro por sus riquezas energéticas y enclave estratégico, de una cifra que supera ya el millón y medio de personas. De esa administración de Bush, como digo, podíamos esperar más o menos lo mismo que del Tercer Reich.

Pero la actitud de la administración Obama, no persiguiendo a los criminales de la administración que le precedió (obviando así su particular Nüremberg) y sosteniendo lo esencial de la misma, unida ahora a esta escalofriante confusión de justicia con venganza, la iguala en catadura moral y pone el programa de reformas del presidente, programa con el que alcanzó de forma más que meritoria la Casa Blanca, definitivamente y por si a alguien le quedaba alguna duda, al pie de los percherones de la tan democrática república estadounidense.

Mosad, Tercer Reich, CIA, santo-uribismo, administración USA... dios los cría, nunca mejor dicho, y ellos se juntan. Ya nos vale con salir bien de esta.

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Juan Montero es Coordinador del Área de África Centro Unesco Gran Canaria

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Fuente: http://www.guinguinbali.com/index.php?lang=es&mod=news&task=view_news&cat=11&id=1915