El director Benito Zambrano afirma que no podía dejar de contar al espectador la situación de terror y el nivel de tortura en la post-guerra. “Quería que el espectador viviera una bajada a los infiernos, porque aquello fue un infierno, sino hubiera tenido la impresión de contar una historia con guante blanco”.

En el año 1940 había alrededor de unos 500.000 presos políticos en las cárceles y se respiraba un ambiente de auténtico terror. El director asegura que quería sobre todo transmitir esa sensación de opresión y miedo. La gran mayoría de las mujeres presas, que eran analfabetas y pertenecientes a la clase obrera, se hicieron conscientes políticamente en la cárcel, al ser testigos y víctimas del horror. “En la cárcel las mujeres se enseñaban las unas a las otras y se apoyaban. Las comunistas y las anarquistas debatían y hablaban de política, mantenían la lucha. Cosa que fuera de la cárcel no era posible de la misma manera”, asegura. “Yo sí creo que en esta vida es necesario comprometerse, si no tomas partido la vida lo tomará por ti”, añade.

Zambrano opina que la post-guerra y la guerra civil es el acontecimiento histórico más importante acaecido en España en los últimos cien años, por lo que ve natural que sea un tema recurrente en nuestro cine. Historias que no hay que dejar de contar para poder aprender de ellas y que no se vuelvan a reproducir. “Tenemos un pasado que todavía hoy transciende en nuestras vidas. Me preocupa hacer buenas historias. Lo que tenemos que hacer son buenas historias, da igual la época y aprender de las películas anteriores.”

Para poder aventurarse en tan costoso proyecto el director tuvo que encontrar la manera de contar esta historia. Pese a que la novela de Dulce Chacón le sirvió de guía, también fue necesario un exhaustivo proceso de documentación, entrevistándose con mujeres que sufrieron en su propia piel aquella época. "Necesitaba entender que había pasado, para ello era necesario meterse dentro de cada personaje y transmitir lo que fue aquello. Uno no hace todo el cine que quiere y cuando quiere, sino cuando siente que puede hacerlo, hasta que encuentras una manera de contar la historia".

Con esta película no cabe duda de que las actrices protagonistas, Inma Cuesta y María León, se posicionan muy ventajosamente con respecto a las próximas nominaciones de los premios Goya. Ambas confiesan que se sintieron hermanadas al minuto de empezar a trabajar juntas, una química que se puede percibir en la película.

La gran revelación ha sido sin duda la actriz María León, más conocida sobre todo en el ámbito de la televisión. Ella misma define a su personaje como “generoso, inocente y con muchas ganas de vivir” y agradece infinitamente la oportunidad que le han brindado con este “personaje bombón” con el que ha disfrutado mucho, pese a que a la vez le ha requerido una gran esfuerzo de intensidad dramática para poder interpretarlo. Algunos ya hablan de que podría ser nominada al Goya a la actriz revelación.