Ignacio González “Si queremos una sociedad justa habría que eliminar lo inmoral, y la monarquía lo es” Imprimir
III República - III República
Escrito por Jaime Noguera   
Domingo, 11 de Junio de 2017 03:50

Un restaurante abierto desde 1964 y en cuya puerta ondea orgullosa una bandera republicana. Un local decorado con parafernalia comunista que, además de ofertar una suculenta cocina, alberga una logia masónica muy transitada. Un republicano de izquierdas que admite que le gusta parar en Casa Pepe a comerse uno de sus bocadillos y que se pregunta qué es lo que hace de algunas vaginas nazcan lacayos y de otras príncipes. Visitamos el Mesón Huesca en  Málaga “la roja” y esto es lo que vivimos allí.

Un amigo me ha recomendado visitar el Mesón Huesca, en Carranque. Me ha dicho que es muy pintoresco, y compruebo que tiene razón cuando, al llegar frente a la puerta, me veo deslumbrado por una bandera republicana ondeando en un mástil. Entro en establecimiento y observo sorprendido la decoración. El de estilo retro, con el techo tapizado con una sorprendente colección de cajas de los mejores tabacos cubanos. Hay alguna foto que otra del Ché Guevara, un busto suyo, banderas republicanas, rifles, libros, una estatuilla de Mao y una bandera cubana. La cosa promete. El dueño no está todavía pero llegará pronto, me avisa la simpática camarera. “Espero”, le digo y voy a sentarme fuera. Lo único sé del restaurante es que se fundó en 1964 y que las especialidades son el cochinillo y el buey. Su logo me parece bastante curioso.

Nada más ver a Ignacio González me da la impresión de estar frente a Meat Loaf, pero a la malagueña. Llega y antes de entrar se pone a subir cajas a una furgoneta. Cuando ha terminado, se despide del conductor y se acerca a mi mesa, donde le espero con un par cervezas artesanales ya en el fondo de mi estomago. Le propongo hacerle la entrevista allí mismo. Hace un día excelente en Málaga y en su terraza se está la mar de bien. Sin embargo, una moto que pasa cercana lanzando un quejicoso petardeo me hace cambiar de idea.

“Mejor dentro”, musito. “Vamos arriba” me dice. Subo con él unas escaleras y abre la puerta de lo que parece su oficina o un simple almacén. Nada más lejos de la realidad. Al entrar me encuentro con los muros llenos de simbología masónica.

La escuadra, el compás, el Ojo que todo lo ve… Me he dado de bruces con una logia. Nunca antes había estado en ninguna, e impresiona. No puedo evitar que me asaltan imágenes de Eyes Wide Shut y pienso en la manía que tenía Franco con los masones. Si estuviese aquí ahora mismo, le daría un síncope. Bueno, y a mí al verle, claro. Ignacio y yo nos sentamos a hablar y pegamos la hebra durante una hora.

Strambotic.- ¿Qué hace una bandera republicana en la puerta de tu restaurante?

Ignacio.- Me siento republicano, vivo en un país libre y esa bandera está autorizada.

S.- Hay locales que hacen apología del régimen franquista y no son amonestados o cerrados. ¿A qué crees que se debe?

I.-Vivimos en un país muy tolerante y muy respetuoso. Como tiene que ser. Ningún problema. A mí me encanta ir a Casa Pepe. Ponen unos bocadillos de jamón estupendos.

S.- Sí, pero hay muchos bares “fachas”, que colocan el aguilucho y al Caudillo por todas partes y tan tranquilos. En cambio, parece que no sucede lo mismo con los símbolos republicanos. ¿A qué crees que se debe?

I.-Quien se manifiesta es porque lo necesita. Cuando eres de izquierda, no te hace falta. Lo eres y ya está.

S.-¿Eres rojo, republicano, de izquierdas…?

I.-Yo intento ser de izquierdas. Pero es un intento diario. Es muy complicado. Lo tienes que ser todos los días. La derecha lo tiene todo más claro, tienen sus dogmas, su guión y de ahí no se salen. En cambio, no es fácil ser empresario, hombre de izquierdas, masón y republicano.

S.- ¿Y cómo lo haces?

I.-Siendo honrado. Pero la honradez no es patrimonio de la izquierda. Hay gente honrada de derechas y de izquierda. Lo que tengo claro es que se puede ser extremista. Tampoco hay que ser tibio ni moderado, por el bien de los más débiles. Si el estado trabaja para que las grandes fortunas sean más ricas y al pobre se le tiene callado con pequeñas ayudas para que no se le revolucione, vamos hacia el caos. Creo que habría que igualar las fuerzas en la balanza. La libertad no se ejerce cada cuatro años, habría que ejercerla todos los días. Los ayuntamientos deberían llamarse “casas del pueblo”. Y de excelentísimo, nada. Hay que llamar a las cosas como son. El excelentísimo es el pueblo, el ayuntamiento es la casa del excelentísimo pueblo.

S.- ¿Y el gobierno?

I.-El gobierno es la representación del pueblo para repartir la plusvalía que genera el pueblo lo más justamente posible.

S.- ¿Vivimos en una democracia?

I.- Estamos en una democracia… si “democracia” es votar cada cuatro años y que las instituciones se conviertan en lo que son y no haya un fin para hacer feliz al ser humano. Yo creo que las instituciones  están para hacer felices a los seres humanos y no para atosigarlos. Aquí casi todo el mundo quiere ser funcionario, pero para ser felices ellos, no para hacer felices a los demás. Los seres humanos no somos fraternales, y eso es un gran problema. La fraternidad es el patito feo de la libertad y la igualdad. Los estados se llenan la boca con la palabra “fraternidad” y crean hasta ministerios de igualdad. La fraternidad se la dan a la iglesia católica para que la maneje en forma de caridad. Ahí tenemos un gran problema. La caridad viene de arriba hacia abajo, la fraternidad es horizontal.

 

S.-Estuviste tres años en Cuba, trabajando como asesor en el Hotel Nacional.

I.-Fui allí a enseñar y me di cuenta de que no tenía de idea. Al final el que aprendí fui yo.

S.- ¿Eras comunista cuando fuiste a Cuba?

I.-Yo he sido más fidelista que castrista. Nunca he sido comunista ni he pertenecido al PCE ni a IU. Mi vida política siempre la viví en el PSOE, hasta que nació Podemos y con unos compañeros creamos el Círculo Podemos de Churriana. Ahora pertenezco a esas siglas.

S.-¿Siendo republicano, qué piensas de que Undargarín haya acabado en Suiza?

I.-Lo que piensa el 99% de la población de este país. Que esto ha sido un pitorreo. El emérito se ha ido de rositas y tiene a todos sus primos muy bien situados. Lo que yo me pregunto es por qué el coño de una mujer pare lacayos y el de otra, príncipes.

S.- ¿Y no se ha pegado la monarquía un tiro con la boda entre Felipe y Letizia? Por lo menos la borbónica. Hay dos princesas y el rey o la reina que venga tras una de ellas podría llevar un apellido “plebeyo”. Si no cambian el apellido de orden, que ahora se puede.

I.-Mucha culpa de esto la tiene el PSOE de Rubalcaba y como gestionó esa transición dinástica tan rápida que hubo… pero ya no hay nada que hacer, nos lo tenemos que comer. Mantener la voluntad de Franco.

S.- ¿Te parece comprensible que, con la que está cayendo en cuanto a corrupción e injusticia, no haya una nueva movilización tipo del tipo del 15M? ¿O es que la mejora de la economía convierte al pueblo en conformista?

I.-Hay barcos naufragando frente a las costas del Sicilia, el atentado de Manchester…La gente aquí piensa “virgencita, que me quede como estoy” y “esto que tenemos es lo menos malo”. La lista de espera en sanidad es de ocho meses, pero me atienden, los supermercados están abastecidos… La situación del país no es nada grave. Ahora, vergonzosa políticamente, sí. El mismo presidente podría ser presidente de la república, por ejemplo, y podríamos tener menos coches oficiales, o ninguno.

S.-¿Es más cara una república que una monarquía? Algunos así lo afirman. 

I.-Por cuestión económica sería mucho más barato organizar la” feria de la prostitución” que la Semana Santa. En lugar de tronos sacaríamos “chicas” y se ganaría más pasta. Pero ¿no existe la moralidad?  No se puede juzgar todo desde el punto de vista económico. Si queremos vivir en una sociedad justa habría que quitar lo inmoral, y la monarquía lo es. En pleno siglo XXI, tener una dinastía que dirija una sociedad, no representa una justicia moral. Quizás sea la persona más preparada, pero votemos un rey cada cuatro años, y le ponemos una corona y todo. Y a estos otros señores les ponemos un castillo en Ibiza y que la gente vaya a verles y se saquen fotos con ellos. Que coticen y no pasa nada. El mejor rey que ha tenido España ha sido Alfonso XIII, cuando se fue.

S.-¿Qué opinión te merece el actual monarca?

I.-Es un currito, alto, habla mejor que el padre. Lo está haciendo bien. Seguramente si le conociese en persona me caería hasta bien. Pero es anacrónico. España necesita una tercera república como el comer.

S.-¿Oye, y qué diantres hace una logia masónica en un restaurante?

I.-Es un templo consagrado donde nos reunimos los masones. Lleva aquí diez años. En este espacio trabajan el Gran Oriente de Francia, la Gran Logia de España, el Capítulo Rosacruz…

S.-¿Y qué hacen los masones?

I.- Los masones son personas que trabajan para mejorar la sociedad. La masonería como institución no hace nada. Son las personas. Está llena de personas que han sido iniciadas,  como en las escuelas filosóficas griegas. No se habla de fútbol, de religión ni de política.

S.-Y entonces de qué habláis?

I.-Te aseguro que de un montón de cosas.

S.-¿Qué tipo de gente viene?

I.-Muy buena gente.

S.-He visto que tienes algunas fotos de Gloria Fuertes colgadas en la pared. 

I.-A Gloria Fuertes le daban un miedo terrible los aviones. Veraneaba en Benalmádena y le encantaba venir a comer al restaurante. Yo era un adolescente, y la recuerdo como  una mujer muy auténtica. Recomiendo, por cierto, su poesía para adultos, poco conocida.

S.- ¿Y este tipo barbudo con el que posas en esta foto? 

I.- Es Fidel Castro… Díaz Balart. El hijo primogénito de Fidel Castro. Físico nuclear.

Ignacio aprovecha que me ha dejado mudo para irse a la cocina. Hay gente que quiere comer, claro.

Durante la siguientes dos horas pruebo su morcilla de Wagyu, un foie de pato que me provoca visiones crísticas y una carne de buey que ha estado veinte días en la cámara y a la que dan ganas de proponerle matrimonio. Todo bañado con un vino de inspiración claramente masónica.

 

Durante el almuerzo, por cierto, más de uno de los comensales ha brindado con un ¡salud y República! Yo, entre la cerveza y el vino, salgo tarareando el Himno de Riego.

Podeis conocer a Ignacio en su establecimiento de la calle Virgen de la Esperanza, en el malagueño barrio de Carranque

 

Jaime Noguera es autor de la distopia gamberra ‘España: Guerra Zombi‘.

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Fuente: Público