Las elecciones y el maltrato animal PDF Imprimir E-mail
Cultura - Cultura
Escrito por Julio Ortega Fraile   
Jueves, 21 de Abril de 2011 00:00

Tortura, ni arte ni cultura ¿Cómo votar a unos políticos que, ejerciendo gobierno u oposición, gestionan un País en el que la explotación, la tortura y el asesinato son crímenes que la ley regula y consiente? Podría hacerlo si me consolase pensar que a mí, en razón de mi especie, nunca me desollarán para vestir a otro, ni me van a llenar las vísceras de plomo por un trofeo, no me clavarán banderillas y lanzas en nombre del dinero o de la tradición, y jamás me pondrán una inyección letal por estar abandonado. Podría votarles sin remordimientos si me trajese sin cuidado el sufrimiento y la muerte de esos que nunca seré, los animales no humanos. Pero no es así.

 

El hombre normalmente no mata animales no por crueldad, sino por negocio o diversión.  Para eso aparta de si conscientemente lo que la ciencia y la ética dictan: que los animales comparten con nosotros un sistema nervioso sensible y que todos somos dueños de nuestra vida. Dar cobijo legal a tal iniquidad es una depravación de la que tenemos demasiados ejemplos en la historia. Cuando veo un camión de camino al ruedo, al matadero o al circo, con el rótulo "Transporte de animales vivos", no puedo evitar la imagen de otros convoyes convertidos en "Transporte de judíos".  Nuestras "diferencias" para justificarlo no son más dignas que las suyas.

Supongamos – que es mucho suponer – que nuestros políticos se preocupan realmente por la vivienda, el empleo, la sanidad, la educación, la investigación, etc. ¿Es suficiente con eso? ¿Debemos de ignorar que en lo que al trato de los animales se refiere vivimos en un campo de exterminio legal, educando en ese entorno a nuestros hijos y transmitiéndoles que el tormento extremo de los más débiles y desprotegidos es una herencia cultural y económica honesta?

Señores políticos, ahora que llegan las elecciones, no escojan una "democracia" degenerada en la que la justicia, la igualdad y la libertad son sólo patrimonio de una especie, y dejen de otorgar indiferencia y desprecio en sus programas a unos animales maltratados y asesinados por conductas legales, o que aún siendo ilícitas suelen quedar impunes. Quien además de trabajar en las áreas habituales cuya importancia nadie niega, demuestra también interés por acabar con la tortura y muerte de estas criaturas, está aportando con ese enriquecimiento en su ideario un bagaje mayor que el de aquellos que consideran que los animales son sólo eso, "animales", una cínica coartada que al convertirlos en meras herramientas les niega cualquier derecho fundamental y perpetúa su dolor. Tengan sensibilidad e inteligencia, y por qué no, redaños también, para dejar de ser cooperadores con su silencio de tanto abuso. Tal vez, se asombrarían al comprobar el apoyo social que tendría la erradicación de la violencia en sus programas.

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Fuente:

www.findelmaltratoanimal.blogspot.com