Manifiesto de Amadeo Martínez Inglés Imprimir
III República - Libros / República
Escrito por Amadeo Martínez Inglés /UCR   
Martes, 13 de Noviembre de 2012 04:45

 Amadeo Martínez InglésAmigos, conciudadanos españoles:

España se encuentra en estos momentos al borde de la autodestrucción pura y dura. Como nunca lo estuvo a lo largo de su ya dilatada historia.

Arruinada, desprestigiada, despreciada, envilecida, socialmente deprimida, sin rumbo fijo, en el ojo del huracán de una crisis que amenaza su propia supervivencia como Estado moderno, desarrollado, demócrata y europeo y a punto de padecer una explosión política interna que acabará sin duda con su existencia, se debate a día de hoy, dentro de un régimen caduco y corrupto que no sabe o no puede sacarla del atolladero, entre la obsoleta monarquía de raíces franquistas que todavía ocupa la Jefatura del Estado representada por un rey indigno y corrupto.

 

Rey que en los últimos años de su vida ha perdido el norte de su existencia dedicándose en exclusividad a la inanidad política y al disfrute personal de sus medievales prebendas, y un Gobierno de la derecha extrema, débil, sin ideas, cuestionado, presidido por un político incapaz, mentiroso, indeciso, pusilánime, fatuo, ensoberbecido por una mayoría absoluta en el Parlamento que utiliza como patente de corso política contra sus propios votantes y que no sólo no ha sabido reconducir el proceso, ciertamente perverso, que heredó del anterior Ejecutivo socialista sino que, con su alocada política de palos de ciego e indecisiones constantes, ha llevado a este país en menos de un año al borde del precipicio.

Pero a día de hoy, compatriotas, la SOLUCIÓN a tanto desatino, a tan funestos presagios políticos y sociales, a dos días de que se produzca una nueva huelga general (la segunda en menos de un año), a pocas jornadas de unos trascendentales comicios autonómicos en Cataluña, a pocos días también de las pasadas e importantes elecciones en el País Vasco, con millones de hombres y mujeres en las calles y plazas de toda España pidiendo a gritos (de momento, sólo a gritos) pan, trabajo, justicia y dignidad, con las arcas del Estado vacías a perpetuidad, con la moral colectiva de un pueblo que no quiere ser esclavo financiero de nadie bajo mínimos, con el odio creciente de los ciudadanos hacia una clase política enana, torpe, egoísta y servil que vegeta en sus escaños y de lo único que se preocupa en su bien blindado Parlamento (defendido por miles de policías) es de su tablet de última generación y de su abultado sobre mensual, y a pesar de un Gobierno desbordado e inútil que lo único que sabe hacer (aparte de facilitar y abaratar el despido de millones de trabajadores) es pedir cada pocos días miles y miles de millones de euros a Europa a un interés ruinoso que está hipotecando el bienestar e, incluso, la simple supervivencia de nuestros hijos… EXISTE, CLARO QUE EXISTE. Pero una solución que solo podrá venir de la mano de una oportuna y contundente reacción del pueblo soberano, cambiando el régimen político corrupto que nos asfixia y propiciando la refundación de este Estado en muerte cerebral que nos está contagiando sus virus de depravación y muerte por otro que sepa inocularnos ganas de vivir, de soñar, nos aporte elevadas dosis de esperanza y cree trabajo y dignidad para todos los ciudadanos. En una palabra, amigos. La solución a nuestras desgracias, existe. Sin duda. Pero me temo que no podrá fructificar y crecer sin una previa revolución en toda regla; pacífica y dentro de los cauces legales y democráticos… pero revolución al fin y al cabo.

Alguien podrá pensar, y está en su derecho, que lo que acabo de decir son sólo palabras, ni siquiera bellas o esperanzadoras sino sólo oportunistas y demagógicas. Y pronunciadas por el clásico “salvapatrias”, militar por supuesto. Allá cada cual con sus siniestros juicios de intenciones, que el horno no está para bollos. Yo, en estos momentos de zozobra y preludio de verdaderas desgracias por venir (a nadie con dos dedos de frente se le puede escapar que el año que viene puede ser terrorífico desde los puntos de vista social y político) tengo las cosas muy claras (la historia y los años me han enseñado mucho) y me reafirmo en mis sinceras consideraciones. Y os pido, sin tener ningún derecho para hacerlo, que asumamos y hagamos que otros (los actuales e ineptos gobernantes todavía en el poder), por las buenas o por las menos buenas, asuman lo más pronto posible las tres premisas que pongo a continuación y que considero (estoy abierto a todas las sugerencias, al respecto) son absolutamente ineludibles, totalmente “sine qua non” para, en una pacífica y democrática revolución que tiene que llegar si queremos sobrevivir, cambiar de rumbo al país, reconvertir el actual proceso suicida en el que nos encontramos los españoles en otro que nos separe poco a poco del borde del precipicio. Son éstas, amigos:

  • Abolición inmediata del Régimen político que impera en España desde el inicio de la transición del franquismo a la democracia (monarquía juancarlista).
  • Refundación urgente del Estado actual que, con miras a un futuro federalismo/confederalismo de corte europeo, contemple una total reorganización administrativa y política del llamado “Estado de las Autonomías” y sea capaz de dar cumplida respuesta, desde el escrupuloso respeto a las distintas naciones y pueblos que integran el Estado español de hoy, a las actuales (y de momento legítimas) apuestas independentistas que están ahora mismo sobre la mesa. Apoyadas y aleccionadas por un sentimiento de frustración y desafección en relación con el poder central del Estado y del que tienen buena culpa los ineptos y prepotentes políticos de los dos partidos mayoritarios que han gobernado este país durante decenios.
  • Puesta en marcha, con un carácter absolutamente perentorio, de una nueva estrategia económica y financiera que, adoptando incluso iniciativas propias de la denominada “economía de guerra” o “economía de salvación nacional”, inicie la salida del país del marasmo económico y financiero en el que se encuentra, ataque de verdad el monstruoso paro que padecemos implementando para ello inversiones públicas y nacionalizaciones de empresas esenciales, regulando si es preciso salarios y rendimientos del capital absolutamente escandalosos a día de hoy, y ponga las bases, con Europa o sin ella, de una verdadera y vital reacción nacional.

 

Por todo lo que acabo de exponer, estimados amigos y conciudadanos, y para poder poner en marcha el proceso urgente que pueda regenerar este país manifiesto lo siguiente:

“En bien de la nación española, de sus ciudadanos, de su perdido bienestar, de la libertad, la justicia, la paz y la democracia, exijo la inmediata abdicación del rey de España Juan Carlos I, por indigno y corrupto, y la urgente apertura de un proceso constituyente, controlado por el pueblo y sus instituciones democráticas y sociales, que abra los cauces necesarios para poder restituir al pueblo español el legítimo régimen republicano traicionado, atacado, y finalmente masacrado, por la rebelión militar franquista del 18 de julio de 1936”.

 

Pues esto es lo que hay, arruinados y deprimidos habitantes de esta España que se nos muere, mientras disfrutamos todavía (los que pueden) de puentes festivos y sesiones interminables de fútbol, botellones y macrofiestas asesinas. Y mientras Gobierno y Oposición (son los mismos perros con distintos collares) se ponen de acuerdo, una vez más, para evitar que mendigos, desahuciados, pensionistas, parados, prejubilados, cabreados, víctimas futuras de ERE,s y demás colectivos peligrosos en el corto plazo, se echen a la calle, no de huelga que ellos siempre lo están, sino con bates de béisbol y navajas barberas en busca de yugulares que cortar.

Estamos en una grave disyuntiva nacional, en una bifurcación de caminos histórica, en una encrucijada letal para nuestro futuro y el de nuestros hijos. Y es ésta: O Revolución (pacífica de entrada, democrática, digna, legítima, de Derecho…) o el Caos.

Elijamos bien y pronto porque el tiempo que tenemos por delante, como siempre ocurre en estos casos en los que los pueblos, perdido el norte, se encuentran a merced de los vientos de la historia, es escaso. Yo, desde luego, lo tengo claro y como pienso, y no creo que me equivoque, que ni el regio suegro de Urdangarin y exitoso cazador en Botsuana, señor Borbón, se va a ir por propia voluntad de La Zarzuela, a pie firme (está muy cojo el pobre), banderas al viento y alabarderos marcando el paso legionario (sin cabra, obviamente) ni que el indeciso Rajoy vaya a dejar de gobernar a golpe de titular de telediario… lo prudente, sensato y plausible es abrazar con ahínco la primera de las soluciones que antes he señalado. O sea, la Revolución pura y dura que, a pesar de las connotaciones históricas negativas que sin duda arrastra, es una opción legítima y democrática si todos, o casi todos, los ciudadanos de una nación se ponen de acuerdo en que hay que cambiar el sistema político que sufren y ni las leyes (que ellos no han hecho, evidentemente, sino gentes que han militado en la dictadura precedente) ni los guardias de la porra (también mandados por los de antes, vestidos de demócratas advenedizos) les dejan.

¡Pues hala amigos! De momento a la huelga y a protestar en las redes sociales, plataformas de Internet, periódicos digitales y demás medios libres de comunicación. Que pronto llegará, tiene que llegar, debe llegar, si este pueblo no es tonto y cobarde en demasía (que yo creo que un pelín sí que lo es, sin que se me enfade el personal) el “día de la ira social”. Una jornada festiva, y que no tiene por qué ser violenta, en la que todos (o casi todos) los ciudadanos de este país digamos: ¡Basta ya, hasta aquí hemos llegado! Los inútiles y los chorizos a la cárcel y los demás a trabajar y a luchar por un mundo mejor. En paz, libertad y verdadera democracia…

Jornada de lucha pacífica en la que, desde luego, y lo digo comprometiendo desde este momento mi palabra de honor castrense, este militar e historiador piensa estar (salvo que el antiguo TOP franquista me tenga a buen recaudo en prisión para que no siga dándole caña al Borbón de marras). Por supuesto en primera línea de fuego, donde suelo estar desde hace muchos años y donde siempre silban las balas, aunque afortunadamente no siempre se muere. Y donde, eso sí, siempre te encuentras personas dignas que quieren vivir de pie, con la libertad y la justicia como metas de su vida.

¡Viva la III República Española!

 

Fdo: Amadeo Martínez Inglés.