América, la dictadura perfecta Imprimir
Imperio - Estados Unidos
Escrito por Walter C. Medina   
Domingo, 24 de Junio de 2018 05:09

«Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud, en el que, gracias al consumo y al entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre.»

La cita de la visionaria novela “Un Mundo Feliz”, de Aldous Huxley, bien podría valer para describir a la América de Trump, en la que una idiotizada sociedad es incapaz de reflexionar respecto del comportamiento brutal que su “líder” manifiesta y pone en práctica, siempre contra grupos sociales minoritarios y vulnerables.

En la perfecta dictadura del simio documentado que ha conseguido llegar a la Casa Blanca, los medios de comunicación están siempre alertas para identificar a posibles enemigos de esa “libertad” de la que se consideran estandartes. A tal grado de imbecilidad ha llegado la sociedad estadounidense, que aplaude la cruzada contra la inmigración, y no se ruboriza al escuchar de boca de su líder expresiones tales como “Los inmigrantes no son seres humanos. Son animales”.

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Las similitudes entre la dictadura de Trump y la de Adolf Hitler son estremecedoras. La comparación de inmigrantes con animales es la más reciente. Hitler sostuvo lo mismo acerca de los judíos, antes de firmar la siniestra Solución Final. Pero hay más: Hitler recurrió a un discurso de odio hacia los judíos, culpándolos de todos los problemas que padecía Alemania, argumentando el “riesgo” de que la “pureza blanca” se mezclara con la judía. Donald Trump ha manifestado su odio hacia los mexicanos, sosteniendo que “solo saben cometer asesinatos y traer drogas a nuestro país”.

La promoción de deportaciones masivas es otro de los nexos que unen a estos dictadores. Hace casi ochenta años, Hitler anunció que deportaría a todos los grupos minoritarios para que Alemania sea ocupada solamente por “verdaderos ciudadanos”. Donald Trump hizo exactamente lo mismo, asegurando en televisión que reuniría y deportaría a todos los inmigrantes “indeseables”para mantener al país seguro.

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Y hasta la consigna con la que llegaron al poder se repite. Trump, como en su momento Hitler, prometió “hacer grande a su país”. El lema del magnate norteamericano “Make América Great Again” (Hacer grande a América otra vez), exacerbó los sentimientos nacionalistas y esa suerte de patriotismo psicópata que expresan sus seguidores. Hitler despertó en los alemanes la esperanza de grandeza. Trump repitió una y otra vez “Vamos a hacer algo tan grande y tan fuerte que el mundo nos volverá a respetar”.

Quizás la humanidad consideraba que horrores como aquellos despertados por el odio y el afán de poder,  no encontrarían ya cabida en el Siglo XXI. Sin embargo hoy se cuela una imagen que representa fielmente el retroceso monumental al que Trump nos ha conducido. ¿Niños enjaulados?, nos preguntamos al enterarnos de la infame noticia. Y mal que les pese a quienes creen estar del lado de la libertad, esta horrible tortura no se está produciendo en Venezuela, no; sino en ese país que se jacta de practicar la democracia para ocultar la brutal y perfecta dictadura que verdaderamente es.

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Fuente: Nueva Tribuna