Revolución Social, pero con la República PDF Imprimir E-mail
III República - III República
Escrito por Ramiro Alvarez Hernandez / UCR   
Sábado, 09 de Julio de 2016 03:20

España se encuentra hoy en una situación por demás triste y angustiosa. Prodhon en su obra del progreso, dice: "Cada pueblo tiene el gobierno que merece tener", y en verdad observamos lo que sucede en nuestro país, no podemos estar más de acuerdo con la cita del filósofo francés.

¿Qué pueblo a quién los gobiernos hubieran engañado, explotado, calumniado como a nosotros, no se levanta y arrojan del poder a los infames corruptos y mentirosos?¿Que pueblo, a no ser el nuestro, pudiera sufrir un gobierno y políticos corruptos que representa la reacción como el que pretenden regir nuestros destinos y nuestras vidas?.

 

En España la vida se hace imposible, esto no sólo lo comprende todo el mundo sino que todos lo ven con claridad.

Por eso se impone necesariamente una revolución social, un poderoso impulso político de los ideales republicanos, incluidos partidos, columna y base del edificio político.

No sirve que nos lamentemos en las calles, en nuestros puestos de trabajo, no sirve que lancemos frases duras contra nuestros gobernantes o políticos; es necesario en mi concepto estudiar y analizar bien las causas de lo que sucede y tratar de poner remedio pronto y eficaz al mal que nos agobia; a la enfermedad que lentamente nos mata o nos convierte en idiotas, tontos o imbéciles.

Al lugar donde las cosas han llegado, se hace necesario una razón definitiva, si esa afirmación no fuese moral como la antigüedad lo fue política como lo ha sido en la edad media, ha de ser social porque hasta la época actual el bien que no ha podido hacerse por la evolución se ha realizado por la fuerza, y donde la fe no alcanza viene a realizarlo la ley.

Por eso la revolución ha de ser social y profunda para que pueda ser duradera y definitiva la forma de gobierno que de ella surja. Sin la igualdad social, la igualdad política no es más que una palabra, el sufragio universal una contradicción.

Si lejos de esto se intenta reemplazar un fanatismo por otro, si el culto de los santos sucede el de los santones, si a la coacción moral eclesiástica sucede la coacción material política, si no hacemos de modo que de la revolución surja una verdad política, inmutable y eterna, entonces no habremos adelantado nada; cada líder político se convertirá en tirano, en reyezuelo, y solamente habríamos cambiado el nombre; pero habríamos dejado la cosa igual.

Esto es lo que sucede hoy a los partidos republicanos españoles; tiene también santones y esto es lo que debíamos evitar a toda costa.

Yo desearía ver agrupados a todos los republicanos; pero agrupados y cobijados bajo una misma bandera, con un programa expresión de la única verdad política, porque una es la verdad; las demás podrían ser nociones que a ella se aproximen más o menos; pero la verdad es una y no puede ser más que una y única para todos.

La verdad, los derechos individuales, la familia, la propiedad, la libertad, la conciencia, son el fondo del problema social, forman la base de la inviolabilidad humana, la confusión, el error han llegado a su término y es preciso en nombre de tan sagrados intereses, una afirmación de verdad política se ponga al frente del cambio social que trata de confirmarse

La verdad, no está contenida sino en el programa republicano; por eso ruego a todos que analicen con detenimiento el problema actual, que busquen la verdad y se unan, porque unidos triunfamos todos.

Si nos encontramos en situación tan crítica los españoles, es porque los partidos políticos , sarcófago de la verdad, no ha hecho más hace algún tiempo que realizar política personal sin preocuparse que es necesario dar forma a esa verdad, enseñarla a todo el mundo, porque al fin la verdad se impone a todas las inteligencias.

Espero y tengo fe en la República; creo que los partidos republicanos han de cumplir con su deber moral y político.