Sudáfrica. Policías adiestrados para matar PDF Imprimir E-mail
Imperio - África
Escrito por Poloko Tau   
Sábado, 18 de Agosto de 2012 00:00

Sudáfrica masacre a los mineros

El hombre de la sudadera verde

Él nunca me dijo su nombre, no llegué a saberlo. No me importaba. A causa de la huelga, por prudencia, dada la situación de hostilidad y de enfrentamiento con la policía, prefirió no decírmelo. Pude verle desde lejos con su sudadera de color verde el día de la masacre. Ésta era  de colores brillantes. Color que me llamó la atención mientras me acercaba a una zona situada frente a un cercado donde varios hombres yacían en el suelo, unos muertos y otros gravemente heridos.

Mi compañero, el fotógrafo, Tiro Ramatlhatse, me dijo: "Eso se parece a la ropa de uno de nuestros contactos".

 

Me acerqué. Efectivamente, era él, acostado boca abajo,la sangre fresca le brotaba aún de su cabeza. Él no se movió, sin embargo, yo no podía creer que estaba muerto.


La policía no ha utilizado munición de guerra, pensé, pero estaba equivocado.


Las imágenes nunca mienten, pero no pudiendo acercarme demasiado cerca a los cuerpos abatidos le pedí a mi fotógrafo las fotos que había realizado, éstas eran  muy elocuentes. Al  observarlas, pude hacerme una idea de la magnitud de la masacre. Inmediatamente, sentí un escalofrío a lo largo de de todo mi cuerpo.


La primera imagen era espantosa: un hombre con un gran corte en su cráneo, mientras su masa encefálica se desparramaba por el suelo.


Mis peores temores se confirmaron cuando, a través de las imágenes, comprobé que entre los cuerpos de los mineros abatidos, se encontraba mi contacto que acababa de ser asesinado.

Treinta minutos antes, me había hecho un guiño, mientras se ponía de pie ante varios miles de hombres que desde el viernes pasado mantenían una huelga de brazos caídos. Los huelguistas protestaban por los bajos salarios y él había dicho: "no nos moveremos de aquí, no volveremos a la mina si no se negocian nuestras reivindicaciones. Preferimos morir antes que volver al trabajo".

Sus palabras fueron proféticas, 30 minutos después, una bala disparada por la policía, impactó en su cabeza.

No había hablado ayer con él. La última vez que lo había hecho fue el miércoles, detrás del cercado. Era un lugar inusual, discreto, elegido para nuestro enlace para eludir la presencia de otros medios informativos y evitar el bullicio de los huelguistas.

Ayer por la noche, su cuerpo sin vida se encontraba a unos 10 metros de donde nos habíamos conocido. Fue uno de los 34 hombres que murieron cuando la policía disparó a discreción a los mineros.

El tiroteo, que duró varios minutos, estalló cuando la policía trató de dispersar a los mineros en huelga. Mi fuente, el minero de la sudadera verde, había sido uno de los cinco representantes que los trabajadores habían elegido para negociar la resolución del conflicto.

Eran los hombres que habían bajado desde la mina Marikana, en la cima de la colina el martes para hablar con un grupo de periodistas que daban cobertura informativa de la huelga que mantenían los trabajadores de las minas de platino Lonmin.

Nos habíamos pasado nuestros números de teléfono para poder vernos y charlar sobre el conficto, sobre sus problemas y demandas. No sé por qué me eligió para ser el contacto entre los mineros y los periodistas.

Como la mayoría de los huelguistas de la colina, llevaba en la mano una lanza casera. Lo recuerdo ahora como un hombre templado, capaz de mantener la tensión existente bajo control. Era el líder más fuerte, convincente y persuasivo, no necesiba de un megáfono para hacerse oir entre los trabajadores.

No llegue a saber nada del hombre de la sudadera verde, de su vida; no sé si estaba casado, si tenía hijos...

El no quería hablar de sí mismo, el sólo quería hablar en nombre de sus compañeros, pero hoy ya él ya no puede contarnos nada. Es por ello por lo que he querido hablaros de este minero, del hombre de la sudadera verde que sólo pretendía mejorar las condiciones de trabajo de él y de sus compañeros.

 

Ver el vídeo

 

 

Nota.-Artículo original en inglés, "Cops go in for kill" traducción libre, a través del traductor de Google.

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Fuente: The Star