6 de Diciembre: Por el Derecho de la Ciudadanía a Decidir. Imprimir
III República - Manifiestos
Escrito por Unidad Cívica por la República   
Domingo, 04 de Diciembre de 2011 06:30

Constitución II RepúblicaManifiesto de 2011 de Unidad Cívica por la República (UCR)

Ciudadano, Ciudadana: El 33 aniversario de la Constitución Monárquica que aún impera en España, encuentra al país sumido en una crisis sin precedentes. Un verdadero drama humano que devasta a familias enteras.

Y hoy, más que nunca, se revela en toda su crudeza la verdad –siempre sostenida por los republicanos y republicanas- de que el sistema consagrado en dicha Carta Magna –con su Jefe de Estado a título de Rey a la cabeza- es incapaz de resolver los problemas de fondo de nuestro país. No es ya cuestión de éste o aquél partido, de ésta o aquélla organización. La cuestión –crucial- es que lo necesario para España, para nuestro país, para su gente, no es posible conseguirlo dentro del sistema monárquico que blinda la Constitución de 1978.

 Cartel  manifestacion

Hoy más que nunca aparece claro que el cambio verdadero tiene un nombre: Tercera República. Todo lo demás será volver a las mismas antes o después. Hace falta un cambio de régimen. Lo hemos dicho muchas veces y la triste realidad de los hechos viene a darnos la razón: un Estado cuya jefatura, vitalicia, es la propiedad exclusiva de una familia, es un Estado –por fuerza- que va a sufrir la corrupción (es decir: el expolio de sus recursos económicos) y va a sufrir pérdida de su soberanía nacional, pérdida de capacidad de decisión de los ciudadanos y ciudadanas, pérdida de Democracia. Hoy más que nunca, apelar a la responsabilidad -contrariamente a lo que sostienen los panegiristas de la Corona- es apelar a la III República. Y la lucha democrática por esa República, es la lucha por la Independencia y la Soberanía de nuestro país, por el Derecho a Decidir de nuestra gente. Este pueblo magnífico y, sin embargo, tan sufrido, bien lo merece.

 Lo actual no resuelve el modelo territorial, al no avanzar hacia el federalismo integrador. No resuelve lo jurídico, porque no es independiente, y ahí el caso vergonzoso, inédito, de un juez, Baltasar Garzón, procesado por investigar, con todo el derecho, crímenes contra la Humanidad. No resuelve el problema de la Iglesia, porque no la desliga del Estado. Y no resuelve, desde luego, lo social y lo económico, pues los Derechos de la Ciudadanía en estas materias, el derecho al trabajo y a la vivienda digna, a los Servicios Públicos, a la planificación, quedan sin fuerza vinculante. No son derechos exigibles por Ley, sino mera exposición de buenas intenciones. En lo político, y en resumen, la Constitución de 1978 y su Monarquía no resuelven al no apostar en serio por la Democracia. Son, de hecho, un instrumento al servicio de los poderosos, los de siempre y las oligarquías; aquellos para quienes lo mío es mío y lo tuyo, discutible. ¡Esa es la realidad del sistema de 1978 por debajo de las frases bonitas!

El problema viene de origen en una Constitución que mantiene elementos incrustados del franquismo. El primero, la Monarquía. Un Rey –multimillonario- que el 1 de octubre de 1975, aún fresca la sangre de cinco fusilados, saludaba, junto al dictador genocida, en la Plaza de Oriente a los camisas azules cara al sol y brazo en alto. Búsquese en los documentales, en Internet. Un Rey colocado por obra y gracia de Franco, el asesino puesto a su vez por Hitler y Mussolini. Ése es, guste o no, el árbol genealógico de nuestra Monarquía. Por ello, precisamente por ello, la Monarquía es un obstáculo para la justa Memoria de quienes lucharon en nuestro país contra el fascismo. Y también por ello, hemos de perseverar y aunar fuerzas en la recuperación de la Memoria Histórica en términos de Verdad, Justicia y Reparación. De condena parlamentaria del Régimen Franquista, nulidad de sus procesos, imprescriptibilidad de sus crímenes, y obligación administrativa en la localización e identificación de las víctimas. Igualmente, retirada de toda simbología y toponimia vinculada a la Dictadura y su sustitución por la de quienes defendieron la Libertad, la Democracia, la República. Porque, como en el resto de Europa; como en Francia, Italia, Alemania... no es ya cuestión de izquierda o derecha: es cuestión de higiene moral y pública. Cuestión de ser verdaderamente demócratas.

Como lo es, en definitiva, la República, la III República, y por ello, federal, laica, participativa y solidaria. Un Marco Constitucional que, más allá de los Gobiernos y las siglas, asegure siempre los derechos sociales, nacionales y humanos en sus tres generaciones (derechos políticos, económicos y medioambientales), y asegure la Igualdad, la Justicia, la Paz. Un Estado de ejercicio democrático a todos los niveles, incluido el económico y en especial. Se garantizará, entonces, la centralidad del Empleo y del Trabajo. También, de un fuerte Sector Público con protección para los elementos productivos de la sociedad y desarrollo de la Cultura y la Educación, así como de la Libertad de Conciencia y el uso racional de los recursos. Esos serán los ejes constitutivos de la República Federal Española: los netamente republicanos. En virtud de ellos y para concretarlos, de la Ciudadanía ha de ser siempre la última palabra.

¿Y quién puede negarla?, ¿quién niega la posibilidad de escoger libremente, en Referendo, entre Monarquía o República? Ningún demócrata verdadero puede. Optemos, entonces, por la Democracia. Sin miedo. Con la seguridad y la confianza de estar apostando, siempre, por una sociedad mejor y un mundo más justo.

¡VIVA LA REPÚBLICA! ¡VIVA LA III REPÚBLICA!