Un camino para no conmemorar el 14 de abril PDF Imprimir E-mail
III República - III República
Escrito por José Juan Hernández / UCR   
Miércoles, 13 de Abril de 2016 05:08
Otro año más llega el aniversario de la proclamación de la 2ª República. Por todo el país brotan actos, generalmente no muy numerosos, que miran atrás con pasión de pasado y frustración de futuro.
Hablando de pasiones frustradas, me resultó enternecedor un momento concreto de un programa de Salvados dedicado a los esclavos del Franquismo. Fue protagonista un señor de 99 años espléndidamente lúcido, Luis Ortiz, que cuando Jordi Évole le preguntó por su mayor anhelo, con un resorte que impidió al presentador completar el cariz de su pregunta, le espetó, ilusionando el gesto: “me gustaría ver antes de morir la 3ª República”.
Entrañable, desde su previsible horizonte vital, tal derroche de entusiasmo. Y no pude evitar acordarme, creo que no es la primera vez que lo hago en este blog, de la celebre frase del Cantar de Mio Cid: “que buen vasallo si hubiese buen señor”.
 
Sí, los hipotéticos señores de la causa republicana, mucho de ellos juancarlistas marchitos en proceso de reconversión a un felipismo compiyogui, consideran esta lucha, desde hace muchos años, por no decir siempre, no prioritaria. Es una excusa miserable y cobarde para la postergación sine die. Recuperar la dignidad arrebatada siempre es prioritario. Y el acto más indigno del siglo XX en España, fue la sublevación militar fascista de la que yo llamo “la 18 de julio, la banda terrorista más criminal de la historia de España”. Consecuencia directa de ese crimen, fue la muerte de la 2ª República y la restauración de la monarquía borbónica en la persona de Juan Carlos I por el líder de la banda: Francisco Franco.  Los, o bien débiles mentales, o los maliciosos, intentan vender la idea de que la monarquía se legitimó al estar incluida en el todo o nada, con las bayonetas pinchándonos el culo, del paquete constitucional que mucha gente, Borbón y bandera bicolor incorporados, percibía como el único camino para salir de la más atosigante tiniebla dictatorial.
 
Obvian los defensores de esta vía legitimadora que en Italia y Grecia, tras la Segunda Guerra Mundial y la Dictadura de los Coroneles, respectivamente, ante la connivencia de ambas monarquías con el fascismo, se hizo lo democrático: que a la luz de la experiencia vivida los pueblos decidieran, consulta mediante, si querían mantener la arcaica institución o instaurar la forma republicana. En el estado español, después de ahogar la 2ª República en sangre, la razón para realizar ese referéndum era, y es, harto poderosa: el imperativo moral (aunque parece, si vemos el hipotético reforzamiento del PP, contra todo escándalo y corrupción, según las nada inocentes encuestas, que buena parte de este país padece anemia de tan necesaria sustancia). Y esa razón, entre chanchullos económicos del padre, el cuñado y la tía, ha crecido en la misma medida en que, intentando establecer cortafuegos, ha decrecido la llamada "familia real". Cuando abdicó Juan Carlos, por el encadenamiento de escándalos, el PSOE, putrefacta alma republicana incluida, quedó aún más retratado en su pleitesía. Son un partido esencial, y muy leal, del régimen borbónico.
 
En esta lucha, por desgracia, no se les espera.
 
Pero sí espero, y de manera contundente, a otros. Cuando Podemos surgió, con el morado por emblema, pensé que era un guiño a la bandera republicana. Desgraciadamente, al menos en los hechos, no es así. Para Podemos, se supone que netamente republicanos, traer la república a la lucha política, en pujoliano lenguaje, tampoco toca. Con medido cálculo hacen tibias alusiones a que si Felipe VI se  presentara a unas elecciones quizás las ganaba (lo terrible es que quizás tienen razón) en vez de junto a Izquierda Unida y otras fuerzas situar en el escenario del debate, inexcusablemente, que ya es hora de decidir, libremente, tras cerca de 80 años, la forma de estado. Son tan cautos que, como organización, más allá de participaciones individuales, no harán un llamamiento a secundar las diversas manifestaciones que se celebrarán con motivo del 14 de abril. Además siendo un lema, controvertido, de Podemos, que con ellos entra la calle en el parlamento se produce la paradoja de que los republicanos siguen, salvo excepciones, muy huérfanos en esa casa. Sólo Garzón, con su millón de votos, defiende con claridad la opción republicana. Pero creo que debería dar un paso más.


El Borbón ha convocado a las fuerzas políticas parlamentarias para dentro de dos semanas. ERC y Bildu no acudieron a las anteriores rondas. Izquierda Unida debería, en un acto de coherencia absoluto, de rechazo de facto, trascendiendo la inocua travesurilla de denominarlo ciudadano Borbón, de no acudir a esa cita. Y explicar que ya es hora de que quién reciba a los electos por el pueblo, y proponga candidato a la presidencia del gobierno, sea alguien que tenga esa mínima condición similar. Igual, con ese pequeño paso, aunque de entrada habría que aguantar el chaparrón mediático, se empezaría a abrir una brecha en la que quizás pronto arrimaría el hombro Podemos. Y quién sabe, quizás Luis Ortiz, esclavizado por el abuelo político de Felipe, con sus casi 100 años llenos de vitalidad, vea, al menos, que el demorado asunto que le ilusiona, con tanto tiempo de retraso, entra en la agenda. Y se empieza a transitar el camino de la nueva fecha, la que nos lleve a no conmemorar, con nostalgia de futuro, el 14 abril.

 

Artículo también publicado en la página personal del autor: El Blog de José Juan Hdez